martes, 26 de abril de 2011

Memorias de un compatriota...segunda parte


...continúa

Miércoles 10-13. Seguimos nuestro segundo día por la otrora capital de China, ahora trasladada al Norte y es llamada Pekín. Este día está programada la visita a la milenaria Gran Muralla, atracción turística número uno, pues ha sido considerada una de las siete maravillas del Mundo. Sin embargo, Benjamín nos anuncia que lo haremos por la tarde debido a que hay muchos visitantes y el tráfico “no es acto para cardíacos.” Así que nos trasladamos a las tumbas de la Dinastía Ming, ubicadas al Noreste de la ciudad. Un verdadero remanso de paz con bellos paisajes y la frescura del clima otoñal de Octubre. Caminos decorados de figuras humanas y de animales: Elefantes, caballos, camellos, tortugas y demás, símbolos al paso del visitante hasta llegar a los mausoleos imperiales y la única tumba subterránea donde descansan 13 emperadores , 23 emperatrices, príncipes y princesas y algunas concubinas. Es un fenómeno cultural de los ancestros chinos. En particular, las tumbas imperiales han sido marcadas como súper grandiosas por su arquitectura de atmósfera enigmática, siendo un genuino paseo de arte é historia al pie de la montañas Tianshou del distrito Changping, a 50 kilómetros de la capital.

Después de esta inspirante jornada, nos dirigimos a la Gran Muralla. En 30, 45 minutos sobre una carretera en subida estamos frente a ella. De allí subiría hasta la colina amos nos esperaba en un “cable car.” Antes de pasar a la puerta de entrada, estaban previas a las ventas de suvenir, bebidas refrescantes y un inmenso estacionamiento abarrotado de buses y automóviles y los millares de paseantes que ordenadamente subían hacia la colina para tomar el funicular. Inclusive un camello para subirle precio pago a su dueño, para tomarse fotos sobre el animal. Desde abajo ya podíamos admirar las columnas de cemento que forman la muralla y el inhóspito paisaje de colinas y montañas, carreteras a la distancia. Es muy emocionante llegar a Gran Muralla. Dicen que venir a China sin visitar las murallas es como visitar Egipto y no visitar sus pirámides. Es como negarse a ver una ancestral civilización tan rica en cultura. Por nada hay que perderse esta monumental é inmensa fortaleza de 8,851. 8 kilómetros de largo que viene desde la frontera con Corea atravesando todo el Este de China, la cual nos explicaron ha sido construida y reconstruido entre el siglo quinto antes de Cristo y el siglo dieciséis. Se sabe que la razón de hacerla fue proteger la frontera Norte del Imperio Chino en las sucesivas dinastías imperiales contra los ataques de los nómadas de Mongolia y Manchuria.

En promedio la Muralla en si mide de 6 a 7 metros de alto en algunas partes y de 4 a 5 metros de ancho. En su apogeo de la dinastía Ming, la muralla fue custodiada por más de un millón de guerreros. Actualmente ha sido nombrada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el año 1987. Gran parte de la Gran Muralla tiene fama de ser el mayor cementerio del mundo. Aproximadamente 10 millones de trabajadores murieron durante la construcción. No se les enterró en el muro en sí, sino en sus inmediaciones. El día 7 de julio de 2007 se dio a conocer que la muralla china fue elegida como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno. Está hermanada con la muralla romana de Lugo, Galicia, España, también patrimonios de la humanidad, según publicaciones previas que encontré en Wikipedia.

Así contemplamos esta maravilla donde al visitarla, vimos gente nativa de todas las edades y turistas de todo el mundo suben y baja gradas para hacer fotografías de uno y otro ángulo dejándose azotar por la fuerte brisas que sopla en la altura a novecientos ochenta metros sobre el nivel del mar. Es inolvidable y cada quien y cada cual sale de allí con una satisfacción dibujada en su rostro, tal y como si hubiera participado en una de las guerras para defenderla de los invasores. Para los hipertensos como yo, en la altura de esa colina es de cuidarse porque hay momentos que uno se queda sin aire, aunque al final ya bien satisfechos de regreso todo siguió normal y en el hotel pasamos por la ruta donde se decían los escenarios de los Juegos Olímpicos de 2008. A esa hora de la tarde y con un clima invadido por la bruma aún se pudo hacer fotos exteriores de estadios y villas donde aún, nos dice Benjamín reina el deporte, pues los estadios se utilizan para campeonatos nacionales é entre las naciones asiáticas.

Ya por las primeras horas de la noche, aun en el mismo hotel nos encontramos con Robert y su esposa Esther, compañeros de viaje residentes en New Jersey, y con Sara Guan, joven mayor de treinta nacida en China, pero educada en San Francisco, California, quien actualmente reside en Seattle, Washington, según nos dijo. Ella nos sirvió de perfecta intérprete para irnos por nuestra cuenta en busca de un lugar que nos ofreciera buena comida. Caminamos una, dos, tres cuadras, viendo uno que otro menú, y al fin entramos a un establecimiento de comida china para variar que estaba lleno de jóvenes. A pesar que Sara nos ayudo a pedir los platos, al ordenar mi esposa pidió un caldo de camarones, pero le vino súper picante que no pudo ni siquiera saborear la segunda cucharada. Con una “echaba fuego.” Tuvo que esperar unos 30 minutos más para seleccionar y recibir una nueva orden. De esa experiencia aprendimos que no solo los mexicanos son “devoradores” de chiles picante, sino que los chinos les compiten muy bien.

Regresamos al hotel. Pusimos la televisión y aun cuando los canales en su mayoría son idioma chino, se puede acceder por el cable los canales de CNN, NBC, BBC de Londres. HBO, Discovery Channel y otro en castellano originado en España. Notamos que uno de los noticieros americanos pasaba la noticia del premio nobel de la paz 2010, recaído en el disidente chino Liu Xiaobo que fue sentenciado a ll años de prisión bajo los cargos excitar a la subversión contra el poder del Estado por ser el co-autor de una propuesta política de reforma legal de China, pero dicha noticia fue “cortada” o censurada inmediatamente y no dejaron que terminara el reportaje. “Cosas veredes Sancho amigo.” De hecho, suponemos la noticia no fue transmitida para el televidente nacional, como visitantes que podíamos más que aceptar decir é ignorar, y mejor cambiamos de canal. Vimos el final de una vieja película de Clint Eastwood titulada “Taurino,” y luego hicimos “mime” para esperar el día siguiente, un Jueves 13, que para nosotros no decía nada de “buena ni mala suerte” pues creemos que la suerte llamada buena, es cuando se junta la preparación con la oportunidad, y la mala lo contrario, si es que vamos a aceptar que el término debe caber en la mente de los humanos.


Día Jueves 10-l4: La mañana otoñal estaba espléndida. Luz de un sol naciente y radiante. Buen desayuno con el mismo menú. Por supuesto aprovechamos para deleitarnos con aquellos manjares que no nos cupo el día anterior. De paso conocimos otra pareja de viajeros: Tony y Norma De Guzmán, ambos padres y abuelos filipinos residentes en Los Ángeles, California, que se unieron una día más tarde al “tour” porque perdieron el avión desde su punto de partida. Nos aclararon que la compañía les ofreció recuperar lo perdido llevándolos a los mismos lugares en taxi, pero que ellos prefirieron unirse al grupo. La ruta nos llevo a algo que jamás yo había experimentado. Entrar en contacto con una familia de los barrios pobres de otro país, pues siempre los tours incluyen parques, lagos, museos, ciudades glamorosas, pero nunca los barrios de esta clase. Gloria si lo había vivido en la ciudad de St. Petersburg en su viaje por el rio Volga en Rusia el 2008. Pues bien, llegamos a un área tranquila, se notaba el ambiente de gente con pequeños negocios, muchas personas en sus bicicletas. Al llegar, nos esperaba un lote de muchos “rickshaw” que son en este caso pequeñas carretas con un asiento para dos personas, jaladas por un hombre en su bicicleta. Todo está bien organizado. Cómo? Pues aunque esos barrios son antiquísimos, la inclusión de llegar allí con buses llenos de turistas no existía antes hasta años después de la reforma económica.

Nos explicaron que ese plan finalmente autorizado por el gobierno aunque para aprobarlo hubo mucha discusión entre los líderes chinos. Producto de esas decisiones nosotros estábamos de visita en los “Hutongs” del antiguo Beijing, que de acuerdo a la historia existen desde el imperio Mongol del año 1271, luego en la dinastía Ming en los años 1300 cuando la cantidad subió a 1,200 y ese número se extendió de 1,800 a 4000 que hay en actualidad en las calles de Beijing. Allí, un líder de la comunidad estaba de acuerdo con nuestro guía Benjamín. Nos acomodaron en los “rickshaw” y dio inicio la caravana que para el caso no paso de 8 unidades llevando a los 16 visitantes dispuestos a la sorpresa. Me llamó poderosamente la atención que al igual que nosotros, estaban llegando docenas de buses con turistas al lugar y cada uno estaba encargado a un contacto que los acondicionaba en los vehículos manuales, y que esa misión estaba permitiendo que estos conductores de bicicletas con sus pasajeros bien sentados, tuvieron un ingreso decente con el cual se ganan la vida. El cargo por viaje de unas 6 a 10 cuadras, era de 3 yuanes, equivalente a $ 0.50 de dólar.

Notamos que todas las viviendas construidas con ladrillos y pintadas de gris con calles angostas donde solo pasa un automóvil pequeño. Encontramos de todo al paso: Tiendas pequeñas, bares y restaurantes, modestos hoteles, en fin, todo aquello que compone una comunidad de residentes en una gran ciudad, y los que precisamente están allí al este y el oeste de la “ciudad prohibida” por lo que no extrañe que las viviendas con mejores edificios o casas de mayor tamaño y construcción pertenecieron a oficiales de acuerdo al estatus social de los residentes de aquella época. Al final llegamos a una de esas modestas casas habitada por una señora de la tercera edad que vivía sola. Mientras ella “caminaba” a su perro (así nos dijeron) una sobrina y su hija nos atendieron ofreciéndonos asientos para todos colocados en forma de semicírculo. Notamos que la sobrina (mujer mayor de 40 años) preparaba alimentos para su tía. Así que su hija, en aceptable inglés hizo una breve presentación de bienvenida y la razón porque ella era la anfitriona encargada. Previamente, Benjamín nos había explicado que después de escucharla podíamos hacerle preguntas. Dijo ella que estudiaba en la universidad y que estaba haciendo un interinato en su trabajo, y que esperaba ser aceptada. Dejó entrever que oportunidades son escasas, pero que tenía confianza en su profesional desempeño como para lograrlo.

Los visitantes hicieron una que otra pregunta y se nos permitió tomar fotografías del interior donde se podía observar la modestia en el modo vivir de esa familia. La sala-comedor donde nos atendieron tenía paredes antiguas con decoración de cuadros con fotografías de viajeros, así como un “collage” de billetes de varias denominaciones de países que supuestamente otros turistas les han obsequiado. Vimos un modesto dormitorio, un escritorio y sobre él, una computadora. La visita concluyó en cuestión de 30-40 minutos y Benjamín nos recordó que ese mediodía volábamos a Xi’an. Ya las maletas estaban en el mismo bus rumbo al aeropuerto doméstico. Mas mediano que pequeño sí, pero muy activo. Tuvimos que someternos a las rigurosas medidas de seguridad y luego esperar la hora de salida para un viaje de hora y media a dos horas aproximadamente. De pronto estábamos en Xi’an, que en chino quiere decir “ciudad de la paz.” Al llegar y antes de pasar aduanas Benjamín nos advirtió que allí tendríamos otro guía local. No lo dijo, pero entendemos por haberlo visto en otros viajes que las leyes que rigen el servicio turístico condicionan que la ciudad visitada sea un guía de esa ciudad visitada, quien es el encargado de mostrarla, aunque siempre vaya el guía responsable de toda la misión. Esta vez nos tocó servirnos a una señora joven de 35 a 40 años de edad y de nombre americano Derry, quien a nuestro arribo estuvo presta a guiarnos al autobús y mostrarnos las primeras vista de Xi’an. Caminamos en “fila india” hasta un estacionamiento destinado para los autobuses.
Pues bien, correspondió a Derry darnos la bienvenida en otras ciudad y de inmediato llevarnos al hospedaje prefijado, el Shangri-La Golden Flower Hotel,ubicado en el centro de la ciudad. Durante la ruta, Derry nos mostró en el camino los edificios de apartamentos. Los vimos de 15, 20 pisos. Llamó la atención de todos cuando nos dijo que esos edificios no tenían ascensor y que sus residentes tienen que bajar y subir cada vez que salen de sus residencias. Y como hacen con la gente mayor o inválidos pregunté. Para ellos son reservados los primeros y segundos pisos de abajo me respondió Darry.

Comparado con el primero, este hotel que nos había destinado no estaba a la altura de un hotel cinco estrellas. Era más pequeño y más viejo que el anterior. Se podía no solo en su fachada sino en el interior del edificio y mayormente en la habitación que nos correspondió, más pequeña que la del primer hotel en todo, aunque siempre con cama King como nos gusta. Pero no se podía hacer reclamos en ese momento que más pasábamos en la calle no encerrados. Fin del día y fin de la botellita de brandy francés que poco a poco mi esposa y yo había degustado por la noches “para bajar el estrés.”

continuará...

viernes, 22 de abril de 2011

Otro cuento de Semana santa

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(Los Cóbanos, Sonsonate)


Aquí tienen una anécdota personal de las vacaciones de semana santa en el terruño:

En la empresa donde trabajaba, había una señora de apellido "De Rauda", cuyo trabajo era ocasional. Ella llegaba por las tardes y recogía toda la cantidad posible de papel
periódico de los ejemplares viejos, papel sobrante e impreso por supuesto, y lo compraba a precio de "me lo llevo" para revenderlo a las coheterías


Eso, solo lo dije para ubicarlos cual era su menestar dentro de la empresa, porque cuando no le vendía en la cohería, lo hacía en los mercados, para hacer los "cartuchos" y poner las libras de frijol, maíz, maicillo, y hasta arroz, pero nunca azúcar ni sal, ya que la tinta que desteñía y el papel impreso dañaba la calidad de esos productos.



Pues sucede que esta señora, morena, en sus cuarenta digamos, le gustaba "armar" excursiones con los empleados para semana santa. Alquilaba el bus, vendía el pasaje y ofrecía solamente eso. El viaje de ida y regreso. Ya en el lugar, uno buscaba la "champa" que más le gustaba, y pagaba "la noche" (pongo comillas para resaltar los detalles.) Bueno, pues sucede que en una de esas semanas Santa, me decidí. Solo era salir temprano (7:00 AM) del Sábado de Gloria, y regresar el Domingo de Resurrección, tipo 5:00 PM. Nada más. En ese entonces, no me pregunten quien me acompañaba porque "no que acuerdo," o no quiero contar. Pues salimos para Los Cóbanos. Estando allí, nos instalamos, y aquí viene lo emocionante.

La mamá de la Sra. de Rauda tenía su "provisional" tienda. Ofrecía champas con todo y comida: Desayuno, almuerzo y cena (es que los salvatruchos nos rebuscamos) y además, también vendía, lean bien, lo prohibido. No!!! No eran muchachas. Era guaro. Si guaro, pero embotelladlo, y como era prohibido porque su tienda provisional no era "expendio de aguardiente autorizado" la "de hacienda" (la PH pues) andaba "ojo al Cristo."


Pues en una de esas, como a la hora del almuerzo, estaba yo con "mi conque." Digo así porque ella tenía "su por donde," cuando oigo el escándalo. Habían llegado una "retajila" de 4-5 muchachones que andaban buscando el "divino néctar" Smirnoff. Y empiezan: --¿A como la tiene? pregunta el líder del grupo. ¿El que? Responde la mamá de la señora de Rauda. –El Smirnoff Silver.

Por esa época, la botella de vodka regular o rojo en el mercado estaba a 15 colones, y la de vodka "Silver" a 18, pero la señora la había subido, un 50% más, o sea, el Silver a $ 26. --No!!! Dijeron en coro. --Ayy por favor, no griten que de repente viene la PH y nos llevan a todos. Recuerden que estamos en semana santa, y no hay venta libre. Así que compórtense o empiezo a gritar asalto.

--"Bueno, asalto es asalto, pero no esta mi sobrina para justificarme. Así que pagan, o no hay nada, dice la señora "bien fuertona." ---Y empieza aquel mal de lamentos. ---No señora. Si somos trabajadores. Ganamos poquito, y solo la queremos para la goma, vea, aquí donde nos ve, vamos a hacer "la cabuda" porque ninguno puede pagar por si mismo lo que vale una botella. --Pues vean como hacen, pero ese es el precio, recalca la señora madre de la organizadora del grupo. Y yo allí, como que no escuchaba nada.

Así que empiezan: --¿Vos cuanto vas a poner? pregunta. --Yo solo ando tres pesos, dice uno. ---Y otro indignado dice: Má ve, no jodas. Si somos cinco, para 26 nos toca a 4.20 mínimo, porque "el chele" no pone. Ya sabes que El ya se arreglo con la dueña de la champa donde nos están guardando la ropa. --- ¡Puta cabrones!!! Así mejor vamos a otro lado y nos quedamos bebiendo agua de coco para la goma que andamos, dice el "cabeza" del grupo. ---Nombe' No jodas dice el resto. Y empiezan uno por uno. -Yo pongo 5, lo único que tengo. --Y yo 3, porque para que les voy a mentir, ustedes saben que no me han pagado. --Bueno, aquí están otros 5. El primero afirma--Faltan 8, pero yo solo no los puedo poner.


Y a todo esto, "la mara observadora solo era de 3" (la señora y su hija, y yo, haciéndome el pen...sante que no escuchaba) --MIre señora, ya recogimos 24. Déjenosla en 24. Es lo único que tenemos. --No!! Responde ella. ¿Y ustedes que creen? Si soy pobre. Y ya una vez que capturaron y ¿saben que? Pagué con la cárcel y una multa de 500 colones para salir...NO, si no tienen mejor váyanse. Y ya no me molesten. Ya vendrán otros. Pues al final, ni me pregunten como hicieron y salen los 26 colones.

--Vaya señora, aquí tiene. ---Y dice ella: Pero saben que, váyanse allá, detrás de la champa que esta al final, y allí se las doy, porque aquí vienen otros clientes y me pueden "chillar." ---Esta bien señora dice el "jefe." Y otro dice, te vamos a acompañar uno o dos más, porque te podes ir y nos va a dejar en "verga" cabrón. --Puta no podan, pero esta bien. Y se van los tres dejando a dos esperando. Cuando vienen ya con el producto, los que estaban esperando exclaman. --Pasala cabrón. ---Apurate que me estoy muriendo.
---Y yo, además yo puse más, tengo derecho al primero "vergazo" --No jodan hombre, espérense. Llevémosla a la champa y allá "la discutimos." Escondela cerote. No ves que pueden venir de "la hacienda." Pasamela a mi, que yo tengo chumpa para esconderla. No, vos llévala dice otro.

Y en esa algarabía por la botella por la cual habían pagado 50% más del precio normal, y casi enfrente de la Sra... SE LES CAE...SI, SE LES CAE Y SE LES QUIEBRA. Y SE IMAGINARAN ESAS CARAS...! Tristeza, amargura, dolor, emputamiento, enojo, todo lo que ustedes e puedan imaginar.


Nadie quería verse uno al otro. Mientras tanto, un bolito del pueblo que iba pasando, ni lerdo ni perezoso, se agacha, y suavemente empieza a lamer aquel "riiito" de guaro que bien sabía. Y todos, uno por uno empiezas a reclamar:


--Puta, no joda viejo cerote, quítese de aquí. --Déjenme un poquito aunque sea, decía otro. -- Bueno, ya estuvo cabrones, vámonos a la mierda. --Eso nos pasa por "sedientos..." --Vos mejor callate. Si no fuera por vos, ya estaríamos chupando felices. --Vamos a la mierda pues. Ya estuvo. --Nombe, perate. Veamos si negociamos la otra. ---Mire señora, vea lo que nos ha pasado.---Lo siento jóvenes. Y aunque me duela, yo no puedo hacer nada.Puta. Espérese. En cuanto nos deja otra. Mire que ya pagamos 26 por la primera,
y de nada nos ha servido. ¿En cuanto nos puede vender la "media?" Porque ya vio cuanto nos ha costado hacer la cabuda para la botella completa.

--Bueno, yo no vendo medias, pero...---Y empiezan los lamentos y suplicas...---Si señora. Haga su obra de caridad.--Mire que Dios la va a bendecir.--Además ya somos clientes. ---Por fa' denos la media en 10 y vamos ver como le hacemos. ---En aquel dolor, en aquella tristeza, la hija (quien llevaba la "segunda" en el negocio y quien no haba hablado para nada, dice "

Déselas mamá, y que se vayan antes de que venga la PH.


Imagínense lo que uno hace por el guaro.

Fin del cuento.

Roberto Rodríguez
Derechos reservados.


viernes, 15 de abril de 2011

Un cuento de Semana Santa que no es cuento



En El Salvador, como en cualquier otra parte, los estudiantes tenemos que salir de vacaciones cuando se inicia la primavera, aunque se abandonan las clases solo por una semana. Les hablo de la tradicional semana llamada por los católicos, "santa," siendo no así para otra religiones que a ese período lo llaman de una y mil formas de acuerdo a su prédica pastoral.

Hablando de las vacaciones, les traigo una que me pasó en una de esas semanas, llamadas también por el vulgo como Semana "Zangana" . ¿Por qué? Por los desórdenes de violencia, alcohol, lujuria y demás que condena la moral social, las religiones y las leyes de un país.

Mozalbetes de la época, el amigo y vecino Carlos, cuya familia tenía su casa y finquita en Nueva Concepción, Chalatenango, solía invitarme a sus paseos. Esta vez fue para pasar unos días con su "rancho de la finca", y como consecuencia, para disfrutar de paseos locales al río Lempa, pescar y comer pescado fresco, y por supuesto, cuestiones de la época, ir a la molienda de caña en el trapiche propiedad de sus padres, para probar su jugo, las melcochas recién salidas del "perol" hirviente, y ver como se hacían los "dulces de panela" entre otras delicias de la artesanía campestre.

Pues como era natural, al llegar a "La Nueva" lo primero que mi amigo hacía era invitarme a dar una vuelta por el parque central, el principal del pueblo, visitar la única iglesia , ir dentro del kiosko en el parque, ver uno que otro monumento alegórico, y detenernos en uno de los "chalets" o kiosko comercial donde se vendían refrescos naturales, bebidas gaseosas, golosinas, y una que otra fruta.

Como en los pueblos "todos" resultan ser primos, estando ya en el mencionado "chaletcito" la que atendía aquella tarde era Marta, prima lejana de mi amigo Carlos. Muy bonita, ojos verdes como auténtica chalateca, y cuerpo de "piña" sazona. Ella era –sino la única, una de las atracciónes de la "muchachada" que visitaba el pueblo.

Naturalmente, al llegar procedió el dialogo: --Ella pregunta a Carlos: "Tu amigo? Si responde Carlos. –Preséntalo, pues replica ella. Y viene el saludo de rigor. Como procedía, Martita se presta a ofrecer una bebida natural para darnos la bienvenida. Entre plática y risas vienen las preguntas y respuestas: ¿Cómo te llamas? Donde estudias? Y que te parece la Nueva? Mientras yo respondo con la timidez de "pollo recién comprado," mi amigo se levanta y dice: ---" Ya vuelvo, iré a saludar a otros "cheros" (amigos) del pueblo, pero más creo que fue para dejarme solo.

Yo no me siento bien, inseguro diría, pues acabo de llegar, y le digo: --"No… yo voy contigo." --Pero ella me detiene y me dice: "Dile a Carlos que te diga adonde vivo, y te llegas a las siete de la noche." Nerviosos, ni me despido y salgo detrás de mi amigo, y este me dice, ven, te voy a enseñar donde ella vive.Y ni dos cuadras hemos caminado, cuando Carlos me indica hasta número y color de la puerta donde ya me había salido "amarre," supone él en mi cita a las siete de la noche.

Según yo, y ya en mi lugar de la cita, encontraría un gran familión en la casa. Pero no. Sólo estaba ella. --Su mamá – dijo, andaba en la iglesia o en las procesiones, y ella había preferido quedarse dizque estudiando.

Dicen los que saben, que las muchachas de pueblo son hurañas, tímidas, y hasta lentas, pero yo después de vivir una cosa diferente les puedo asegurar que no es así. Y Martita no solo era bonita y dulce, sino sus piernas podrían ser mejores que las de las "Jlo," se los aseguro. Como la mamá andaba en las procesiones del pueblo, había encargado a una vecina, para que le vigilara a Martita.

Ya adentro, y con medio ambiento propicio, me siento dispuestos a "romper mi fríaldad," y me aproximo al la escultural Martita, cuando en ese momento tocan la puerta. ¿Quien es? Grita Marta. – A los que otra voz responde desde afuera: --Es tu vecina, quería ver si me prestabas un poquito de azúcar (truco viejo del onceavo mandamiento: NO hacer clavo. Y Martita me dice, "vos, metete bajo la cama." --Y yo de obediente me encuqué y me quedé quietecito como un canegue enconchado.

En lo que se arreglaban con lo de la azúcar, o noté que la "metida" nunca se iba, el "impulso" se me fue "bajando," y cuando Martita se deshizo de la vecina, me dice: "Mira, vos mejor ándate que parece que ya me descubrieron, llega mañana al parque, y hablamos.

Al día siguiente, mi amigo tenía planes ya hechos de ir a la Hacienda de los Magaña quienes Carlos ya me había dicho que parientes de los mismos Magaña de Ahuachapán.

Después de dar esa "vuelta" que decía mi amigo, nos hicimos de unos caballos prestados y nos fuimos todo el día para el Lempa. Allá hubo de todo, pero me dolió no volver a ver Martita, quien supongo yo se quedó esperándome.

Cuando regresé al parque dos días después, Martita no estaba. Su mamá la tenía en casa, amenazada porque la había visto con un extraño hablar en dentro de su casa. Eso lo supe por su primo, quien me ofreció presentarme otras "primas" del pueblo, pero me dije, para qué.

Fin del cuento que no es cuento.

Roberto Rodríguez

miércoles, 6 de abril de 2011

Recordando al Trío de los Hermanos Cárcamo.

Un pequeño homenaje al mejor trío que ha dado nuestro país, el trío de los Hermanos Cárcamo Braghiroli, originarios de Atiqizaya, Ahuachapán.

Sus miembros originales fueron Alfredo, Julio y Roberto, pero en 1955 Ricardo reemplaza a Alfredo en el requinto, y desde entonces se dan a conocer nacional e internacionalmente por su calidad interpretativa de música romántica.

Han acompañado a grandes cantantes como Olga Guillot y han actuado a la par de grandes artistas como Mario Moreno, Julio Alemán y Elsa Aguirre.

Ellos interpretan el tema de la película "Solo de noche viernes" de 1966.


En el 2003 fallece uno de sus intépretes, Julio Ernesto.