sábado, 17 de diciembre de 2011

¡Aquellos Diciembres que nunca volverán!


¡Campanitas que vais repicando,
Navidad vais alegre cantando,
y a mi llegan los dulces recuerdos
del hogar bendito donde me crié!

¡De aquella viejita que tanto adoré.
Mi madre del alma que no olvidaré!

¡Oh, que triste es andar en la vida,
por senda perdida lejos del hogar.
Sin oír una voz cariñosa
que diga amorosa: Llegó Navidad!

¡Ah...la Navidad. La época más feliz del año. Tiempo de regalos, reuniones familiares, fiestas, posadas, despedidas de año en los lugares de trabajo, abrazos, besos, bolos fondiados en las calles, incendios, uno que otro cipote quemado por los cohetes, harta comida y ríos de vino y licor.

¡Como extraño las navidades en El Salvador! La nostalgia y la melancolía me embarga cuando recuerdo las navidades de mi niñez. Mi mente se remonta a esos días tan hermosos cuando mis padres me llevaban al centro de San Salvador a ver en las vitrinas los juguetes que Santa Claus o el Niño Dios me traería si me portaba bien. Recuerdo que empezábamos nuestro recorrido nocturno de las “Noches de Compra” por los almacenes París Volcán, Schwartz, Kismet, Siman, el Punto Rojo, Bigit Hnos., Sears y muchos otros que ya no recuerdo los nombres. En todos ellos se oía música navideña, como “Blanca Navidad”, en la voz del Crooner Bing Crosby.

I’m dreaming of a white Christmas,
Just like the one I used to know.
May your day be marry and bright.
And may all your Christmasses be white


O la de Rudolph, el Reno de la nariz roja.

¡Rudolph, the red nore reindeer
had a very shiny nose.
And if you ever saw it,
you would ever see it glow!

Luego pasábamos comprando la canasta navideña a la Abarrotería “El Cochinito”, llena de toda clase de abarrotes importados , uvas y manzanas, y sin faltar-por supuesto- un par de botellas de licor para el brindis navideño. También pasábamos a los puestos de adornos navideños que ponían frente al Hula-Hula para comprar aserrín de colores, pellejo y musgo de árbol, cabello de ángel, y alguno que otro pastorcito o viejito de barro con la cabeza de algodón para adornar el nacimiento que ponía mi abuelita todos los años en el patio de la casa debajo del palo de guayabas.

Le quedaba bien bonito, pues le ponía toda clase de adornitos. Hacía una ciudad de Belén completa. Con su laguito hecho con un espejo de pared, sus casitas de cartón pegadas con engrudo, sus soldaditos romanos, sus ovejitas, sus Reyes Magos con sus camellos-medio tembeleques de las patas, que ya solo eran los puros clavos-, el burrito y su buey con un solo cacho, San José y la Virgen María, y su Nino Dios que se lo habían traído bendito desde Tierra Santa.



¡Con mi burrito sabanero voy camino de Belén.
Si me ven, si me ven, voy camino de Belén.
Tuqui, tuqui, tuqui, tuqui.
Tuqui, tuqui, tuqui, ta.
Apurate mi burrito
que ya vamos a llegar!

Mi papá se encargaba de comprarme los cohetes en el Parque Libertad. Me traía morteros, ametralladoras, platillos voladores, chispas del diablo, estrellitas, papalotas y bombas que tronaban bien duro; fulminantes, silbadores, buscaniguas, volcancitos, candelas romanas; y un mortero bien grandote para reventarlo a las meras doce de la noche. También era época de estrenar ropa. Un estreno completo, pantalón, camisa y zapatos para la Navidad y el otro para recibir el Año Nuevo.

¡Se acerca la noche buena.
Ya el cielo se ve de gris.
Anunciando que el mes de Diciembre
con su nieve blanca Tráe la Navidad

Todo el mes de Diciembre era de preparativos para la cena de navidad y año nuevo. Pasábamos engordando el chompipe desde en Octubre con maicillo, arroz y orillas de tortilla. Me acuerdo que le silbábamos al guajolote para que hiciera ruido ¡Goble, goble, goble!. Antes de matarlo mi abuelita le metía un trago de Muñeco en el pico, porque decía que así la carne quedaría más blandita. Se ponía bien a pichinga; se encrespaba todo, inflaba el pecho, se le caía el moco, y el güegüecho se le ponía de todos colores
Mi hermano y yo nos peleábamos todos los años para ver a quién le tocaba el chunchucuyo.

¡Acaba de una vez de un solo golpe,
por que quieres matarme poco a poco.
Si llegará el día en que abandones,
prefiero corazón que sea esta noche.

Diciembre me gustó pa´que te vayas.
Que sea tu cruel adiós mi Navidad.
No quiero comenzar el Año Nuevo
con este mismo amor que me hace tanto mal!

La víspera de Navidad ya estaban listos los tamales, el ponche, el arroz a la valenciana, el hielo para los tragos, las Cocacolonas, las botellas de Vermouth Cinzano para los cipotes, el Rompope para la abuelita, el pan de caja Pullman de la Lido, la ensalada rusa, y por supuesto, un enorme bote de curtido y de escabeche para los panes con chumpe. Mi mamá y todas las mujeres se iban al salón de belleza desde temprano por la mañana, para hacerse un peinado estilo “Bomba”. Al regreso del salón ellas pasaban recogiendo el chompipe de la panadería a la que lo habían mandado a hornear.

¡Navidad que vuelve, tradición del Año.
Unos van alegres, otros van llorando
Hay unos que tienen todo lo que quieren,
y sus navidades siempre son alegres.
Hay otros muy pobres, que no tienen nada,
son los que prefieren que nunca llegaran!

Ya como a las siete de la noche del veinticuatro empezaban a llegar todos mis familiares a mi casa. Todos bien bañaditos y luciendo sus estrenos. Las mujeres, olorosas a perfume francés y el pelo tieso de tanta laca que les habían echado. Y los hombres bien rasurados y el cabello bien envaselinado con Glostora o Brylcreem.

El portón de la casa se abría de par en par para que entrara el que lo quisiera hacer, conocidos o desconocidos, pues era época de compartir con todo el mundo. Todos era bienvenidos, y cada quien se comía, por lo menos, su tamalito acompañado con su trago de Tick Tack, su Pílsener o su vasito de horchata.

Llegaba el maistro mecánico de la esquina, la señora de las tortillas con su marimba de bichos, el vecino de enfrente, los bolitos de la cantina , los lustrabotas del parque, los peluqueros de la barbería de al lado, los repartidores del diario, etc.
Los recogedores de la basura y el sereno también pasaban pidiendo “su navidad”.

¡Tu que estás lejos de tus amigos,
de tu tierra y de tu hogar.
Y tienes pena, pena en el alma,
porque no dejas de pensar.

Tu que esta noche,
no puedes dejar de recordar.
Quiero que sepas que aquí en mi mesa,
para ti tengo un lugar.
Por eso y muchas cosas más.
Ven a mi casa esta Navidad!

Yo empezaba a reventar mis cohetes desde temprano con un tizón de leña de la cocina. Mi papá estaba muy atento a que no fuera a encender los cohetes con algún cigarro, o que fuera a agarrar un trago, o cerveza a escondidas. Ya a la hora de la cena de Navidad todo era risas y alegría.
-¡Y que más comida para el compadre!. ¡Y que le sirvo otro traguito tío Luís!. ¡Y que vamos a seguir bailando!. ¡Y que andá decile a tu tata que se quemó un foquito de la guía del chirivisco. Que lo venga a cambiar!.Y que poné el disco de la ensalada a la Paquito Palaviccini de la Orquesta Internacional Polío!-

¡Que vuelan las mariposas
sobre su propio jardín.
Primera parte....
¡Vaya niñito...!

-¡Y que el chucho está metido debajo de la cama porque le tiene miedo a los cohetes!. ¡Y que ya no le den más guaro a Don Toño porque ya se fondeó!. ¡Y que todavía no pongan el Niño Dios en el nacimiento porque todavía no ha nacido. Hasta las doce!. ¡Y que hay que llevar a la abuelita a Catedral para la Misa del Gallo!.¡Y que no le vayás a dar fuego a la casa del vecino con los silbadores, muchachito!. ¡Y tené cuidado con los carros porque hoy todos andan manejando bolos.! ¡Y que mañana nos vamos al puerto a quitarnos la goma! ¡Y que no le vayás a quemar las trenzas a tu prima con las estrellitas!. ¡Y que poné la radio para saber que horas son!.... ¡Faltan cinco pa´las doce!.

¡Me perdonan que me vaya de la fiesta
pero hay algo que jamás podré dejar;
una linda viejecita que me espera
en la noche de una eterna Navidad!

¡Faltan cinco pa´las doce,
el año va a terminar,
me voy corriendo a mi casa
a abrazar a mi mamá!

¡La campanas de todas las iglesias empiezan a sonar. ¡Talán, talán,...talán! Son las Doce en punto de la noche ...¡FELIZ NAVIDAD! Y empiezan los abrazos, los besos,... las lágrimas...

¡Yo no olvido el Año Viejo,
porque me ha dejáo cosa muy buena.
Me dejó una chiva, una burra negra,
una yegua blanca y una buena suegra!

¡Eh, eh, eh, eh,...hay que bueno pa´bailar
Mira mulata, hay que rico pa´cantar!

Y empieza la tronazón de los cohetes por todos lados: ¡Ratata..tán, pén pén. Pún. Psssttt. Ratata..pún
pén, retetetetpénpénpén... pún . Y uno que otro saca su pistola para disparar al aire ¡Pón, pón...pón!
Todos nos abrazamos haciendo un solo cuerpo. ¡El país entero está unido en un solo abrazo!

Se oye el ¡Ring ! del teléfono. Es mi hermano desde Los Ángeles que nos llama para darnos el “Feliz Navidad”. Mi madre corre apresuradamente al teléfono para saludar al hijo ausente y darle su bendición.

De repente, la música deja de sonar y en la radio se escucha... “El Brindis del Bohemio”

¡En torno de una mesa de cantina
una noche de invierno,
regocijadamente celebraban
seis alegres bohemios...!

...¡Dejad que llore,
Y en lágrimas desflore
Esta pena letal que me asesina...!

...¡Dejad que brinde,
por mi madre ausente.
Por la que sufre y siente que mi ausencia
Es un fuego que calcina...!

...¡Por mi madre, bohemios,
Que es dulzura vertida en la amargura,
Y de mis negras noches, es mi estrella
...!

La risa se ha vuelto llanto. Las lágrimas empiezan a rodar sobre mis mejillas, y se me hace un nudo en la garganta que no me deja hablar. La mujeres lloran a moco tendido, y los hombres tratan de disimular sus emociones, pero tienen los ojos rojizos y húmedos.
-¡El poema ha llegado hasta lo más recóndito de nuestro ser!

Ya solo queda el olor a pólvora. Por todos lados se ven volcancitos de de papel periódico regado. Se ve gente en las calles caminando a paso acelerado que van a dar el abrazo navideño a parientes y amigos. A lo lejos se oye el ruido de una ambulancia que lleva algún quemado a la Cruz Roja. Los carros van pitando y corriendo a toda prisa.
Un par de chichipates en la esquina cantan desentonados.

¡Año nuevo, vida nueva.
Más alegres los días serán.
Año nuevo, vida nueva,
con salud y con prosperidad
!

Y vuelve la música a la radio. Y empiezan de nuevo las cumbias, y el Rock and Roll. Regresa la alegría al rostro de todos, y sigue el baile hasta el amanecer.

Y que deme otro pancito con pavo Niña Alicia. Me le echa bastante recaudo, por favor!. ¡Y sírvame otro trago de Bacardí, Don Neto, pero échemele menos porque el primero me lo dio bien fuerte!. ¡Y que el treinta y uno hacemos la cena en mi casa!. ¡Y vamos a abrir los regalos que están debajo del arbolito!
¿A ver, que te trajo el Niño Dios?
Y empiezan a aparecer juguetes, muñecas, ropa, y demás regalos. Las caritas de todos los niños se iluminan.
¡Mirá mamá. El carrito de bomberos que le pedí al Niño Dios me lo trajo! ¡Si mi hijito, pero no lo vayás a destruir muy luego, porque a tu tata, digo, a Santa Claus, le costó bien caro!



¡Aquellos diciembres ,
aquellos diciembres.
Aquellos diciembres
que nunca volverán!

“¡Dios mío, como extraño las navidades en mi país!”. Quién me iba a decir que esos días serían los más felices de mi vida. Y que hoy, lejos de mi querida patria, los recuerdo con tristeza y melancolía

Mis padres ya no está en este mundo para celebrar junto a ellos las navidades, pero yo se que desde el cielo me mandan sus bendiciones, y que me cuidan junto a Papá Chús.
Ojalá algún día pueda celebrar otra navidad como las de mi infancia, allá en mi querido “Pulgarcito”. Pero por ahora, solo puedo recordar como fueron “Aquellos Diciembres que nunca volverán”.

Así como “El niño del Tambor” no pudo darle otro regalo al Niño Dios más que su ¡Ratatán, tán...
Ratatán, tán...de su tamborcillo, por ser muy pobre. De igual manera, este relato es mi regalo de Navidad para todos mis hermanos salvadoreños regados por todo el mundo, para que se acuerden de como fueron las navidades en El Salvador.

Y que no olvidemos del verdadero significado de la Navidad, que es el nacimiento del hijo de Dios hecho hombre. Aquel que nació humildemente en un pesebre junto a bestias de carga, y que fue adorado por reyes que viajaron desde muy lejos guiados por la estrella de Belén. Aquel al que llevaron Oro, Incienso y Mirra.
Aquel que nos trajo un nuevo mandamiento: “Amaos los unos a los otros...”

Que la dicha, la paz y la felicidad reinen en sus hogares. Y que el Divino creador del Universo los colme de prosperidad, salud y sabiduría.

¡Hosanna, hosanna en las alturas.
Bendito es el que viene en nombre del Señor.
A nacido el Rey de Reyes.
A nacido el Niño Dios!







sábado, 10 de diciembre de 2011

¡Si todo el año fuera Navidad!


Cada vez que se acerca la navidad
Algo maravilloso ocurre en el ambiente
Es que cambia su actitud toda la gente
¡Ah…Si todo el año fuera navidad!

Se demuestra verdadera amistad,
Atrás se deja ira, odio y rencor,
Florece en el prójimo filial amor
Todo es alegría, risa y felicidad.

En los hogares surge gran actividad
Se adornan árboles con vivos colores,
De las cocinas salen ricos olores
Preparando la cena de navidad.

Se expresan deseos de prosperidad,
De paz, de amor y de virtud
Al año nuevo se brinda con ¡salud!
Por todos los seres de la humanidad.

La mentira da paso a la sinceridad,
Por doquier se escuchan villancicos
Que alegran a grandes y chicos.
Todo es quietud, paz y tranquilidad.

No existe codicia, celos, ni maldad
Pues en todos los hogares se comparte
El vino, y el pan para todos se parte,
Hasta en la más humilde vecindad.

No existe difamación ni enemistad
Todos se abrazan y se dan la mano,
Al vecino se trata como real hermano.
Existe gentileza y cordialidad.

La gente comparte sin mezquindad
Pues, en la víspera de la noche buena,
Se convida al extraño de su humilde cena,
Para que olvide su tristeza y su soledad.

Los niños adoran la navidad
Para ellos es la época más hermosa,
Es que ven el mundo color de rosa
Y esperan sus juguetes con ansiedad.

El rico, deja a un lado su vanidad
El pobre, su miseria y salud precaria,
Por la paz en la tierra rezan una plegaria
Para los hombres de buena voluntad.

El juez no hace uso de su autoridad,
Pues no existe el robo ni la injusticia,
El crimen deja de ser diaria noticia,
Pues existe respeto y honestidad.

El asesinato pierde notoriedad,
La lujuria pierde su atracción carnal,
La envidia, pierde su veneno mortal,
Los pecados desaparecen en navidad.

¡Ah, si todo el año fuera navidad
Todo el mundo se amaría!
¡El mundo entero distinto sería,
No habría guerras entre la humanidad!

Jesús, tú que naciste en humildad
Entre pastores, ovejas, burros y bueyes;
Que fuiste adorado por sabios reyes,
Hoy celebramos con júbilo tu natividad.

Yo quiero que para esta navidad
Exista paz entre todos nosotros.
Tu deseo de “amaos los unos a los otros”.
Lo convirtamos en grata realidad.

Querido Niñito Dios, en ésta navidad,
Yo, que no me considero hombre malo,
Te pido por favor un tan solo regalo:
¡QUE TODO EL AÑO SEA NAVIDAD!


Memo R. Díaz
Diciembre/2007

domingo, 4 de diciembre de 2011

MEMOrias del payaso "Chocolate".

(Don Eladio Velásquez, "Chocolate" alegrando una piñata en los años 50s)




Hace algunos días en uno de los grupos de Yahoo, donde se reúnen varios compatriotas nuestros, un miembro preguntó si habíamos oído el rumor o si sabíamos algo que Eladio Velásquez, mejor conocido en todo El Salvador como el payaso Chocolate, había sido “oreja” o "pone dedo" de los militares en nuestro país.

Honestamente yo nunca escuché ese rumor, y no se si fue cierto o solamente un chambre que le levantaron al payaso Chocolate. Pero como ya Don Eladio Velásquez falleció y han pasado casi veinte años que finalizó la guerra civil en nuestro país, realmente creo que eso ya no importa.

Lo que sí me acuerdo es que Chocolate, en su tiempo, fue el payaso más conocido, divertido y popular en todo El Salvador, y su circo “México”, no podía faltar en las ferias de las principales ciudades de nuestro país cuando celebraban sus fiestas patronales.

Chocolate fue el precursor y maestro de muchos payasos que aparecieron después, como Chirajito, Prontito, Rojito, Cañonazo, Firuliche y muchos otros que trabajaron en su circo. Era conocido porque era jayán y chabacán en sus presentaciones. Debido a ello era mal visto por aquellos que se la llevaban de “fufurufos”.


Parte de su repertorio era hacer parodias musicales, como aquella que decía así mas o menos: “Por esta pringa, ay, ay ay/ Suspira la Dominga, ay, ay, ay./ Por éste clavo, ay, ay, ay/ Suspira la Rosario, ay, ay, ay…. O aquella otra que decía: “Una mosca en la pared, en la pared, en la pared…”.


Algunas veces se disfrazaba de cura, se ponía una sotana, y era cuando más jayanadas decía. También hacía algunos trucos de magia, tenía un número de títeres, hacía fono mímica y tenía una calavera con la que hacía un acto de ventriloquía. Muchos de sus actos fueron copiados de los circos mexicanos como el del famoso ventrílocuo Paco Miller y sus muñecos Don Roque y Doña Marraqueta.


Chocolate, aunque todos lo conocían como payaso para adultos, también amenizaba piñatas para los niños, y allí no decía malas palabras. Que yo recuerde, era el único payaso salvadoreño dueño de un circo que tenía carro particular propio. Los demás payasos eran muy pobres y andaban “a pata”. Creo haber leído en alguna parte que Eladio Velásquez era primo o familiar de Salvador Salazar Arrué (Salarrué). No se si era cierto o no.

Recuerdo también que en una ocasión llegó a nuestro país el famoso circo mexicano “Ataide” y había instalado su enorme carpa en el predio baldío donde había estado la Penitenciería Nacional, sobre la calle Rubén Darío de San Salvador; y contrató a Chocolate para darle la bienvenida al público a la entrada del circo, quizás como una forma de ganarse la aceptación del pueblo salvadoreño. Fue también el abanderando del desfile del circo por las principales calles de la Capital.


Por su carpa México también desfilaron muchos artistas, como por ejemplo el enano Margarito Esparza, que había actuado en varias películas de la época del cine de oro mexicano, al lado de reconocidos artistas como Pedro Infante, Tin Tán y Cantinflas, entre otros.

No sé que fin tuvo Chocolate y su circo México, o si sea cierto el rumor que era “oreja”. Lo que sí creo es que Eladio Velásquez “Chocolate”, se merece un lugar en la historia cultural de nuestro país como pionero del arte y espectáculo circense; y maestro precursor de los payasos nacionales actuales.


Y sería una injusticia a su memoria y a su legado que lo recordemos por diferencias políticas, y no por la infinidad de horas de diversión y de risa que nos regaló a todos los salvadoreños, chicos y grandes, o que su nombre sea enterrado bajo el polvo ingrato del olvido.

A continuación agrego tres relatos de otros compatriotas con relación al tema.

Memo.
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CHOCOLATE

Fue en Cuscatancingo, 1966, cuando lo vi por primera vez.

Cuscatancingo entonces era un caserío enorme con muchas colonias de calles
empolvadas esparcidas en colinas. El Bus de la Ruta 24 era el único que llegaba
al pueblo y sólo llegaba a la entrada, enfrente del cine. Ni una sola calle era
pavimentada y las noches eran oscuras. Las proclamas municipales se daban de
colonia en colonia con un cipote tocando el tambor y un vocero leyendo la
proclama escrita en rollo como si fuese acta de independencia. Pero fue de esta
forma como se anunció la llegada del payaso Chocolate y su Circo México en la
populosa Cuscatancingo.

El circo México ya tenía años de existir, y ya era famoso en El Salvador, su
dueño y estrella del show era el payaso Chocolate, don Eladio Velásquez.
Chocolate entonces ponía el humor a la tristeza y desamparo de las analfabetas
mayorías pobres en El Salvador que lo sentíamos nuestro…, pero también Pachuco y
el hombre orquesta que amenizaba la función tenían todo el derecho al crédito.

Volví a verlo en las Fiestas Agostinas en La Campana, la Finca Guadalupe, y el
predio del Don Rúa. Entonces dejé de ser el cipotillo chaquetero y remendado que
siempre se metía de choto.

Chocolate era el payaso del pueblo, con su circo nómada México entreteniendo a
la mayoría pobretaria de los abandonados y míseros barrios del San Salvador de
los 60s. ¿Cómo iba a asistir un clase alta, u oligarca a ver ese chuco circo, o
ese bayunco payaso? Chocolate no era de su alcurnia, sino para la chifurnia que
honrosamente yo llamo mi raíz.

Pero sin TV, sin chance de entrar de choto ni al "pulgoso" a ver un triple por
la falta de cinco centavos, ver a Chocolate era un disfrute que no olvido.

Anécdota, cuento, o chambre, mi padre me aseguraba haber presenciado en los años
50s el espectáculo "más grande" que Chocolate alguna vez presentó y que le llamó
"lo nunca visto".

Mi padre me contó que lo pregonó en el barrio Candelaria a bomba y platillo por
dos semanas. El día señalado en su circo ubicado en el Mercado Belloso no cabía
ni una mosca... y llegó el momento ansiado que todos habían llegado a ver... "lo
nunca visto"... el hombre orquesta comienza a redoblar el tambor... sale
Chocolate... saluda a la multitud... les da la espalda... se agacha... se
levanta el traje de payaso y les enseña las nalgas peladas al gentío...
uyuyuyuyuy...

Chocolate era como decía mi abuela, a quien no le gustaba, "un bochinchero" por
eso terminó en problemas cachimbiando al enanito mexicano Margarito Sparza.

Tamen


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¡Ah, Chocolate, el payaso más payaso de todos!.


Vivía ahí en la 10 de septiembre, por la Venezuela, cerca de la 3 de mayo, y tenía un rotulito pequeño en la entrada de su casa: “Eladio Velásquez, Chocolate”. A veces salía en las tardes a ver pasar los carros.


La Dreyfus era una colonia todavía con calle de tierra; la Cucumacayán era de gente medio creída; el gimnasio nacional se llenaba de estudiantes; el parque Cuscatlán era para irse a “cueviar”; la ruta 8, valía 10 centavos; las gaseosas 15; y el cine, en doblazo, apenas costaba 30 centavos de Colón. Los dólares eran una rareza. Los cipotes se agrupaban en pandillas de hondilleros, las bichas no salían de su casa sin permiso.


Chocolate tenía el Circo México, Cañonazo era su ayudante y la feria se llenaba solo por ir a ver a Chocolate y sus patanadas, “una vieja y un viejo, se fueron a jugar futbol, la vieja que se desliza y el viejo que le mete el gol”. Y Chas, se daba vuelta y se ponía de culumbrón.
Chocolate, jodiendo a todo el mundo. Chocolate riéndose de los demás, Chocolate con dos funciones, una para niño, tierna y dulce, y otra para adultos, chabacana y jodarria.
Chocolate, el payaso de los pobres, su circo México era baratieri, pequeño y con asientos de madera.
El hombre Orquesta de su circo era no me acuerdo y con el andaba Pachuco.
Los bichos buscaban como meterse al Circo de Chocolate, cipotes con el culo roto o remendado,
chorriados, y Chocolate los dejaba pasar.


Mientras tener televisión era una burguesada, ir al circo de Don Eladio era una obligación, en la tele daban Chucho el Roto, un novelón tristísimo, la carpa del circo estaba rota, pero alegre.
Los lugares preferidos de Chocolate para montar la Carpa del Circo México eran la barriada de Santa Anita, la feria de Santa Ana, la feria de Agosto en San Salvador y la Feria de Mejicanos. Candelaria y San Jacinto también eran sitios populosos para tener temporada.
En el circo de Chocolate había de todo, bailarinas, trapecistas, domadores, cantantes, y hasta enanos... ah y trajo a un mexicanito que de vez en cuando veo en la tele, un tal Margarito que andaba despues de las funciones en la Praviana con su guitarrita y cantando.

También me han contado que Chocolate no solo contaba chistes sino que daba información a ... mejor no, no sigo. Vamos a perder la idea de rescatarle a la historia a un payaso a quien la Asamblea le nombró hijo meritísimo y a mí, me hizo cagarme de la risa.
De ahí viene la estirpe de los payasos de ahora. Claro, como ahora debe estar montando carpa y se va a contratar a Chirajito.


Julio Martínez.
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Eladio González, alias "Chocolate" ha sido quizás uno de los mejores payasos
profesionales que hayan vivido en El Salvador, al punto de haber sido
condecorado por la Asamblea Legislativa por su trayectoria. Un personaje
inolvidable que nos hizo reír haciendo uso de lo más perspicaz del sentir
pueblerino.

Siempre fue Don Eladio un payaso compenetrado con el sentir de los pobres, con
aquel humor que despunta de sufrimiento, ese círculo filosófico que a partir de
pobreza transmite amor. Cosa muy difícil de comandar, especialmente en un país
como El Salvador, que en esos años de actividad profesional bajo dictaduras
militares que hasta una "mala mirada" le costaba a cualquiera la vida, o sino al
menos tortura y vejámenes. Los días cuando el Partido de Conciliación Nacional
(PCN) era el partido oficial y los abusos de poder eran la norma para muchos,
especialmente aquellos que eran el tema de ese gran payaso.

Yo recuerdo cuando el circo Chocolate llegó a mi vecindario, se armó una batalla
entre los de "arriba" y los de "abajo". La admisión al circo era mínima, unos
que apenas podían pagar su entrada, pero que desde galería, disfrutaban de
espectáculos como "La Tromba Marina", "La Marimba de Mi Pueblo" y un trapecista
de tercera edad que nunca hizo mas que subirse al trapecio a llamar a todos por
su apodo en la comunidad, cantando rancheras de "mala muerte", todo desentonado
mientras todos le pedíamos que hiciera alguna pirueta: "Haz algo viejito, haz
muecas viejito…".

Recuerdo a Chocolate en sus presentaciones gráficas simulando hacer el amor con
los dedos en su gabán gritando con voz de tenor: "Raspando minuta, raspando
minuta, muchachitos…". Claro todo este populismo histriónico hizo que el
sacerdote de turno, que sustituyendo a uno mucho más liberal, organizara una
protesta formal ante el alcalde de San Salvador, en ese tiempo nuestro vecino el
Dr. Ricardo Joaquín Peralta, quien autorizó el desmantelamiento del espectáculo.

Todo aquello fue una maravillosa experiencia, Chocolate vive en mi memoria como
un personaje populista que amedrentó la amargura de gobiernos opresivos,
economías desmanteladas y corruptas y la poca ilusión de un cambio verdadero que
favoreciese a las clases sociales menos privilegiadas.

Chocolate, ese gran payaso Chocolate será un recuerdo extravagante para la
patria. Por favor, dejemos su memoria intacta, lo peor que podemos hacerle es
asociarlo con esos apasionamientos de "temor al Comunismo" que siguen
apareciendo en el horizonte luego de un derroche de arrogancia política sin
rumbo.

Marco Centeno
Chapel Hill, Carolina Del Norte
Estados Unidos

sábado, 26 de noviembre de 2011

Disfrutando a la Orquesta Platinum.

A sido una grata sorpresa para mí descubrir que en nuestro país hay una nueva gran orquesta que toca todo género musical, y que gran parte de su repertorio incluye música de las grandes bandas, cumbias clásicas, boleros, pop en inglés, música de las Buenas épocas, merengues, cha cha chás y hasta arreglos del maestro Ray Conniff con arreglos corales

La orquesta Platinum la dirige Julián Blanco de origen cubano y fue formada a beneficio del Hogar del Hermano Pedro.

¡Que lo disfruten!





sábado, 19 de noviembre de 2011

Recordando al genial "Albertico" Hernández


Hoy hace 40 años, murió Guillermo "Albertico" Hernández. Dicen que El Salvador entero lo lloró. Hasta hace unas semanas nada sabía de él. Pero cierto colega me preguntó si alguna vez escuché en YSKL las aventuras del Limpiaos Tutuy, "el más animala de todos los detectives".

Por supuesto que dije no. Sabía del Súper Chero de Radio Femenina o del más reciente héroe de ficción de ascendencia cuscatleca, el Capitán Centroamerica (de PuuuyaWeb). Incluso soy fan del héroe de los niños de guanacolandia: el Cipitío, de José Rolando Meléndes. Pero nada sabía de ese superagente secreto que gobernó los rating de audiencia radial en la década del 70.

Pues bien, justo hoy, 19 de noviembre de 2011, YSKL rinde tributo a quién fue el más polifacético artista de la radio, en la época de oro del dial salvadoreño (50-60), Guillermo "Albertico" Hernández, el Limpiaos Tutuy. Desde hoy, los radioyentes de La Poderosa volverán a escuchar algunos de los ingeniosos programas del vicentino de nacimiento.

De esta forma, conmemoran ese fatídico 19 de noviembre de 1971, cuando los medios salvadoreños anunciaban la trágica muerte del famoso personaje. "Muy lamentable la muerte del locutor Albertico", publicó El Diario de Hoy, en la página cuatro, de la edición del 20 de noviembre. La portada, también lo anunció.

Según se detalla en la nota, la muerte fue consecuencia de un balazo en la sien derecha que se disparó él mismo. Tenía 47 años y estaba en la mejor época de su vida. Suicidio, así fue calificado el deceso.

Sin embargo, una semana después, José Rubén Saavedra, uno de sus amigos y compañeros más cercanos, escribió en Diario El Mundo sus andares junto a la estrella. Él estaba convencido que Albertico interrumpió su vida en medio de una broma de mal gusto. Era adicto a las emociones fuertes.

"Él quiso bromear con Sonia (Elizabeth Aguirre) y la muerte le jugó una mala pasada. Aquella mañana del viernes, muchos creíamos que se trataba de otra 'chucanada' de 'Willie', pero era cierto", se lee en el reportaje, en la página 52, del 27 de noviembre de 1971.



Puro talento

Y es que quienes le conocieron lo describen como un hombre noble, dinámico, apasionado por su profesión, dispuesto a hacer reír hasta las piedras y con un talento irrepetible. No en balde mucho recuerdan como pasaban divertidos momentos escuchando al Ché Gambardel o al Pibe Mendoza. También cautivó con su personaje italiano Joseph Tentrachini, y ni que decir del Tutuy. Rubén Saavedra escribió para él el guión del programa Loco-Noticias, en la que Albertico hizo todas las voces de los personajes: Atarraya, Nalgaya, el Profesor Domudo, Johnny Meacuerdo y la Srta. Guacalchica, entre otros.

En las aventuras del superagente, también hizo todas las voces.

"Era un hombre increíble y muy talentoso", afirma Álex Cortez, de 72 años, quien no solo disfrutó de su arte, sino también de su compañía. Recuerda que el día de su muerte, él estaba a pocas casas de la escena del hecho, en la Colonia Centroamérica de San Salvador. Para él, fue una gran pérdida.

Su apodo, Albertico, lo ganó tras interpretar con éxito a Albertico Limonta, uno de los protagonistas de la radionovela El Derecho de Nacer, que se transmitió en 1954, por EB La Voz de Latinoamérica. Ese locutor vicentino del que nada sabía hace unos días hacía diferentes voces de hombres, mujeres, niños y niñas. También manejaba con facilidad los acentos argentino, árabe, griego, alemán, chino, japonés o mexicano. Fue el actor de radio que más hizo reír a Centroamérica el siglo pasado. Por ello, comprendo que YSKL haya decidido revivir esas andanzas y malandanzas del humor que hizo único a "Albertico". Honor a quien honor merece

Tomado de El Diario de Hoy.


viernes, 11 de noviembre de 2011

Perra suerte.

Este cuento es la triste experiencia
De un desafortunado animal.
Cualquier parecido con persona real
Es solamente pura coincidencia.

Es la vida de un pobre chucho
Que nació con mala estrella.
Su tragedia: amar una chucha bella,
Siendo él, feo, patojo y curcucho.

Firuláis se llamaba el infortunado can.
Era un humilde chucho de finca
Que feliz corría, brinca que brinca,
Por las montañas de Cuscatlán.

Su madre, una chucha aguacatera.
Su padre, un jiotoso chucho seco.
Su cuna, una caja de leche Ceteco.
Su ama -Licha Angulo- cocinera.

Un día hasta su rancho llegó
El dueño de la finca donde vivía.
Una linda perrita con él traía,
De ella, a primera vista se enamoró.

Su “pedigrí” se le notaba al verle.
Era hija de perros de alcurnia.
Firuláis, pobre perro de la chifurnia
No tenía ni un hueso que ofrecerle.

Desde que la vió, ya no comía,
Y otras chuchas ya no correteaba.
Día y noche solo en ella pensaba,
Deschavetado, el pobre animal parecía.

Al fin, de regreso a la capirucha,
Finquero y perra se tuvieron que ir.
Firuláis, de amor se sentía morir
Y decidió seguir a su amada chucha.

Se subió a un camión de la basura
Que iba a San Salvador por la Troncal .
Cuando al fin llegó a la gran Capital
No había comido ni una tortilla dura.

Por la ciudad entera se puso a oler
Tratando de rastrear el singular olor,
De aquella perrita, que era su amor,
A la cual amaba con todo su ser.

Olfateó por la Escalón y por el Centro
Por Nejapa, San Jacinto y Soyapango,
Por Apopa, San Marcos e Ilopango,
Y cansado, descansó por Metrocentro.

Por todos lados había olfateado
Tratando de encontrar la pista
De aquella, que a simple vista,
La tierra se la había tragado.

Un sarnoso perro callejero,
Que en un basurero escarbaba,
Le dijo que la que buscaba
Había emigrado al extranjero.

Casi loco y con la mente confusa,
Pero sin resignarse a su suerte mala,
Tomó rumbo norte a Guatemala,
Decidido a llegar hasta la USA.

Así, curcucho y con su pata mocha
Cruzó casi muerto el desierto de Sonora.
En su pensamiento no veía la hora
De encontrar a su chucha colocha.

Hasta Los Angeles llegó el pobre galgo,
Con la lengua de fuera, muerto de inanición.
Ladró a la puerta de una enorme mansión
Con la esperanza de ver si le daban algo.

Y cuál no sería su enorme sorpresa
Que, cuando abrieron el portón,
Subida sobre un elegante sillón,
Estaba su chucha, amarrada y presa.

Sacando fuerzas de flaqueza dice a su amada:
Hermosa criatura, dueña de mis sueños,
Por seguirte abandoné a mis dueños,
Mi rancho, mis padres y mi camada”.

Vengo a que te regreses conmigo”.
“Yo te libraré de tu atadura.
Pues no hay cadena, que por dura,
No rompa mi filoso colmillo”.

Y la ingrata le responde con desprecio:
Yo soy perra de gusto fino,
De buen comer y de buen vino.
Estoy presa por mi gusto. Ese es el precio”.

“Por mis venas corre sangre de la realeza.
Soy mezcla de Pastor Alemán y Noruego.
¡Tú no eres más que chucho aguacatero
Que solo puedes darme huesos y pobreza!“.

“Además, ya estoy acompañada.
Mi perro es un labrador muy fino.
Tú eres pobre chucho campesino,
Así que ¡vete mucho a la chingada!”.

Firuláis, con el alma deshecha,
Llorando y con el corazón roto,
Se regresa a su cantón en Suchitoto
Disparado como rauda flecha.

Y aquel, que un día fue perro garañón,
Con chuchas ya no quiso amores nuevos.
De decepción se capó los huevos
Y se volvió chucho maricón.

Así fue como el can de Licha Angulo
Puso punto final a su mal de amores.
Hoy usa peluca y faldas de vivos colores,
Y dicen que le gusta le den por...¡Apulo!.

Así terminó esta trágica novela,
Y aunque vosotros no me creáis,
Aquel perro bravo llamado Firuláis
Hoy lo conocen como...¡La Canela!.

Y se acabucho, cara de chucho

sábado, 5 de noviembre de 2011

Don Rigo Guzmán tendrá su calle.



Don Rigo Guzmán fué mi profesor de dibujo en el Instituto Nacional Gral. Francisco Menéndez en 1967, un año antes que fuera entrenador de la selección de futbol de El Salvador para las olimpiadas de México en 1968.


¡FELICIDADES DON RIGO, UN VERDADERO ORGULLO SALVADOREÑO!

Víctor Zelada Uceda twitter: @zeladauceda
Viernes, 4 de Noviembre de 2011

La frase "nadie es profeta en su tierra" es muy común escucharla. Pero hay excepciones y una de ellos es Rigoberto Guzmán, un personaje polifacético de nuestro país.

Muchos lo conocen por su oficio de pintor y caricaturista, pero también destacó como atleta, fue futbolista e incluso dirigió a la Selección Mayor que jugó en los Juegos Olímpicos de México 1968.

A sus 79 años, en Atiquizaya le rendirán hoy homenaje al nombrar la Primera Calle Oriente "Rigoberto Guzmán".

"La alcaldía de Atiquizaya decidió darme un homenaje con la conmemoración del Bicentenario en una actividad cultural donde me permitirán, a las 9:00 de la mañana, exponer 12 pinturas y diez caricaturas (entre algunos personajes "Mágico" González, Fidel Castro, Hugo Lindo y Roque Dalton)". A las 2:00 de la tarde me dedicarán el nombre de la Primera Calle Oriente", contó.

"Rigo" dijo sentirse orgulloso de haber nacido en el barrio San Juan, en 1932, en Atiquizaya, aunque a sus pobladores los llaman "malhablados" por el léxico y porque fue un asentamiento español.

"Rigo" es un artista nacional que ha dejado escuela en muchos pintores y caricaturistas del país. En la actualidad necesita patrocinadores para mantener esa chispa de creatividad.

Tomado de El Diario de Hoy.

sábado, 29 de octubre de 2011

Morrison, el maldito


El cementerio de Pere Lachaise es para los muertos lo que París para los vivos. La sombra de frondosos y centenarios árboles se proyecta suave y tranquila sobre preciosas esculturas en mármol, callejuelas de piedra labrada, preciosos jardines y tumbas que parecen palacios. Es la casa postrera de Oscar Wilde, Balzac, Chopin, Edith Piaf, Asturias y otros que de vivos fueron grandes y de muertos, gigantes.

Aquel día de 1998, había sol. Mucho sol. La lluvia fina y pertinaz que había puesto a París gris y húmeda, había cesado repentinamente la noche anterior. Mientras recorría las callejuelas del cementerio más elegante del mundo (extraño adjetivo para un cementerio), se me vinieron, sin yo convocarlos, algunos versos de “Temporada en el infierno”, de Rimbaud. El escalofrío, como todo escalofrío, fue involuntario.

Pensé que en la tumba de Balzac no yacía su cuerpo, sino el de Rafael de Valentín, para mí uno de sus más entrañables personajes. Unos metros más adelante estaba Chopin, el de los dedos huesudos y la mirada eternamente triste. Quizá no era Asturias el propietario de los huesos que estaban bajo esa otra tumba. A lo mejor era Cara de Ángel, bello y malo como Satanás. Pero todas esas tumbas estaban solitarias. Con olor a rosas negras y a quietud.

“Dios mío, qué solos se quedan los muertos”, decía Becquer. Y yo, como Manuel José Arce y Valladares, pensaba aquella mañana en un cementerio de París, que más solos nos quedamos los vivos cuando se nos van esos muertos. Inevitablemente, pensé en Raquel, la de los ojos color miel, y una dulce melancolía me invadió el corazón. Entonces vi el grafitti que decía en inglés “The king of acid rock, this way”. Caminé hacia la tumba de Jim Morrison. No había posibilidad de perderse. Una larga columna de jóvenes y de los que se quedaron para siempre jóvenes caminaban hacia allí.

Venían de todos los países a rendirle tributo al gran Chamín. Venían con sus pieles blancas llenas de tatuajes y sus melenas largas y rubias a dejarle sus ofrendas. No eran precisamente coronas mortuorias. Sobre la tumba de Jim Morrison, había vasos con whisky, paquetes de cigarros, “puchos” de marihuana y hasta condones por si hacía el amor en los infiernos. Aquella era la tumba más simple. No tenía mausoleos, ni angelitos mirando al cielo, ni piadosas vírgenes mirando a la tierra. Pero era la más visitada de las tumbas. Y aquel que yacía allí era el más ruidoso de todos los muertos y el más muerto de todos los ruidosos.

Jim Morrison fue icono del rock de los sesenta, pero nunca fue un “flowers power”. Su aspecto no era el del sonriente y reluciente Paul McCartney. Era más bien oscuro, corrosivo y amargo. Si alguien hizo del famoso lema sesentero “sexo, drogas y rock & roll”, una filosofía viviente fue él. Sus influencias no fueron Allan Gimsberg o Gregory Corso, como en el caso de Bob Dylan. Lo fueron Arthur Rimbaud, Charles Baudelaire y Antonin Artaud, los malditos franceses. Y como ellos, Morrison fue un maldito. Un genio autodestructivo, que se mataba en cada trago, cada pase de drogas y hasta en cada canción. En Morrison hasta el amor olía a chamusquina “And our love become a funeral pyre...”.

Pero yo no estaba allí para juzgarlo. Ese trabajo se lo dejo a Dios y a los que a cada momento juegan a serlo. Sólo quería ver la tumba de un genio, maldito, pero un genio. No era precisamente la clase de sujetos con los que quisiera que mis hijas se fueran a pasear. Como tampoco me gustaría que salieran con Verlaine y Rimbaud. Pero ¿a quién le importa sus torceduras a la hora de leer Temporada en el Infierno o la Obra de Verlaine? No hay genio sin botella, definitivamente.

Mientras cavilaba estas cosas frente a la tumba de Morrison, comencé a oír un rumor que se hacía cada vez más perceptible. Aquellos fanáticos del líder de los Doors, en un ritual que se repite constantemente en el Pere Lachaise de manera cotidiana estaban cantando “... The time to hesitate is through, No time to wallow in the mire, Come on baby light my fire”.

Por Marvin Galéas.

jueves, 20 de octubre de 2011

Adios lluvia de Octubre.

Hoy busco desesperada el arco iris aquel, que de niña cruce corriendo hasta que se desvaneció.

Hoy no lo encuentro.

De noche busco la cruz del sur o la pálida estrella del norte. Hoy no la encuentro.

El estanque rebasa. La montaña se mueve. Ay mis hermanos, mis lágrimas desleídas quedan en esta lluvia que implacable azota las viviendas de mis hermanos en la campiña, los patios de sus casas, llovizna tras llovizna, en un mar de angustias, hoy se convirtió. Sus techos soterrados y su cosecha toda, rio abajo fue a parar.

Tristemente, por igual, su factura cobró, a la urbe desequilibrada que atónita también tuvo que desalojar.

La noche viene y no para de llover y mi estrella más amada, hoy tampoco la veré.

Pero mi corazón indómito me dice: No es tiempo de lloriquear y lamentar, es la hora de levantarme y dar a mis hermanos, mi mano con firmeza, mi abrigo, mi tazón de arroz, mi verso, mi cálido abrazo. Y sabes qué? Hoy no buscaré las estrellas, te encontraré a ti y te cobijare y cantare una canción para ti, porque sé que estamos destruidos, pero no derrotados.

Construiremos nuevamente los puentes caidos y limpiaremos el lodo de los caminos y de la tristeza nos alejaremos.

Mi país y su gente, aun con el luto, el llanto, el frio y el dolor latente, se levantará.

Una vez más.

Como ayer.

Como siempre.

El arco iris pronto aparecerá.

Pronto aparecerá.
Paty Chong.
Un dia torrencial de mediados de Oct de 2011.


Foto tomada en San Salvador el 15 de octubre del 2011.

sábado, 15 de octubre de 2011

Octubre que todo lo descubre.


Antes todo era mas sencillo, al salir de vacaciones nos invadía una alegría inmensa, lo sentíamos en el aire, con los "vientos de octubre" ya se respiraba ambiente de vacaciones.
Solo salíamos de los últimos examenes "los finales" y estabamos listos para la vacación.

Armabamos las piscuchas (cometas) con papel fino y varitas de cañuela, de cola le poníamos tiras de papel periódico, los mas pudientes las compraban hechas.

Robabamos un poco de hilo nylon a nuestras madres y armabamos un "enrrollador" de un marco de madera con un agugero en medio en donde pasaba una varilla de hierro lisa, los menos afortunados perforaban un "cumbo" de leche Ceteco o Nido, para hacer su enrrollador.... Y nos lanzabamos a la conquista de los cielos, desde las 7 de la mañana hasta el medio día pasabamos en la calle... llegabamos a las 12 a ver televisión porque hasta esa hora comenzaban los muñequitos que nos pasaban en ingles de Looney Tunes y Popeye, almorzabamos rápido para no perdernos Ultramán o el Robot Gigante.

Algunos hacíamos una breve siesta para reponer fuerzas, al levantarnos teníamos que dejar hecho el oficio de la casa para poder salir por la tarde, asi que barríamos o trapeabamos la casa entera y unos poco menos afortunados nos tocaba lavar platos mientras nuestras madres veían la novela del medio día (Renzo el Gitano, Juan Diablo u otras cuyo nombre no me viene a la memoria).

Por las tardes eran los partidos de futbol en la calle de la colonia con pelotas de plastico compradas en la tienda cercana. Gol Sacagol, Torneo en tríos, futbolito Macho si eramos bastantes, etc.

Nos ibamos a la loma cercana a "Explorar", llevando hondillas con las cuales nunca cazabamos nada salvo un par de buenos vergazos en los dedos dada nuestra torpeza natural para todo tipo de arma.

Me viene a le memoria todo esto porque nuestros hijos acaban de terminar el colegio y solo dos días despues me dice mi esposa que la niña va para gimnasia en las mañanas y por la tarde natación pero quiere que tambien se refuerze en ingles, y el varón va a ingles y guitarra por las mañanas y quiere entrenar Esgrima por las tardes....

Pero para ser sinceros no hay modo de que puedan pasar encerrados en la casa toda la vacación, ya que ni locos los dejamos salir a la calle, nadie deja salir a sus hijos a la calle (son otros tiempos), estamos con el dilema de que se va a tener que venir solo en autobus del curso de guitarra, (a su edad yo ya andaba en el centro de san salvador solo, pero como dije hoy son otros tiempos).

En cierto modo no tuvimos en nuestra epoca tantas oportunidades para aprender, la guitarra la aprendí a tocar en la calle con amigos que estaban o habían aprendido con otros amigos, el ingles lo aprendíamos traduciendo las canciones en Ingles especialmente las baladas para impresionar a las bichas, que nos llamaban para eso , Vení traducime esta canción?.... directamente del radio..JAJA pensar que nos pasabamos horas en ese menester.

La gimnasia la practicabamos en los palos de mango de rama en rama.

Pero eran otros tiempos, hoy nos queda solamente contarle a nuestros hijos... y nuestros nietos nos verán con admiración cuando les digamos que a los 11 años salíamos a pasear por el centro solos o con amigos, sin ningun adulto, que nosotros construiamos los jugetes con los que nos divertíamos y que estabamos fuera de casa casi toda la vacación.

Pobrecito el viejito...ta loco. dirán, Vas a creer que él hacía sus cometas?, que lo dejaban salir solo?, que aprendió a tocar guitarra en la calle.... nos está dando paja... diran........

Y uds. que piensan?


Tomado del blog de Hunnapuh.

viernes, 7 de octubre de 2011

martes, 4 de octubre de 2011

Los vientos de octubre.

(Oleo de Valero Lecha)


LOS VIENTOS DE OCTUBRE
(A LA LUZ DEL FOGÓN)

¡Quizás ya no venga! ¿No s'hia dado cuenta
de que están soplando los vientos de otubre,
y que el barrilete vuela, y ya no cubre
como antes al cerro, nube de tormenta?
Hoy s'iajusta el año y él me dijo: "Anita,
entre algunos días regreso por vos";
pero no lo quiso quizá tata Dios
¿Verdá, madrecita?

Cuando veyo el rancho de paja, el ranchito
q'él estaba haciendo pegado a la güerta,
y veyo tan sola.y cerrada la puerta
y yeno de montes aquel caminito,
siento que me muerde, aquí adentro, un dolor,
y que l'alegría también se me ha ido,
y me siento agora, lo mesmo que un nido
que no tiene pájaros, ni tiene calor...

Naide me lo ha dicho, pero es la verdá.
En la madrugada tuve un mal agüero:
se estaba apagando, mamita, el lucero
detrás de aquel cerro que se mira allá,
y asina s'iapaga también lo que quiero ...

No tengo ni ganas de mirar p'ajuera.
¿Qué l'iace que vengan, que vengan los vientos
si a mis sufrimientos
nada güeno traen de lo que quisiera?
Ciérreme la puerta. Siento que me cubre
un frío las manos, Dios sabe qué tienen...
¿Que no s'hia fijado lo tristes que vienen
agora los vientos, los vientos de otubre?


Por Alfredo Espino.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Recordando a Doris Elizabeth



Doris Elizabeth fué una cantante muy talentosa y versatil que brilló con luz propia en la época de los 60s en nuestro país. Luego vivió mucho tiempo en Chile, país en donde contrajo matrimonio y en el que también demostró su arte. Vivió también en Panamá y en Los Estados Unidos.

Doris Elizabeth, junto a otros cantantes como César Donald, Eduardo Fuentes, René Velasco, Berta Coralia Valle, María del Socorro, Max Hernandez, y muchos otros, fueron los pioneros de la farandula en El Salvador, ya fuera en radio o en televisión, y sus presentaciones eran en vivo y sin "playback" como es en la actualidad.

Doris Elizabeth es, sin duda alguna, un verdadero orgullo salvadoreño.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Orgullosos de podernos llamar hijos suyos.



Por Joaquín Samayoa
Editorialista de la Prensa Gráfica.

Celebramos mañana un aniversario más de la independencia patria. En el transcurso del mes cívico, hemos tenido ocasión muchas veces de entonar o desentonar nuestro himno nacional, que es un saludo a la patria, un saludo que solo pueden pronunciar aquellos cuya conducta y valores justifican un legítimo orgullo de ser llamados hijos de El Salvador.

Afortunadamente, somos muchos los que sentimos ese legítimo orgullo. Esto es necesario decirlo y repetirlo para tomar conciencia de nuestro valor como personas y ciudadanos, en momentos en que ciertos acontecimientos subrayan las palabras “violento” e “improductivo” como las características más sobresalientes de la identidad nacional salvadoreña.

Como resultado de ciertas ligerezas en el uso del lenguaje, nos llevan a pensar que somos el país más violento sobre la faz de la tierra, cuando lo que en realidad ocurre es que un pueblo esencialmente cálido y pacífico se ha visto obligado a convivir con unos pocos miles de personas que sí son extremadamente violentas.

Somos un pueblo que siempre ha sido reconocido por su laboriosidad. La inmensa mayoría de salvadoreños se rebusca para llevar honradamente pan a la mesa familiar. El típico salvadoreño deja muy temprano su vivienda para realizar su primera hazaña de cada día: movilizarse a su lugar de trabajo poniendo literalmente en riesgo su vida y soportando toda suerte de incomodidades; haciendo el trayecto a pie siempre que por alguna de múltiples razones no salen a circular las unidades de transporte colectivo.

Aunque toda sociedad tiene sus holgazanes y vividores, somos un pueblo trabajador. Si la economía no crece, es por otras razones, no por falta de voluntad o de esfuerzo de la gente. Pero las circunstancias han llegado a ser tan adversas que cada vez es más real el peligro de caer en el desaliento, cuando ningún esfuerzo produce resultados, cuando toda una generación de jóvenes que puja por hacerse un espacio en la sociedad ve frustradas sus aspiraciones.

Por eso ha sido tan reconfortante para nuestra autoestima colectiva lo que lograron nuestros pescadores en Ravena. Fueron allá sin complejos. Se sacudieron el estigma de país pobre y pequeño. Le mostraron al mundo de lo que somos capaces los salvadoreños. Pero, más importante, nos mostraron al resto de salvadoreños que se puede llegar muy lejos cuando se le apuesta con convicción al propio esfuerzo, cuando nos empeñamos en lograr buenos resultados en vez de agotarnos buscando buenas excusas.


En ese mismo espíritu, aprovecho la ocasión para reconocer a otros buenos hijos de El Salvador, a quienes los medios de prensa no les prestan la atención que merecen. Pocas horas después de finalizar el último partido del mundial de fútbol playa, tuve la enorme satisfacción de asistir a un concierto de nuestra orquesta sinfónica juvenil, atendiendo invitación de la Sra. embajadora de Estados Unidos, quien con muy buen tino decidió conmemorar de esa manera el décimo aniversario de los ataques terroristas en su país.

Al igual que los colosos de La Pirraya, la mayoría de los muchachos que integran la orquesta sinfónica juvenil no nacieron en cuna de terciopelo ni fueron alimentados con cucharita de plata. Son salvadoreños que han debido caminar cuesta arriba en lo que va de sus cortas vidas. Y han llegado también muy lejos. Tampoco ellos han aceptado la violencia o la mediocridad como destino fatal. En el caso de estos jóvenes músicos, hace falta sensibilidad y un talento más sofisticado, pero el éxito solo es posible cuando se tiene compromiso y disciplina para hacer un esfuerzo sostenido. Mientras el fútbol permite libertades, la interpretación orquestal exige absoluta armonía y exacto apego de cada individuo a las notas y a la cadencia que deben producir sus instrumentos. Nada fácil. Hace falta mucho trabajo para alcanzar la excelencia que estos jóvenes están ya muy próximos a lograr.

Estos muchachos también nos hacen sentir orgullo de ser salvadoreños. Si ellos han podido, también pueden todos los demás. En ellos está la esperanza de El Salvador. Hagamos, pues, un paréntesis en las macabras historias de insensata violencia y pongamos atención a estos y a otros salvadoreños que día a día marcan la pauta y nos demuestran que es posible un mundo mejor.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Pescadores guanacos derrotan a los gladiadores romanos.



Se vale llorar porque también lloran los valientes, los grandes, los que son
leyenda. Hemos derrotado a los locales, a Italia que jugó con el apoyo de su
afición y la parcialidad del árbitro ecuatoriano que se inventó dos penaltis,
uno de los cuales fue parado por el gigante Heliodoro Portillo.

El 6 a 5 a favor de los nuestros está pintado con sangre y enmarcado con broches
de oro. Los siglos pasarán pero no el recuerdo de la gesta heroica. Las actuales
y nuevas generaciones hablarán por siempre de este momento histórico y
convertirán a cada guerrero en un místico de nuestro carisma nacional.

Hoy los nueve millones de salvadoreños en el mundo han suspirado y gritado a
todo el mundo que somos guanacos, que tenemos el corazón y el alma pintado de
azul y blanco. Somos gigantes y gracias a unos humildes salvadoreños que nos han
dado la más grande alegría deportiva de todos los tiempos. Estamos entre los
cuatro mejores del mundo en el fútbol playa podemos llegar a estar entre los dos
mejores del mundo. Hoy se vale soñar y creernos que podemos ser campeones del
mundo. Ya lo somos, ya somos campeones morales.

El Salvador brilla en el firmamento. Nuestros guerreros han logrado lo que pocos
logran. A base de goles han unido a un pueblo sediento de unidad y alegrías. Si
hoy fueran las elecciones a estos hombres los elegiríamos presidente porque
votaríamos con el corazón agradecido.

Esos humildes pescadores son nuestros héroes, verdaderos héroes que se han
echado al país en sus hombros para cargarlo por el sendero de la gloria. Por el
rumbo de los triunfadores y de los que arrodillados agradecen a Dios por cada
triunfo.

Cada gol fue una baldada de orgullo y cuando el árbitro pitó el final, fue como
encontrar el topus uranos. El mundo ideal de los hombres y mujeres que aspiran a
la perfección terrenal. Fue el éxtasis que permite ilusionarnos con que ganarle
a Rusia para acceder a la final es posible.

Gracias guerreros, porque con ustedes caminamos las veredas de la felicidad y
llegamos a la autopista de la fe… Con ustedes uno grita sin complejos
¡Qué lindo es El Salvador!
Gracias Campeones, la patria los admira y respeta.

por Jaime Ulises Marinero
www.lapagina.com.sv

viernes, 2 de septiembre de 2011

El Rey Zope

Hace algunos días una persona me escribió pidiéndome que publicara de nuevo el relato del "Rey Zope" que escribí en 1998 pues le había gustado. Y aprovechando que estamos en el més de las celebraciones de nuestra independencia, la pongo de nuevo.
Espero que les guste.


EL REY ZOPE

Un súbito “ring, ring” hacía que dejara la comodidad de mi sillón favorito para contestar el teléfono. Era el editor de la página “Cuscatlán “del Internet para decirme que iba a haber un concurso de belleza de aves de todos los paises del mundo, aquí en Los Ángeles, y quería que yo fuera a entrevistar al representante de El Salvador. Yo estaba tan entretenido y en capiazón viendo un partido de "La Selecta" en la televisión que se me olvidó preguntarle quien era nuestro representante.
Así que el día siguiente me fui al Centro de Convenciones de Los Ángeles, pagué mis 10 bolas de Parqueo y 15 por la entrada, y empecé a preguntar por el ave nuestra, pero nadie me daba ninguna información.

Como todo un reportero cachimbón, me metí en medio de las jaulas de las aves para ver si reconocía alguna que me fuera familiar. Vi al majestuoso Cóndor peruano, al águila calva americana, al precioso quetzal de Guatemala, avestruces del África, patos chinos, cormoranes de la Polinesia, aves del paraíso, tucanes, flamencos, pavos reales, etc. Seguía buscando y nada.

De repente, oigo un sonido que me hacen desde una esquina del edificio. “Psst, Psst”. Sonido familiar que me hizo recordar cuando iba a algún restaurant allá en El Salvador y quería llamar la atención de la mesera.
Volteo a ver quién hacía ese sonido, y me llevo la sorpresa que quien lo hacía era un flacucho, escuálido, negro y feo zopilote y me dice:

Zope- ¿Vos sós el que me viene a entrevistar?Memo- Si-le digo-yo soy el corresponsal de Cuscatlán aquí en Los Ángeles. ¿Usted es el ave que va a representar a El Salvador?Zope- ¡Simón, yo soy!
Memo-¡Pero no puede ser!-le digo, extrañado- ¡Yo pensé que iba a ser otra ave!Memo-¿Otra ave, como cual?-me pregunta.
Memo: No sé. Como el Torogoz, el Cenzontle, la Guacamaya, el Chupamirto, alguno así.Zope: Mirá. Se hizo un concurso en el canal 4, el del gato. Y yo salí ganador gracias al apoyo de mi querido y sufrido pueblo salvadoreño.
Memo: ¿Vós, un pinche y rascuache zopilote?
Zope: ¡Pinche y rascuache tu abuela, maje!Memo: Perdón zopilote, mil disculpas. ¡Es que realmente estoy sorprendido! No me esperaba esto!Zope: A vós también te dejé apantallado con mi estilacho, vaá!(Y extendiendo sus negras alas se da una vuelta para que lo mire de pies a cabeza)
Zope: ¿A poco no me hallás parecido a Michael Jordan? El que dicen que también vuela. Le dicen “Air Jordan”. Sabes una cosa. Allá los cipotes en El Salvador ya no quieren usar zapatos Bracos o Par Dos. Hoy solo quieren Air Nike; porque les han dado la paja que con esos zapatos van a ser como él. “Be like Mike”, les dan la paja en el comercial, y dejan a sus pobres tatas en las lonas por comprarles los dichos zapatos.Memo: Pues aquí pasa lo mismo, cada par vale más de 150 bolas, y cada dos meses hay que comprarles los que van saliendo de moda, porque si no, los cheros de la escuela les van a decir que no están “in”. Pero ya nos salimos del guacal. Mejor empecemos con la entrevista. ¿Le perece señor Zope?Zope: De acuerdo, pero ya no me hablés de usted. Habláme de vós, como hablamos los guanacos.
Memo: Ok, you got itZope: ¿Que tu mama qué? ¿qué me dijiste?¿que es esa onda?
Memo: Perdón. Es que se le pega a uno el hablar así, con tantos años viviendo aquí en USA.
Zope: Si te comprendo. Así llegan hablando un montón de bayuncos allá. Apenas tienes seis meses que se vinieron de mojados a los Estados Unidos y ya dicen se les olvidó el Español. Y lo peor del caso es que tampoco aprenden a hablar correctamente el inglés. Y quieren llegar apantallando de muy gringos.
Memo: Bueno, bueno, sigamos con la entrevista. ¿Como fue que ganó el concurso?
Zope: Pues, como te decía. Gané el concurso por elección de mayoría de votos. Ya sabes que está de moda ésta onda de la democracia. Y hasta en El Salvador las decisiones ya se hacen en base a la mayoría de votos. No como antes que solo lo que los cachuchudos decían, eso se hacía. Memo: ¿Y usted salió vencedor?Zope: ¡Simón! Gané gracias al voto popular, porque yo vengo del mero pueblo salvadoreño. Le gané al perico del Externado de San José, porque solo repite lo que le dicen, no piensa. Le gané al Dichoso fui, que se quedó chiflando como los ex-terratenientes y oligarcas. “Hay que dichoso fui. Le gané a la Guacamaya que presentó el Grupo TACA, porque no puede ni coger…Memo: ¿No puede coger?Zope: No puede coger... vuelo. No me dejaste terminar la oración.
Memo: ¡Oh! ¡Ya estaba pensando mal!
Zope: Además, ¿qué mejor ave para representar a El Salvador que yo? A ver, decime, ¿cual es el pájaro que más se ve en nuestro país?Memo: Pues pensándolo bien. ¡Los zopilotes! ¡Ah, ya vas Barrabas! ¡ya empiezo a entender por qué ganaste!Zope: Ya ves. Allá en El Salvador, ya ni los pericos pasan por las tardes como antes. Y Guacalchías y Chiltotas ya casi están extintas porque ya no tenemos bosques debido a la tala indiscriminada de árboles. Y el chompipe no salió electo por eso, por Chumpe.Memo: ¡Pero saben bien rico!Zope: Eso si es cierto. En pan francés, con su lechuguita, tomatíllo y escabecheMemo: ¿Y vos comés Pavo también?Zope: Yo como de todo. ¿Ya no te acordás?Memo: ¡Ugh! Si ya me acordé. (Haciendo un gesto de disgusto)
Zope: ¿Y qué tiene de malo lo que yo como?
Memo: Pues que solo comés porqueríasZope: Más porquerías comen Uds. y no dicen nada. Solo fijate que los puercos comen cosas peores que yo. Después Uds. los haces chicharrones y se los comen con yuca frita. Eso si es porquería.Memo: Si, creo que tenés razón.
Zope: Además aunque no lo creas yo sirvo una función sanitaria importante, y ni me lo agradecen. Yo limpio de impurezas los promontorios de basura que dejan Uds. los humanos. Y, si me alimento de mis hermanos animales muertos, es para eso que me creó nuestro Padre Celestial, para que no se desperdicie nada.
Pero yo no mato a nadie para comer. No como ustedes los humanos que se matan los unos a los otros para quitarle el pan al prójimo; y que cazan a mis amigos como el venado y el jabalí y les cortan las cabezas para ponerlas como trofeos en las salas de sus casas. ¡Eso sí es maldad y crueldad!
Poco a poco éste pajarraco me dejaba más impresionado con sus palabras, así que seguí haciéndole más preguntas pues había despertado en mí mucha
curiosidad.

Memo: ¿Y crees que ganarás éste concurso con tan buena competencia que tenés?
Zope: ¡A huevos!Memo: No digás malas palabras.Zope: ¿Y porqué son malas palabras? Yo lo digo porque nosotras las aves nos reproducimos por huevos.Memo: Me sacás de ondas vos con tus respuestas. Mirá zopilote, tu plumaje es negro y sin lustre. Y para serte franco, sós bien feo y no creo que podás ganar el concurso.Zope: ¡Feya la Ciguanaba! Yo soy chulo para mi zopilota, y así negro y pelón me quiere. Además, la belleza se lleva en el corazón y en los actos con el prójimo. Las demás aves tendrán un plumaje muy hermoso y de colores muy vivos; pero de nada les sirve. Solo son puro plante.
Yo, en cambio, heredé el corazón noble y trabajador de los Pipiles. Fijate que tus antepasados me consideraban “Ave Sagrada”; porque pensaban que yo llevaba las almas de los animales y de las personas que morían hacia Tonatiuh, el Dios sol. Y el color negro es un color muy elegante y de prestigio. Si no, solo fijate en las fiestas de las viejas fufurufas de la alta sociedad. Los hombres y las mujeres van de negro.
Memo: ¡Achís, no me había dado cuenta!Zope: Ya me dí cuenta que sós medio tarado. Como reportero no la hacés. Además ¿que objeción le ponés a que yo sea negro?Memo: Es que en El Salvador no hay negros y por eso...pues!
Zope: Lo que pasa es que vós también sos medio racista aunque no lo querrás reconocer. Nosotros los salvadoreños somos los primeros en quejarnos de la discriminación aquí en los Yunais, y nosotros también discriminamos contra los mexicanos, negros, coreanos, filipinos, etc. Y aún en El Salvador lo hacemos contra los pobres y humildes de las zonas marginales, obreros, homosexuales y campesinos porque los consideramos “inferiores”.
La claridad de pensamiento de éste animalejo me había dejado anonadado. Y con más curiosidad e inquisitivo, proseguí con la entrevista.

Memo: ¿Y tenés alguna cualidad especial? ¿Hablas algún otro idioma?
Zope: Soy tri-lingue. Hablo español, caliche y paja. Y le hago un poco al Pitinglish.Memo: ¡Ah, sabés inglés! A ver, como se dice: ¿como está usted?Zope: ¡Jaguar yú!Memo: Ok, contame del uno al cinco.Memo: Guán, tuú, trií, for, fay.Memo: ¡Veo que sabés algo!Zope: ¡Vengo bien trucha con el Inglish. Estoy estudiando inglés en un método que le compré a un Coyote allá por el Hula-Hula en un puesto de cassettes piratas. El maistro que me los vendió me lo dio en mil quinientas chuyas. Es un curso chaveliado de Follow me to América, que anuncia Don Francisco de Sábado Gigante. Por cierto que él estuvo hace poco en El Salvador y lo recibí con todos los honores en mi casa del Cerro de San Jacinto.
Memo: ¿Vos vivís en el Cerro de San Jacinto?
Zope: Yes en Inglés, tacataca en Japonés, Huí -huí en francés. Mi casa está en el Teleférico San Jacinto. No ves que es “El Reino del Pájaro y la Nube”.Memo: ¿Y tenés algún talento en especial?
Zope: ¡Puta mano!.¡Ya me estás encachimbando con esas preguntas!. ¡Desde que empezaste la entrevista no has hecho más que puras preguntas pendejas!. Ya estás peor que la Cristina Saralegui y el pedante de Enrique Gratas.Memo: ¿Pero, cantás siquiera?
Zope: No. Pero tampoco canta Enrique Iglesias y mirá lo famoso que es, y el montón de pisto que está haciendo.Memo: ¿Y entonces, con qué cualidades pensás ganar el concurso?Zope: ¡Yo tengo mis cualidades! Mirá, Todos los salvadoreños tenemos muy buenas cualidades y algunos defectos. Pero si hacemos un balance tenemos que decir que son más las cosas buenas que las malas. Hay y han habido muchos salvadoreños con grandes aptitudes y talentos en todos los campos; tanto artísticos como profesionales, empresariales, etc.

Nosotros tenemos que apoyarlos pues representan lo que somos; nuestra cultura, nuestra idiosincracia, nuestra sangre, nuestra familia, nuestra patria.
Solo date cuenta de algunos que nos representan. En las letras: Roque Dalton, Espino, Salarrué, Claudia Lars, Masferrer, Gavidia, etc. En la música: Pancho Lara, Granadino, Cándido Flamenco. En la música contemporánea: Álvaro Torres, Marito Rivera, Los Hnos. Flores, etc. Y aún en los deportes, que casi no sobresalimos por nuestra falta de constitución física, hay tenés a Ana Mercedes Campos, al chaparro Cienfuegos, a Díaz Arce, a Cerritos, al Mágico González, a la Chelona Rodríguez, a “Cariota” Barraza, a Pipo Rodríguez, al Pelé Zapata, a Mon Martínez, a Carlos "Famoso" Hernández, etc.


Así que tenemos muy buenos representantes. Y además, aunque la mayoría de salvadoreños no sobresalgamos en algo, somos un pueblo que no le aturramos la cara a ninguna clase de trabajo, por difícil y duro que sea. Si no, solo date cuenta que los trabajos más yuca aquí en los Yunais los tienen los salvatruchas, y por eso somos admirados por los demás. ¡Donde hay un salvadoreño no hay problemas, solo soluciones!
Lo que de pasa Memo, es que, aunque no lo querramos reconocer, tenemos complejo de inferioridad. Admiramos y valoramos más a las personas de otros paises y de otras culturas que a nosotros mismos. No solo eso, nosotros mismos ponemos por el suelo a nuestros propios compatriotas.
Si es en la música ¡Ah, los músicos extranjeros son cachimbones!, aunque ladren como perros. Pero si son cantantes nacionales, ni siquiera los oímos. Ysi se hablamos de futbol, preferimos ver un partido del Barza contra el Real Madrid, y no el Alianza-FAS. Hay algunos guanacos tan brutos y tan tarados que hasta se matan por esos equipos. Y lo más ridículo es que en Barcelona o en Madrid, España, ni siquiera saben donde queda El Salvador.

Memo: ¿Y después que termine éste concurso que pensás hacer?Zope: Pues a lo mejor lance mi candidatura para presidente de la república. ¿Si en Venezuela una ex-Miss. Universo se lanza para Presidente, y en Argentina un ex-cantante lo hace también, porqué yo no?Memo: Vós no podés gobernar porque sós un animal.Zope: Por si no te has dado cuenta, los animales somos los que hemos gobernado a El Salvador en éste siglo que ya casi se nos va. Primero fueron los gorilas que gobernaron por muchos años. Pero todo lo resolvían a la fuerza. Total, como gorilas. Luego llegaron los pescados a casa presidencial. Pero duraron poco tiempo porque salieron podridos. Y hoy creo le toca el turno a uno que venga de verdad del pueblo. Uno así como yo. Que realmente represente la clase trabajadora, que es la gran mayoría del pueblo salvadoreño.
Estaba a punto de tirarle la última pregunta cuando un sonido en los parlantes anunciaba que el concurso estaba por comenzar y que las aves se tenían que alistar.

Zope: Bueno mano, yo me tengo que ir a chainiar y ponerme tipería. Solo me voy a hacer gárgaras de Astringosol y echarme un poco de perfume “Siete machos” debajo de las alas para que no me rujan. ¡Así que hay los vidrios compa!Memo: ¿No querés mandar un último saludo a todos los salvadoreños?Zope: Si claro. Un saludo muy caluroso a todos mis compatriotas en todo el mundo y muy especialmente a los que lean esto en el Internec.Memo: Se llama Internet, no Internec.Zope: Es que me cuesta decirlo porque tengo el pico encorvado y no puedo pronunciar bien el Ingles . ¡Ah! Y que guarden pisto, por si algún día regresan a vivir a El Salvador no lleguen acabados y en las lonas. Porque allá no hay Welfare!Memo: ¿Vós sabés de eso también?Zope: ¡Soy zope, no burro!
Y así terminó ésta entrevista. No sin antes desearle la mejor de las suertes y extenderle mi mano a su ala negra, que ya no me parecía fea y repulsiva como al principio. Me fui a las graderías sintiéndome muy orgulloso que ésta ave tan odiada y mal entendida por casi todos nosotros, nos iba a representar de la mejor forma posible. Este pajarraco había cambiado completamente mi forma de pensar hacia ella. Ya no me importaba si ganaba o no.

El Rey Zope era "El Rey de las Aves” para mí.

Saqué mi banderita azul y blanco que llevaba en el bolsillo, y junto a otros salvadoreños que estaban en las graderías empecé a cantar a todo pulmón, ésas notas que todos conocemos y que dicen:

“Saludemos la patria orgullosos,
de hijos suyos podernos llamar
...

jueves, 25 de agosto de 2011

Recordando a Pablo Ríos.



Juan Pablo Torres, nació en Guadalupe, San Vicente, el 26 de junio de 1933. Empezó a cantar a los 13 años e integró la famosa Orquesta Barahona antes de lanzarse como solista. Su género interpretativo favorito era la música romántica.

Pablo Ríos, junto con Eduardo Fuentes, fueron las dos mejores voces que ha dado nuestro país. Y su calidad interpretativa lo convirtió en estrella de la farándula salvadoreña al grado que representó a El Salvador en la competencia de la canción OTI.

Pablo Ríos también viajó a varios países como Colombia, Puerto Rico y los Estados Unidos y cantó al lado de grandes estrellas como Marco Antonio Muñíz y Armando Manzanero.

A Pablo Ríos se le llamaba “el cantante del pueblo”, y la Asamblea Legislativa le otorgó un pergamino de reconocimiento como “Artista distinguido” en el 2002. Grabó 10 discos LP, 14 sencillos y 16 cassettes que recopilan gran parte de su legado artístico para deleite de los amantes de la música romántica.

Pablo Ríos murió de cáncer en la próstata el 9 de enero del 2006 a los 72 años.



jueves, 4 de agosto de 2011

Los "mascones" del Centenario.

Dedicado a todos los amigos de mi barrio
con los que pasé los días más felices de mi juventud,
al lado de una pelota de basquetball.

Mi familia y yo nos mudamos a vivir cerca del Parque Centenario en San Salvador meses después del terremoto del tres de mayo de 1965 pues la casa donde hasta entonces vivíamos cerca de la Policía Nacional se había destruido casi por completo por los efectos del sismo. Mi papá compró un pequeño mesón sobre la 10° ave. Norte del cual prácticamente ya no quedaba nada pues también había quedado destruido, y construyó una nueva casa de sistema mixto a prueba de terremotos.

Luego, mi mamá instaló una pequeña abarrotería a la que puso de nombre “El Flamenco”. Es por eso que todo mundo en el barrio me llamaba Memo Flamenco. Yo apenas contaba con unos 10 años de edad cuando nos mudamos a la nueva casa, y como el parque Centenario me quedaba relativamente cerca, como a media cuadra, me iba a patinar con otros cipotes del barrio.


Enmedio del parque había un quiosco, que me imagino habrá servido para ofrecer conciertos de música de bandas, marimbas y orquestas, o recitales de poesía; y a lo mejor, para que más de algún político o líder religioso les dirigiera la palabra a los que llegaban al parque a descansar los sábados y domingos. También había juegos infantiles como columpios, sube y bajas, barras para hacer flexiones musculares, bancas para descansar y una cancha de basquetball, la cual había sido construida por el entonces alcalde de San Salvador, el Ing. José Napoleón Duarte. Poco tiempo después le añadieron una piscina para niños, pero decidieron cerrarla porque era criadero de zancudos y servía de letrina a los borrachos que deambulaban por allí.


Las primeras veces que llegaba al parque no me atrevía a jugar con los demás porque todavía estaba muy pequeño, de edad y de tamaño, y como en esos días le había agarrado la “pila” a los patines ya me había hecho “vicio” para patinar; pero cuando me cansaba, me iba a sentar a ver a los que llegaban a jugar baloncesto a la cancha y admiraba sus habilidades para meter las “chuspas”. Casi todas las tardes se armaban los “mascones”, pero especialmente los días sábados por la tarde era que llegaba la crema y nata de los jugadores. Ese día se veía el mejor baloncesto porque se formaban hasta cinco o seis equipos y ninguno quería perder porque se jugaba “saca ring”. Dicho de otra manera, el equipo que perdía le cedía el lugar a otro equipo y así sucesivamente.

Para poder participar en los mascones, cada jugador tenía que poner o apostar cinco centavos a la que se le llamaba “la casada”, la que se daba a guardar a una persona que no participaba del juego para que la entregara al equipo ganador al final del “mascón”. Algunas veces “la casada” subía de valor, dependiendo del nivel de los jugadores y del bolsillo de los participantes y llegaba a alcanzar los veinticinco centavos (una pequeña fortuna en esos días)


Entre los jugadores que me acuerdo estaban Tizoc Tejada, Paco Flores, Francisco Kiko López, el bachiller Nino, Mauricio “Tamagás” Sandoval (ex campeón centroamericano de Judo), Ramón Roscala, Chicas, el Bicho Pirri, el choco López, el choco Lix, Tarzán, Rolo, Mama Lola, Cacerola, Cascarita Tapia, Guatemala (ex campeón nacional de esgrima), Chorro, la Guagua Rivas (único jugador seleccionado en softball y basquetball al mismo tiempo), Pechuga Villalta (mundialista de futbol en México 70), el zurdo Renderos, Flint, el chucho Grimaldi (ex campeón nacional de ajedrez), Rincán, Chumbulún, Camión, el choco Arturo, Roberton, Fausto Gutiérrez, el gato Max, Víctor y Nacho Flores, Pajarito, Ulises Funes y Alex “la Vaquita” Funes, (padre del también seleccionado nacional de basquetball del mismo nombre).


La “Vaquita” Alex (como todos lo llamábamos de cariño), tenía una elegancia para jugar que parecía que flotaba en el aire y parecía bailarín de ballet, y tenía un tiro de “jumper” que nadie podía defenderlo. Para mí, personalmente, ha sido el mejor jugador de baloncesto que yo he visto en El Salvador.

Al parque Centenario llegaban jugadores de todas las clases sociales y de todos los colores: desde lustrabotas, ladrones, chivos del Avenida, huele pegas, vagos sin oficio, mariguaneros, chichipates; hasta estudiantes universitarios, aprendices de oficios, empleados, dueños de negocios, y profesionales. Nadie discriminaba a nadie, ni nadie le hacía mala cara a nadie. Fuera de la cancha, no me importaba quién eras, o qué hacías. Pero dentro de ella, eras mi compañero y hermano.
También llegaban equipos y jugadores de otros barrios y colonias pues la fama de que en el parque Centenario se practicaba buen baloncesto se había extendido por todo San Salvador y sus alrededores. Llegaban jugadores de la Málaga, de la col. Lourdes, de la 10 de septiembre, de Candelaria, de San Jacinto, del parque Infantil, de la Col. El Roble, de la col. Centroamérica, de Mejicanos, de la col. Guadalupe en Soyapango, y hasta jugadores de primera categoría y seleccionados nacionales llegaban a echarse sus mascones al Centenario.


El Equipo “Danger Up”, que entonces jugaba en la tercera categoría nacional y que era formado por seis de los hermanos Romero Gaitán de San Jacinto, iba con regular frecuencia al parque Centenario a buscar jugadores para reforzarse. Y fue así como muchos de nosotros nos hicimos miembros de su equipo, y con el tiempo los empezamos a ver como parte de la familia del parque.


El parque Centenario también vio jugar grandes jugadores de otros países como los panameños Jiménez, Urrutia y Papo, quienes estudiaron y participaron en las competencias estudiantiles en los colegios Cervantes, Orantes y Liceo salvadoreño y que después regresaron como integrantes de la selección de Panamá en los primeros juegos Norceca de basquetball realizado en nuestro país.

Siguiendo con mi relato, yo solamente miraba a los jugadores pues realmente no sabía jugar, pero un día me atreví a participar en un juego y poco a poco fui aprendiendo más. Así que decidí guardar mis patines y empecé a jugar basquetball más seguido. Fue así que empecé jugando “burro” o “corona”, parejas o tríos con los cipotes de mi edad y me compre una pelota marca “Omnisport” que rebotaba bien alto, sonaba como vejiga, y que cuando le pegaba a uno en la punta de los dedos, se los dejaba a uno como nuégados de yuca.


Los sábados yo siempre iba al parque a ver los mascones de los “grandes” (que así les llamábamos a los que eran de más edad que la nuestra, y que realmente podían jugar bien). Y un día sucedió algo que no me lo esperaba: les faltaba un jugador para completar la “larga”, o sea jugar cinco contra cinco, y solo estaba yo en una banca y uno de ellos me dice: ¡Hey cipote!, ¿Querés jugar?

Yo no sabía que decir, pero les dije que sí. Así que di mis cinco centavos para la casada, y temblando de las patas de los nervios porque iba a jugar con los grandes me metí a la cancha. No recuerdo que me hayan pasado la pelota ni una sola vez, lo que sí me acuerdo es que me sentí súper emocionado y “culón” de estar jugando con los mayores y de que “mi equipo” le había ganado al equipo contrario.


El sábado siguiente regresé para ver si me pedían de nuevo para jugar, pero me decepcioné que no lo hicieran. Así que me propuse mejorar mi juego para ver si me volvían a tomar en cuenta.
Poco a poco me fueron tomando confianza y ya me pedían para jugar más seguido, y para entonces ya metía mis chuspitas y me salían mis chiripas, y ya sabía como posicionarme para que me pasaran la pelota para poder anotar. Aprendí a “marcar” al rival, robar balones, a “tablerear”, salir en “rompimiento” y demás facetas del juego. Pasito a pasito pase de ser de los últimos que pedían a ser de los primeros y llegué a ser parte de varios equipos que se formaron en el parque para participar en varios torneos capitalinos.


En el parque Centenario se formaron varios equipos, masculinos y femeninos, pero el equipo insignia y representativo del parque era el “ASES”, que en algún tiempo estuviera en la primera división de basquetball de nuestro país. Yo tuve el privilegio de pertenecer a él.


Todo aquel que vestía la camiseta negra teñida con anilina del ASES, representaba, no solo al parque, sino también a los barrios Concepción, San José, San Francisco, y era un orgullo llevar la letra “A” en el pecho y había que romperse el alma por el equipo para lograr el gane contra quien fuera, a donde fuera, a la hora que fuera y como fuera. Y si, por el calor del juego las cosas se ponían color de hormiga y había que llegar hasta los “putazos” contra el equipo rival, había que estar dispuesto a romper o a que le rompieran el hocico a uno. Lo bueno era que la “barra” del Centenario era fiel y numerosa y nos acompañaba adonde fuéramos, y muchas veces también se metían en las “socas y somatanas” y repartían pedradas, patadas y trompones a diestra y siniestra, o por lo menos, le echaban su par de puteadas a nuestros rivales. Así que, además de buenos basquetbolistas, también éramos “buenos para los vergazos”




Con el ASES ganamos los torneos metropolitanos realizados en Mejicanos en 1972 y en 1973. Barrimos con todos los equipos con los que nos enfrentamos, pues ganamos invictos en las tres categorías: mayor, juvenil y femenina. También participamos en varios torneos como el de la colonia Guatemala, cuyos enfrentamientos contra el CUC del barrio Candelaria y el equipo Álvaro Alfaro de la col. Panamá fueron batallas épicas. Y también participamos en los campeonatos Metropolitanos realizados en el Círculo Estudiantil.


De mis compañeros contemporáneos estaban: Toñazo, Los gatos, Víctor “Pichota” Valdez, Mariona, Caliche, Kiko, Alejandro y David Gutiérrez, Puchito, Joe Cocker, Tortón, el Guardia, Felipe Fratti, El Moreno Amaya, la “Vaca” Carlos Landaverde, Camano Ríos, Manotas Valle, Monón, el zurdo, el Chino Milton, el Muerto, el Chino Wang Yu, Will Chorizo, Ronald Alfaro.

Tiempo después vendría otra camada de jugadores que incluiría a Botella, Pichel, Pijita, el chele Ríos, Calín Peligro, Miguel y Rolando Arita, el Canario, Zompopo, Tiburón, Santacruz, Miados, Bombón, Eddie, Toñito, Toyota, Rosas y muchos más que ya no recuerdo sus nombres.


El parque Centenario también fue semillero de jugadores para la selección nacional de baloncesto. Entre los que vistieron la camiseta azul y blanco de nuestro país en diferentes categorías están: La Guagua Rivas, Alex “Vaquita” Funes, El Zurdo Renderos, Ramón Roscala, Danilo “pijita” López y Vladimiro Rosas.


Otros jugadores destacados fueron Víctor “Pichota” Valdez, campeón encestador en los juegos colegiales del 73, que emigró a la USA desde muy joven y la “Vaca” Pineda que se fue para Costa Rica y jugó para el equipo San Carlos en primera categoría de allá. Ambos con gran calidad técnica y habilidad para encestar.

Otro de los grandes jugadores del parque que jugó en segunda y en primera división nacional fue el Ing. Francisco “Paco” Flores.
Paco, quizás no tuvo la misma habilidad ni el talento natural de los anteriores, pero ninguno de ellos jugaba con más valor, coraje, garra e inteligencia que él. Por eso todo mundo en el parque lo respetaba y era nuestro “Capitán” de equipo; por su vocación de líder natural, su temple y temperamento y porque sabía como y cuando atacar al contrario y como defenderse de él.


El basquetball que se practicaba en el parque Centenario quizás no llegó tener la misma calidad técnica de otros equipos o de otros lugares como por ejemplo los equipos de primera categoría que jugaban en el Gimnasio Nacional; pero nuestra deficiencia técnica y falta de táctica la suplíamos y compensábamos con coraje, valor y entrega en la cancha; y por eso nos ganamos la fama en todo San Salvador que los equipos del Centenario eran “paloma”.


Pero no éramos mal intencionados, ni leñeros, ni peleoneros. Era que habíamos aprendido a jugar a pura “viciada”, sin entrenadores o técnicos que nos sirvieran de guías y nos enseñaran los fundamentos de la técnica y la táctica que el juego requiere. Así que nuestro estilo de juego no era muy fino ni de hacer malabarismos con la pelota. Mas que todo era rudimentario, más de lucha, de garra, de entrega; de “guerrear” más que de “apantallar”, más de juego de equipo, que de juego individual.Nos conocíamos tanto y tan bien como jugaba cada uno de nosotros, que jugábamos casi de memoria.


En muchos de los torneos en los que nos presentábamos, nuestro grito de entrada y de presentación era: ¡AQUÍ VIENE EL CENTENARIO! Con eso, ya infundíamos respeto y temor a nuestros adversarios. Aunque supiéramos que el equipo contrario fuera mejor, de entrada les matábamos la moral, y en más de una ocasión ganamos varios encuentros a puro “salveque”.


Yo dejé de jugar en el Centenario como por el 80, pues ya no vivía por allí pues me casé y tuve mis tres hijos, pero iba de vez en cuando a echarme mis mascones al parque.
Luego, emigré a California en el 83, pero dio la casualidad que algunos de mis amigos del parque vivían aquí en Los Ángeles. Así que seguí reuniéndome con ellos para jugar, platicar y recordar con cariño a los que fueron nuestros amigos y compañeros de juego de la juventud.

(Cancha del parque Centenario, en la actualidad)