sábado, 31 de enero de 2009

Una joya perdida...I´ve been hurt


Recordando a Bill Deal and the Rhondels.
Vacaciones de 1969

viernes, 30 de enero de 2009

martes, 27 de enero de 2009

Sombras tenebrosas



Una de las series de televisión que llegó a El Salvador y que más recuerdo es "Sombras tenebrosas", producida en Inglaterra y que nos llegó a finales del 70. Dicha serie era transmitida por el canal 2 a las 10.30 de la noche, después de las noticias.

Era una serie de terror y suspenso en que el personaje principal era el vampiro Barnabás Collins e inmediatamente captó la atención de la audiencia salvadoreña.

Yo no me perdía la serie y me daba "meyo, mucho meyo" cuando empezaba a sonar la musiquita de la serie.

A ver si alguien se acuerda de ella.

domingo, 25 de enero de 2009

El trapiche: ritual de la molienda


La escuela ya había cerrado sus puertas; las vacaciones de fin de año llegaban con las últimas lluvias de invierno y los escolares guardábamos los cuadernos, uniformes y lápices para dedicar las energías a otras actividades.

En Jocoatique, un pueblo enclavado entre cerros al norte de Morazán, pese a los agoreros que sostienen que no hay nada que hacer sino acostarse temprano , ver a la novia de la esquina, ir a misa y contar quistes en el parque o en el atrio de la iglesia, si existían muchos atractivos para disfrutar las vacaciones.

Los paseos al Llano del Muerto y la portentosa catarata de agua helada rodeada de pinares, las excursiones al río Corola, el Araute o Las Piletas, los viajes a lomo de caballo a Cururo, La Joya, Perquín o Villa del Rosario.

Más que eso estaban las atoladas bajo la acogedora sombra de una casa de campo y con la alegría desbordante de los estudiantes que llegaban de San Salvador, San Miguel, Gotera o del mismo pueblo; una comunión de ideas surgidas del mutuo conocimiento y por el amor a lo vernáculo y folklórico. Pero además era tiempo de la zafra y la molienda, cuando el llamado del trapiche con su chirrido característico y el penetrante olor a la miel, era irresistible para todos los que crecimos en ese ambiente con “olor a monte”.

El trapiche de “los tiempos idos”, era de construcción rústica, de madera de copinol. El artífice de esa especie de altar romano era un viejo campesino llamado Natividad Nolasco “Barbón”:

El trapiche estaba formado por una masa central llamada “palote” y dos masas laterales conocidas como “hembritas”. La pieza que movía todo el engranaje era la Mijarra, que era un madero unido a la parte superior del Palote y el otro extremo amarrado al yugo de una yunta de bueyes.

La armazón del trapiche era sostenida por dos cadenas laterales y dos grandes pilares conocidos como Cureñas.

La caña de azúcar se introducía entre las hembritas y el Palote donde era triturada. El procedimiento se repetía hasta tres veces hasta que todo el jugo caía en un recipiente conocido como Botella. Luego se trasladaba a una pila. De aquí, utilizando un recipiente cóncavo de zinc, amarrado al extremo de una vara llamado Ramillón, el agua de caña se echaba en uno de los tres peroles colocado sobre un horno.

Al jugo de caña se le mezclaba una sustancia conocida como Mozote que servía tanto para limpiarla como para que surgiera la pusunga, tan apetecida por la gente, especialmente los niños.

Y para nosotros, cipotes al fin, la pusunga representaba un manjar especial; cortábamos un pedazo de caña y mordíamos un extremo hasta formar una especie de “brocha”, para luego introducirla en la orilla de los peroles, impregnarla de pusunga y llevarla a la boca; todo un ritual que cubrió una de las épocas más felices de nuestra juventud. El siguiente paso era la conversión de la pusunga en miel rala o de botella, para luego obtener miel espesa o de dedo, al poco daba punto para el batido que sirve para hacer ese dulce tan sabroso que venden en San Vicente; poco después daba la medida para hacer alfeñiques echando la miel en una penca de la mata del guineo, donde se deja enfriar y luego sobarla hasta que se hacía blanca.

El último paso era el punto para dulce de panela: se trasladaba la miel a un enorme perol de barro o zinc y aquí se movía fuertemente con una batea de madera. Posteriormente se echaba sobre un molde de madera con 50 agujeros o más que tienen la forma de conos cortados. Mientras dos personas regaban la miel, un tercero con una destreza del que conoce el oficio, con una paleta hecha de madera rellenaba los huecos y alisaba la miel.

Después de un tiempo prudencial y cuando el dulce estaba duro, se volteaba el molde y la panela se desprendía de cada hueco. Luego se unían en pares para formar el atado. Este se envolvía en tuza seca de mazorcas de maíz. Posteriormente se amarraba, cada atado, con el corazón de la planta del tule, que hacía las veces de pita o cordón de nylon. Lo que seguía era asunto comercial: los atados se arreglaban en matatas con hoja seca de huerta o del mismo bagazo de la caña y se colocaban en aparejos sobre mulas o bestia caballar.

De aquel ritual del trapiche y la molienda, de los cañales en flor (“Eran mares los cañales que yo contemplaba un día/ mi barca de fantasía bogaba por esos mares…”), para decirlo con los versos de Alfredo Espino, no olvido al viejo Arcadio Sorto, quien dos veces al año se encargaba de todo el proceso de la miel hasta convertirlo en el producto final. Este señor era conocido como “el punteador”. No olvido tampoco que esas noches de luna llena, con mis hermanos y amigos que nos acompañaban en la aventura, rodábamos en aquellos promontorios de bagazo de caña…gracias, entonces, a mi padre, por enseñarnos con la práctica el respeto a ese trabajo artesanal y, sobre todo, por ponernos en contacto con gente tan humilde y laboriosa que representa lo mejor de nuestra nacionalidad.

San Salvador, miércoles 20 de enero de 1988
Enrique S. Castro
De su libro. “Trapiche”.

miércoles, 21 de enero de 2009

jueves, 15 de enero de 2009

¡Mujer salvadoreña, eres...!

Eres la madre abnegada de nuestros hijos,
La esposa fiel, compañera de la vida.
La amiga que nos aconseja,
La amante que nos entrega su cuerpo y alma.

Eres la que nos cocina nuestros frijolitos,
La que lava y plancha la ropa de la escuela,
La que vela el sueño del hijo enfermo,
y la que barre el patio al compás de una cumbia.

¡Eres la Reina de la casa,
y al mismo tiempo,
-ironía del destino-,
esclava de tu propia casa!.

Eres la que nos ama con pasión.
La que huye de la casa de sus padres
Para entregarnos lo más íntimo de su ser
Y que luego abandonamos cobardemente
Por que va a tener un hijo nuestro. Eres la profesora de la escuela primaria,
La vendedora del Mercado Central,
La cajera del Banco Agrícola,
La enfermera del Hospital Bloom.

Eres la criada de la casona de la Escalón,
La estudiante de odontología,
La secretaria ejecutiva,
la que lava y plancha ajeno. Eres la señora de la tienda de la esquina,
La anciana abandonada del Asilo Sara,
La niña del kinder de la colonia
La quinceañera enamorada de Ricky Martin.

Eres la Guirola y la Martínez,
La arenera y la guerrillera,
La de alta sociedad y la del barrio Candelaria
La intelectual y la campesina. Eres la Fulana de tal,
Y la hija de la tal por cual,
La señora de Sutano,
Y la querida de Mengano.

Eres la que emigró al país del norte,
Que cruzó tres fronteras corriendo.
Que llegó casi desnuda y violada,
Todo por mandar unos cuantos dólares
A sus hijos hambrientos y enfermos.

Eres la casada por las tres leyes
Y la arrejuntada detrás del matocho.
La abandonada y la dama del patrón.
La viuda y la madre soltera.

Eres la usuluteca y la santaneca.
La capitalina y la tecleña.
La migueleña y la chalateca.
La que hoy vive en NY o en Los Ángeles,
En Canadá o en Australia.

Eres nuestro pasado y nuestro futuro.
Nuestro folklore y nuestra raíz.
Nuestro vientre y nuestro primer alimento.
Eres...nuestro primer beso de amor.

Eres el barro divino de Cuscatlán,
Progenitora de Atonal y de Oscar Arnulfo,
Eres la musa de Espino y de Roque Dalton,
La inspiración de Masferrer y de Gavidia.

Gracias mujer salvadoreña
Por darme mi sangre morena,
Fruto mezclado del temple del indio guerrero
Y del garbo altivo del conquistador. Gracias mujer salvadoreña
Por enseñarme el amor verdadero.
Aquel que me dio aquella mujer
Que me amamantó y me meció en la cuna.

Gracias mujer salvadoreña
Por llorar conmigo la muerte
De mis setenta mil hermanos
Fallecidos en la guerra.

Gracias mujer salvadoreña
Porque de tu vientre bendito surgió una nación.
Aquella que llevamos en el alma.
Aquella a la que desde lejos lloramos,
Y queremos regresar cuando muramos.

¡Mujer salvadoreña, eres...
Mi inspiración!


domingo, 11 de enero de 2009

Recordando una hazaña deportiva


Este es el equipo que le dio el más grande
triunfo de la historia a El Salvador: parados,
de izquierda a derecha: Roberto Rivas, Alberto Villalta,
Raúl Magaña, Salvador Mariona, Ernesto Ruano y
Francisco "El Tigre" Zamora. Hincados, mismo orden,
Jorge Liévano, Guido Alvarado, Miguel Hermosilla,
Ricardo Sepúlveda y Juan Berón.

(Por Aliugá).-Alianza, la tarde de ayer, en el coso Olímpico, escribió su historia. La escribió derrotando nada menos que al famoso Santos de Brasil, con cartones justos: 2 a 1.

Esto viene a darnos la pauta de que en El Salvador hay un equipo, el Alianza, que tiene ya que estarse mencionando en el mundo entero.

Los miles de aficionados que colmaron el coso del "Flor Blanca" salieron más que satisfechos con la actuación de los nuestros y por el espectáculo ofrecido por los mejores jugadores del mundo.

Es difícil decir quiénes fueron los mejores hombres por el Alianza, porque todos se prodigaron por ofrecer la mejor de sus actuaciones frente al mundialmente famoso Santos, pero nos pareció que tres de ellos merecen párrafo especial: en primer lugar, Guido Alvarado, que irrespetó al "Rey Pelé" con amplio sentido de anticipación; el zaguero derecho Rivas, que mantuvo muy corto al ala izquierda brasileño Abel; y al cancerbero Raúl "Araña" Magaña, quien paró metralla, y de la buena, hasta la saciedad. Santos jugó como la afición esperaba, y la Maravilla negra, el rey Pelé, enseñó mucho con todo y el cuido que sobre él ejerció Guido Alvarado.

El Alianza se hizo reforzar por Ruano del FAS y Juan Berón del Estudiantes de Argentina, que jugaron todo el partido, y Roberto Santiago con Salvador Juárez (el primero del Estudiantes de Argentina, y le segundo del Necaxa de México), que sólo jugaron parte del partido.

EL GOL DEL SANTOS Habían pasado 43 minutos de la parte inicial, cuando Salvador Mariona, desesperado porque Mengalvio se le había ido, le cometió foul dentro de los 16.50 y fue el Rey Pelé el encargado de hacer efectiva la falta batiendo a Raúl "Araña" Magaña para la primera caída del juego.

En la segunda parte, a los 13 minutos de acción, Sepúlveda recoge un balón que pasa al mexicano Salvador Juárez, éste a Juam Berón, y el argentino empalmó violento disparo que el mundialista Gilmar no pudo controlar, emparejándose así el marcador.

Los suramericanos se desesperaron ante tal situación y buscaron afanosamente el gol que les diera la victoria, pero allí fue donde se encontraron con la gran colocación y valentía de "Araña" Magaña quien sacó balones que ya parecían irse a parar a las redes.
EL ALIANZA NO SE DESEPERO POR AQUELLO, JUGO A LO GRANDE, SIN COMPLEJOS, ALENTADO POR LAS MILES DE GARGANTAS QUE ABARROTARON LAS INSTALACIONES.

EL GOL DE LA VICTORIA
Ya casi finalizaba el encuentro cuando Salvador Juárez se les escapó, dentro de los 16.50 fue cargado antirreglamentariamnete por la defensa extrema brasileña; Ramón Mármol, "El hermano Ramón", quien fue el hombre que llevó el pito, marcó la pena máxima en contra del Santos. Allí salió a relucir la marrullería profesional. Trataron de intimidar al réferi con insultos, empellones y muchas otras cosas. No querían perder, pero el hermano Mármol se afianzó bien los pantalones y se mantuvo en su decisión, el penal fue cobrado por Ricardo Sepúlveda y anotó el segundo pepino con que finalizó el partido.

Ahí se acabó todo y se escribió la historia. Alianza, un equipo centroamericano, había derrotado al famoso Santos de Pelé, y la Maravilla negra, "el rey Pelé", pasará mucho tiempo recordando a Guido Alvarado, el hombre que lo irrespetó y que se le anticipó en muchas oportunidades. El triunfo alcanzado por el Alianza nos hizo olvidar el sinsabor que nos dejara la lección de irrespeto y malacrianza que nos dieron Luis Alonso "Lula" y Nestor Pacheco, cuando se negaron en forma más que denigrante a atender a los chicos de la prensa.

En esta secuencia del juego del milenio, se ve
en el extremo izquierdo a Ernesto Ruano, Roberto Rivas,
Raul Magaña, en el suelo al "Gran Capitán"
Guido Alvarado y Francisco "El Tigre" Zamora
barriendo el area de las malas intenciones de Coutinho.

JUEGO INOLVIDABLE

El juego será un recuerdo inolvidable para los miles de aficionados que colmaron en su totalidad el estadio nacional de "Flor Blanca". Nadie esperaba ni aún el empate, pero los albos bien reforzados se superaron y dejaron de un lado cualquier complejo de jugar con un "coloso" y se pusieron en igualdad de condiciones en el campo de juego, no porque el visitante jugara mal, no, fue por la técnica de que hizo gala el cuadro albo y el coraje con que sus hombres se batieron en la cancha, cuyas instalaciones de sol, sonbra y tribuna ya estaban completas a las dos de la tarde, a las cuales hay que sumar los cientos de aficionados que se subieron en cuanto lugar apropósito hubo para ello, especialmente en las araucarias, torres de alumbrado, etc.; exponiéndose así, a riesgo de su vida, de presenciar al equipo más famoso del mundo. Su afán fue premiado con la gallarada victoria conquistada.

DATOS CURIOSOS:

►Juan Berón recibió en premio un reloj que Víctor Cáder de Relojerías Felsus le otorgó por haber empatado el juego.
►Sorbelandia repartió cien colones entre los miembros del equipo por el gran triunfo.
►En este partido Alianza usó por primera vez el uniforme celeste que luego oficializó como el de visita.
►El gol que le anotó Pelé a Magaña, se cuenta entre sus primeros mil goles, fue el número 647.
►Alianza y Santos tuvieron un juego de revancha en San Salvador el 14 de febrero de 1971, en esa ocasión ganó Santos 2 a 1, el primer gol lo anotó Alianza por medio del brasileño José Tanesses; Pelé le anotó al Alianza un gol, el número 1006. Juegazo en el que destacó la figura del mundialista Edú.
►El Santos También jugó en 1971 contra el Atlético Marte en Panamá, el marcador fue 1 a 1 , pelé goleó de nuevo a "Araña" Magaña, que jugaba para el Bombardero Marciano en esos días.
LO DEL SANTOS NO FUE MENTIRA

Sr. Sol Meza, Magaña, Mariona, Carrasco y Sepúlveda
Hoy se cumplen 40 años de la gran hazaña en la que el Alianza le ganó al todopoderoso Santos de Pelé. Nada que ver con los albos de hoy en día.

PARTE DEL EQUIPO QUE LE GANÓ AL SANTOS. Ernesto Sol Meza era presidente albo; Raúl Magaña, portero; Salvador Mariona, defensa; Hernán Carrasco, técnico, y Ricardo Sepúlveda, volante.

No es puro cuento. Al todopoderoso Santos de Brasil, el del ORei Pelé, le tocó bajarse de la nube en la que volaba hace 40 años ante un equipo salvadoreño: un Alianza que apenas comenzaba a forjar su camino de grande. Justo el 16 de enero de 1966, el estadio Flor Blanca, con miles de espectadores, fue testigo de cómo el equipo albo, con un par de refuerzos de Argentina, derrotaba ante el asombro de medio mundo al equipo brasileño.

Los artífices de esa hazaña todavía están activos en el fútbol salvadoreño como dirigentes, claro. Por lo tanto, el recuerdo sigue vigente en la mente de muchos. LA PRENSA GRÁFICA reunió a un par de jugadores, al técnico y al presidente albo de ese entonces para echar un vistazo al pasado.

El que más se emociona al volver la vista hasta hace 40 años es el que estuvo encargado de cuidar la puerta blanca: Raúl Magaña, quien hoy es el técnico del Atlético Marte en segunda.

Y qué decir del entonces técnico albo, el chileno Hernán Carrasco, quien también tiene frescos los recuerdos de la hazaña. Con la Araña Magaña las bromas son comunes cuando se juntan. El hombre era inteligente y se aseguraba el cero llevándome a mí, le responde Magaña a Carrasco cuando éste le dice que era el único jugador que no daba el ancho en el Alianza.

El equipo estaba muy equilibrado en todas sus líneas, "el portero era lo más malito que teníamos", dice el ex técnico. No, la defensa era la floja, el portero era el bueno, replica Magaña.

Otro de los que brillaba en esos días con el equipo blanco es el chileno Ricardo el Chele Sepúlveda, quien anotó uno de los dos goles con los que le ganaron al equipo brasileño.

El segundo tanto de ese partido llegó por la vía del penalti, recuerda Sepúlveda. Cobré a la izquierda y el portero se fue a la derecha. Después, por la noche, me puse a pensar que qué hubiera pasado si no anotaba.

El primer gol lo marcó el papá de la Brujita, el argentino Juan Verón, quien en esos días jugaba para Estudiantes de La Plata de Argentina y se encontraba en una gira por la región. Era un jugadorazo. El Estudiantes, casualmente, había perdido un partido en Nicaragua y se había quedado tirado. Pidieron venir acá y ahí escogí a Verón para que nos reforzara, recuerda Carrasco.

Cara a cara con Pelé.
Pero el primer gol lo había marcado el Santos por medio de Pelé, quien cobró un penalti, rememora Magaña. Me tiré y estuve cerca de taparlo. Yo sabía dónde tiraba él, pero no me quise mover antes porque podía cambiar. Con ese gol estaban ganando.

Otro que tiene frescos los recuerdos es el ahora presidente del Alianza, Salvador Mariona, quien tuvo que imponer su marca a Pelé. Incluso se fotografió con el brasileño y posee una ampliación. No lo tomamos como un triunfo nada más. Santos era inganable en esos momentos. De 100 partidos que jugaba perdía uno.

El secreto para haberle ganado al Santos, dice Carrasco, fue el apoyo de la dirigencia de ese entonces. Teníamos dos canchas, piscina, gimnasio... Cada uno de los gestores de esa hazaña aceptan que en sus cabezas no cabía ni la remota posibilidad de que le podían ganar al Santos.

Nadie pensaba en ganarle. Se les guardaba todo el respeto que un equipo grande puede tener. Cuando pasaron 30 minutos y estaba parejo comenzamos a creer que se podía, dice Carrasco.

Esa noche de la victoria, el país fue una fiesta. Se celebró como una victoria de todo el país, dice Magaña. Ese encuentro histórico entre Alianza y el Santos del gran Pelé estuvo rodeado de muchos detalles que a lo mejor no se supieron, pero que siguen vivos en la memoria de los gestores de la victoria.

Aquí algunas de esas curiosidades.

Los refuerzos Casualmente el Estudiantes de La Plata andaba por estos rumbos y Alianza se hizo de algunos jugadores para reforzarse.

Juan Verón, el padre de la Brujita, jugó y marcó un gol. También reforzaron Santiago y Madero, entre otros.

Regalito de Pelé
El Santos cobró $20 mil por su presentación y adicional pedía $5 mil por que Pelé jugara apenas un tiempo. El brasileño jugó casi todo el segundo tiempo al ver que estaban perdiendo.

El debut
La victoria sobre el Santos la fueron a celebrar al Círculo Deportivo, donde hubo vino hasta para bañarse, recuerdan los jugadores. Fue la primera vez que tomé wiskey, dice el Chele Sepúlveda.

El premio
Con solo realizar un buen juego ante el Santos, los jugadores del Alianza recibirían 75 colones de premio. Si empataban eran 150 y si ganaban 300. Aunque Mariona dice que eran 500. A pues me deben 200, dice Magaña.

La medida
Cinco años más tarde, Hernán Carrasco y Raúl Magaña se volvieron a topar con el Santos. Esta vez ellos jugaban para el Atlético Marte. El juego fue en Panamá, donde ambos equipos empataron.

Lagunas
Todos se acuerdan de que Pelé jugó dos tiempos, pero curiosamente nadie recuerda quién era el técnico del Santos en 1966. Ni Mariona, ni Ernesto Sol Meza, ni Carrasco, ni Magaña... nadie.

jueves, 8 de enero de 2009

lunes, 5 de enero de 2009

Hablando en diminutivo

No se si mis compatriotas se han dado cuenta, pero nosotros, los salvadoreños, tenemos la tendencia, maña o manía de mencionar el nombre de las cosas usando diminutivos.
Su uso generalizado es tomado por el salvadoreño como algo normal o natural. Quizás su origen sea por que en nuestro país todo es chiquito. Hasta el sobrenombre es en diminutivo, “El Pulgarcito de América”. Así pues, todo a nuestro alrededor es diminuto. Tenemos nuestro carrito, nuestra ropita, nuestra casita, nuestros cipotillos, vamos a la escuelita, compramos nuestras cositas en la tiendita de la niña Tenchita, etc. Hasta los publicistas usan el léxico diminutivo en sus campañas de mercadeo. Hace poco llegó en jira artística a nuestro país el cantante ranchero Julián Solís, hijo de Javier Solís y fue promocionado como “Solicito el chiquito“.


Hace solo un par de diítas llegué a darle una ispiadita a mi tía Conchita. Y lo primero que me ofreció fue una sopita de frijolitos, con quesito, cremita, aguacalillo, masitas y tortillitas tostadas de donde la niña Menchita. De tomar, me sirvió un par de cervecitas bien heladitas con manguito verde, con su limoncito, chilito, salita y tomadillo bien picadito de boquitas.

-El salvadoreño no tiene novia o amante. Tiene su mamacita, mamayita o su movidita.
-Tampoco, el salvadoreño no tiene dinero ahorrado. Tiene unos centavitos guardaditos.
-No tiene tuberculosis crónica por fumar mucho. Tiene una tocesita por el cigarrito.
-No sale de paseo con una amiga que la pretende. Sale a dar una vueltín con un su boladito
-No nos vamos a la cama a hacer la siesta. Nos acostamos en el silloncito que está en la salita por un par de minutitos.
-No tomamos café con pan. Tomamos una tacita de café con pancito dulce.
También usamos mucho el utualito, el simacito, el tantito, el ya merito y otros diminutivos como forma de expresar el tiempo, peso, longitud, etc.

Mientras mas terminaciones “itos” o “itas” tenga la palabra, más pequeña es. Por ejemplo:
Cuando alguien nos llama, solemos decir: “Ahorita voy, o ahoritita voy, o ahoritititita voy“.
Cuando alguien quiere ir de paseo con su novia e invitarla a cenar, luego enamorarla y tener una noche de placer con su amada; el salvadoreño puede decir: “voy a ir a dar una vueltecita con un culito, la voy a invitar a echarnos un par de pupusitas con curtidito, y me la voy a llevar a echar un par de palitos al motelito que esta por el redondelito que esta por la canchita de futbolito, por la casita de Toñito, el cipotillo más chiquito de Don Tanchito.

También usamos los diminutivos para darle a los adjetivos un tono menos severo. Por ejemplo: si tenemos enfrente una vieja fea y gordota, no se lo decimos, aunque lo pensemos. Le decimos: “que bonita y jovencita se ve. Hasta más delgadita se mira con ese vestidito”.

Así que ya saben los extranjeros y compatriotas que vayan de visita a nuestro paisito. No se vayan a extrañar que un cipotillo, todo shuquito y rotito, les alargue su manita flaquita y desnutridita y les pida que le regalen un dolarito para la comidita de sus tres hermanitos huerfanitos que duermen en el portalito, por la placita, que esta atrasito de la ventecita de atolito shuco con frijolitos de la niña Lupita.

Y hay los veo otro ratito porque ya vino mi mujercita, y si me ve que no le he dado la comidita a los bichitos de mis hijitos, me va a mandar a dormir a la salita con los chuchitos, y no quiero estar hueliéndoles los peditos toda la nochecita.
Salucita.



sábado, 3 de enero de 2009

Recordando a Los Angeles de El Salvador 2008



Hace un año que la banda Los Angeles de El Salvador participó en el mundialmente famoso desfile de "las Rosas" en Pasadena, California, representanto no solo a nuestro querido Pulgarcito de América, sino a toda la comunidad latinoamericana, haciéndolo de una manera digna, ganándose el aplauso y la admiración de todos; pues a pesar de todas las adversidades y problemas que afrontaron para lograr llegar al desfile a tiempo, y a pesar de la poca o nula ayuda de parte del gobierno, lograron su sueño de participar en el desfile más famoso del mundo, haciéndonos a todos los salvadoreños sentirnos muy orgullosos de ser hijos de Cuscatlán.

Cuando la televisión mostró las primeras imágenes de la banda Los Angeles de El Salvador tocando "el torito pinto" y luego "adentro Cojutepeque", sentí una gran emoción pues por primera vez nuestra música y cultura se exponía al mundo entero, y mostrábamos que nuestros jóvenes tienen metas y sueños de ser personas y ciudadanos de provecho.

la Banda Los Angeles de El Salvador logró lo que nuestros políticos nunca han podido hacer: unirnos a todos como hermanos para lograr un fín comun. Pues desde que se supo que la banda estaba teniendo dificultades en su recorrido desde El Salvador hacia la ciudad de Los Angeles, la comunidad salvadoreña residiendo en los Estados Unidos, unió esfurzos y recaudó fondos para sufragar los gastos de transporte, alojamiento y comida de la comitiva, y junto a ellos sufrió sus penurias y los adoptó como a sus hijos.

Pero, al final se logró el objetivo con creces, pues nos representó de una manera más que digna y los aplausos que recibió fiueron más que merecidos.

Gracias Angeles de El Salvador, por darnos esa alegría y esperamos que sigan trabajando y sigan cosechando triunfos y esperamos que no sea la última vez que los volvamos a ver.