sábado, 29 de noviembre de 2008

Los patinadores del Centenario

Dedicada a mis cheros de infancia del parque Centenario.

Gran parte de mi niñez y de mi adolescencia la viví cerca del Parque Juan Manuel Rodríguez, conocido popularmente como parque Centenario, que queda entre los barrios Concepción, San Francisco y San José de la ciudad capital de San Salvador.
Mi padre había comprado un pequeño lote valdío, que anteriormente había sido mesón y se había derrumbado en el terremoto de 1963, y en él construyó una pequeña casa sobre la 10°. Ave. Norte, casi enfrente del que fuera el Cinelandia.

Cuando nos mudamos a ese lugar apenas contaba con 10 años de edad, y no tenía ningún amigo con quién jugar, así que me iba al parque yo solito con mi bicicleta y empezaba a dar vueltas alrededor de sus amplios corredores. Yo veía a otros niños que también andaban en el parque, pero andaban en patines, y yo no sabía patinar. Pero me daba vergüenza hablarles y pedírselos prestados y también si me los prestaban, a cambio, querían que yo les prestara mi bicicleta. Y me ponía a pensar: ¿y si estos monos me roban la bicicleta, y me dejan sus patines a cambio, que le digo a mi mamá cuando regrese a la casa? De seguro me cachimbeya todo. Y después viene la penquiada más grande, la de mi tata. Entonces, mejor, desistía.

Pero en una de esas tantas ocasiones, que estaba descansando de manejar mi bicicleta en una de las bancas del parque, se me acercó una niña que era mayor que yo unos 3 años, y se sentó a la par mía, y me preguntó si sabía patinar. Y yo, para que no pensara que no sabía y que era machito, le dije que sí. Entonces ella, sin que yo se los pidiera, me dijo que me los prestaba para que diera una vuelta y que ella me iba a cuidar la bicicleta.

Como le había dicho que sí podía patinar, ya no me podía hacer para atrás porque podría pensar que era signo de cobardía. Así que me los puse, pero no me atrevía ni siquiera a pararme. Ella notó inmediatamente que sentía miedo que me fuera a ir de hocico, o de culo que era peor. Pero, herido en mi orgullo de varoncito, me dije: ¡Chis, del suelo no paso, y una caída en patines no creo que sea peor a la caida de una de bicicleta!
Y como ya me había dado mis buenos sopapos en la bicicleta, le dije que sí, que me los prestara.

Así que me armé de valor y me los puse, y empecé a tratar de levantarme de la banca.
Me incorporé sin ningún problema. El huevo vino después, cuando quise avanzar. No podía.
Yo pensé que el bolado era chiche, que era como caminar. Pero no. Y cuando quise dar el primer paso. ¡Polongón! Fue el primer sentón. Y cuando me quise levantar. ¡Sopas! El segundo vergazo.

La niña que me había prestado los patines se estaba muriendo de la risa al verme que no podía levantarme del suelo. Y yo, todo ahuevado, en vez de enojarme, me empecé a reír de mi mismo también de lo ridículo que me veía, y de que, por tonto y por no decir la verdad, estaba en esa situación tan embarazosa.

Ella, entonces, me explicó como debía pararme y como debía mover los pies para poder avanzar hacia delante, hacia atrás y hacia los lados. El truquito era, o es, tirar los pies hacia fuera, y así se logra que los rodos den vuelta. Y yo asocié dicho movimiento con el caminar del mimo ingles Charles Chaplin, y así lo hice, y aprendí rápidamente.

Desde ese momento, Gloria, que así se llamaba la niña, se convirtió en la primera amiga que hice en el parque Centenario. Vivía exactamente enfrente del parque, junto a su madre y su otra hermana. Como eran gemelas idénticas, todo mundo las conocía como “las Huatas”, y todas las tardes iban a patinar o a caminar en los corredores del parque.

Cuando regresé a mi casa le dije a mi mamá que para Navidad me regalara un par de patines. Y dicho y hecho, el propio 25 de diciembre de 1966 estaba estrenando mi nuevecito par de patines marca “Sunshine” Made in Canada con todos los cipotes del barrio. Como no sabíamos como se pronunciaba Sunshine en inglés, todos les decíamos patines “Chucháin”

Desde entonces, me hice “vicio” para patinar. Casi todas las tardes, después de hacer mis deberes de la escuela me iba al parque a patinar, y por los patines me hice chero de una gran majada de cipotes vecinos y entre todos jugábamos “zorra” o hacíamos una “cola” o una “mancha” y nos metíamos en todos los pasillos del parque haciendo “carreras”.

De mis cheros que patinaban me acuerdo del Chino Milton (del blog Cuchumbo de ideas), de su primo Luís (bigotes), del chele Aparicio, del chele pollo, de los tres Camanos (Guillermo, Foncho y Mauricio), de los chinos Siu, del otro Chino y su hermano Will (chorizo), de Felipe y Fausto Fratty, de Toñito, de los gemelos Bruno de la Tica bus, de Saul, de Campos, y del que para mi, fue el mejor patinador de todos, Nelson (la pulga). Nunca nadie lo alcanzó, era el más rápido. Era medio cascorvo y quizás debido a ese defecto de naturaleza era veloz en los patines. Aún todos patinando para adelante y él hacia atrás, no le dábamos alcance.

Para variar un poco la rutina, algunos domingos, en vez de patinar en el parque, nos íbamos al Parque Infantil, que queda en lo que hoy se conoce como Centro de Gobierno.
Allí había una pista para patinaje. Más bien eran dos, una pequeña para los más pequeños y otra más grande, para los adultos o más grandecitos. Desde que llegábamos, la gente nos veía con asombro y algunos nos aplaudían, pues, aunque no me crean, aprendimos a hacer muchas acrobacias y piruetas, como saltar a varios compañeros, hacer “colazos”, etc. Recuerdo que algunas gentes nos lanzaban dinero, como si pensaran que íbamos a pedir dinero. Pero no. Nuestra pila era patinar y tratar de quitarle el pañuelo de la bolsa de atrás al que llevaba la “zorra”, que era un juego parecido a jugar “mica”, pero era más complicado porque, en lo que uno creía que casi le quitaba el pañuelo, el que llevaba “la Zorra” se daba vuelta y uno se iba de paso, o chocaba contra otro que venía del otro lado. Pero era muy, pero muy divertido. Y más que todo, un juego sano.

Otras veces nos poníamos de acuerdo y nos íbamos a los Planes de Renderos, ya fuera en bus, a jalón, o algunas veces, esperábamos que pasara la ruta 6, nos sacábamos el cincho y se lo amarrábamos al bumper de atrás y nos llevaba jalados en nuestros patines sin que se diera cuenta el motorista del bus..

A mi me gustaba ir a patinar a los Planes porque la pista era amplia, y además, tenía dos pistas en dos niveles diferentes. Las pistas estaban conectadas por una bajadita curvilínea. Y nosotros hacíamos una “cola” agarrándonos por la cintura, y bajábamos hechos un pedo, y casi siempre el último de la cola, salía disparado fuera de la pista a hacerse caca.

Me gustaba también ir a los Planes porque iba a cortar mangos, manzanas pedorras, zapotes, caimitos, y aguacates, pues se daban por todos lados y nadie decía nada pues abundaban y hasta se podrían en el suelo.

Cuando llegué a la adolescencia dejé de patinar y me metí a jugar basketball en la cancha del parque, y logré pertenecer a varios equipos que se formaron para representar al barrio y al parque Centenario y competimos en algunos torneos, con bastante fortuna, pues obtuvimos varios campeonatos y solo de vez en cuando me volvía a poner los patines.

Algunos años después, la moda del patinaje regresó, pero para entonces ya se usaba el calzado con rodos, y no los patines de “chuchitos” y correas como los que yo usé cuando niño. Recuerdo que en una ocasión, ya siendo adulto, una amiga, -que después se hizo mi novia- me dijo que me invitaba a que fuéramos a la Feria Internacional, pues acababan de inaugurar una pista de patinaje y que esa era la nueva atracción y la nueva “moda” de los 70s. Yo le dije que no era experto, pero que era bueno para patinar, y no me creyó. Según ella, lo del patinaje era algo “novedoso”.

Pues nos fuimos a la feria, y me encontré que la pista era bastante ámplia y se patinaba al ritmo de la música de moda. Era la época “Roller Disco”, de los pantalones estilo “campana”, camisas de colores brillantes y cuello ancho, zapatos de plataforma y pelo afro. La Radio Femenina era la estación más escuchada por la juventud de entonces; y los Bee Gees, K.C and the Sunshine Band, Tavares; Earth, Wind and Fire, Barry White y Donna Summers se escuchaban por todas partes.



Rentamos un par de patines para cada uno, y desde que me los puse y entré a la pista, la gente se apartaba de mi paso pues les pasaba volando por el costado.
Y, aunque había perdido la práctica, la maña no se me había olvidado.

En cambio, ella, como nunca se había puesto un par de patines en su vida, al nomás entrar en el ruedo, se fue de espaldas, paró las patas y cayó de nalgas. No se podía ni parar y se le miraba que estaba chapuda de lo avergonzada que estaba pues todo mundo se reía de ella.
Entonces recordé que exactamente eso mismo me había sucedido con la amiga de mi infancia en el parque Centenario

Así que la levanté del suelo con delicadeza, la tomé de la cintura con suavidad y al ritmo de la música disco que sonaba en los parlantes, la empecé a llevar a mi compás y empezamos a bailar y a tararear aquella tonada que dice:

“More than a woman…
More than a woman to me…”



Memo.

Instrucciones para hacer chaparro

Para todos los consuetudinarios amigos de “Baco” o mejor dicho del doctor Chichipate, de chirindanga, el enamorado de este manualito, estratégicamente indispensable para esos días de fiesta.
A todos los Guazapones y Guazapinas, quiero decirles que si piensan preparar su sabrozo jaibolito es indispensable tener en cuenta lo siguiente:
Primeramente se prepara una culebra de cobre con una canoa de madera para el depósito de agua, ésta tiene la intención del enfriamiento teniendo el cuidado de recambiar el agua constantemente mientras dura todo el proceso de menjurge. El cocedor es un voladito de batidor que se pone en la boquiya del cantarito con chicha en fogón. El batidor se puede hacer con el cántaro sellado mediante un hoyito, luego se mete la correya para que salga hacia la canoa.
-La mazacuata puede ser también de bronce
-La chicha son dos medios de maíz más una de arroz, se ponen a nacer hasta que le broten los coyolitos, a los días está raiciadito, luego se saca y se pone dos días al sol hasta que esté sequito y tostadito. Después se martaja en una piladera y se mezcla el maíz y el arroz, se machaca un atado de dulce y se deja el agua a nivel del raiciadito.
A las veinticuatro horas se le quita nuevamente el agua cuando ya tiene saborcito de chupeta. Se le encarama otro atadito de dulce cuando esta borboyando, si se quiere que se siga cociendo o se bota, media vez se sienta con fuertecita de esa vía dulce ya pueden sacarse dos botellas de lorotas, que por cierto echa un tufito de sobaco de diputado y se deja borboyando.
De cinco botellas de chaparrito puras salen dos y medio de alcohol, debés de tener en cuenta que al chaparrito también le llamamos cusuza o coyolito. Si en la pachanga una cipotía te ofrece la cusuza no te pongás nervioso, sencillamente da lo mismo chaparro o coyolito.
Cuando está en el fuego debe de llevársele la mano a fueguito lento, con una llama rebalsa y se puede incendiar; así con el fuego mansito comienza a chorrear después de una hora de cocimiento. En la canoa estamos cambiando el agua caliente por fría.
-Al cocedor se le embroca el voladito.
-así vé?
-así vé?
La charrita de la culebra se mete despacito en la churumbila y se zampa fuego a la babosada hasta que veás que comienza a chorriar, siempre como te decía a fueguito manso.
Para catalizar el alcohol se agarra un algodón, se embroya en un palito y se moja, luego se priende y en breve lo apagás hasta que se le termine el sumito.
Después se aprieta el algodón, si ves que está mojado todavía le falta una micerita, si no le queda humedad en el dedo quiere decir que está listo el alcohol noventa.
¡Ah, y no olvidés que la culebra, cuando calienta, zurra!

Alfonso Hernández
De su libro: “Diálogo de las germinaciones y otros cuentos”.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Viejas...pero buenas





Yo tuve un tocadiscos portatil muy parecido a este. Era marca Phillips, con tres velocidades: 33 1/3, 45, y 78, botón de volumen y botón de agudo-grave.
Esta canción de Brenda Lee siempre me a gustado desde pequeño. Creo que es de 1960 si no me equivoco.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Carta de un turista gringo











NOTA: Esta carta esta escrita en Inglés Guanaco, así que consígase un diccionario para traducir las palabras que no entienda. (Pero dudamos que las encuentre de todas maneras).
Carta de un turista gringo.

Los Ángeles, Ca. October-1998.


Mai dier frend Memo:

Gracias por yur recomendeshon que yu hacer to mi de visitar yur wonderful contry El Salvador. Realmente fué una great expirienc and a great adventchur, pues su país tener a lot of gud things que ofrecer al turista. Especially a aquellos como yo que querer conocer niu places, and El Salvador estar lleno de lugares muy bellos. Desde que mi llegar al Aeropuerto sentir el calor de la pipol y del sol, pues aquí uno sudar como que estar dentro de sauna. Mi tomar taxi hacia capital city y driver llegar echo un fart a hotel en San Salvador en menos de tuenty minuts. Taxi drivers aquí correr como que estar en carrera de 500 miles de Indianapolis. Cobrarme only 75 dollars. Very chip. Decirme también que si yo necesitar muchacha para tunait que el tener prima que hacer gud job. Aniway, mi empezar a desempacar y darme cuenta que hacerme falta una maleta. Mi hablar con airline y decirme que en tu uiks maleta estar en Comalapa. Yo mandarlos mucho al hell, pero a ellos valerles moder mai complein.
Mi empezar veikeshon en San Salvador caminando por Los Héroes Blvd. Mi ver muchos Dragon men lanzando fuego from boca. Sentirme very sad por ellos porque andar descalzos y hambrientos. Pero casi todos ser glu snifers. Impresionarme very mach la limpieza de las strits. No ver basura por ningun lado; solo algunos dogs encaramados en otros dogs. Seguir caminando y ver muchos bars o chupaderos como aqui llamarles. Yo entrar a algunos y probar la Pilsener bier. Very gud bier. Subirse rapidito a mi cabeza. También probar la Suprema bier, pero no gustar porque hueler a asshole. Probar Carao drink, seim problem.

Mi ver también chamaconas de la hapy laif. Por aqui decirles “dormilonas”, bicos ellas echar sliping pills a los drinks de los bolos para dormirlos y robarles todo el mony. Luego los dejan chulones cerca del Centenario Park, y al next dai salen retratados en el Diario de Tudei en primera plana. Hasta diputados haberse ido en el movidas. Mi casi caer en el trampa. Pero gringo no pendejo. Mi llegar ya chulón y sin mony al cerveceria de una vez.
Yo conocer muchas playas, Visitar El Tuncou, El Costa del Soul, El Tamarindou, El Espinou, El Obispou, El Cucou; y en cada uno de ellos comer muchos mariscos para cargar pilas. Mi comerme como 50 cocteles de conchas y 10 dozens de eggs de tortuga, porque yo agarrar el pajas que conchas ser mejor que el Viagra. Pero ser puso Bullshit. Lo unico que casi pararseme ser mai jart de tanto Colesterol. Eso si, que mi agarrar un churrias de uan uik. Yo ir al Rosales Hospital a pasar consulta con doctor para cortar cagazón. Y doctor decir que ser el dengue; pero yo estar seguro que ser el mango Twist en Alhuashte que yo comprar por el Hula Hula park. Vendedor de fruta helada decirme que mangos estar bien lavados con agua purificada del Acelhuate river. Aniwey, mi tener very gud taim in la Capirucha.


Luego yo querer conocer pueblitos, y tomar bus a Oriente de El Salvador. Mi visitar San Miguel city, pero quedarme only uan dei bicos hacer un calor de las uan sauzand faiv hondred...
Mi pasar por Cojutepeque y comer chorizos and butifarras. Tambien hacer parada en desvio a San Vicente y comer carnita de Tuncou con tortillita caliente. Uhmmmm. Todavia sentir aroma de comida!!!. Very gud fud!! Que McDonalds, ni que chingadas!!. For the first taim in mai laif I was iting real fud.
Al regreso, bus ser asaltado por tres gangs members. Yo reconocer a dos de ellos que haberme robado truck en Los Angeles some taim ago. Yo decirles que ya conocerlos, y ellos hacerme un discount por ser old customer. Dejarme con uan fifty de colon. Decir que ser suficiente para bus de regreso y hasta decirme que ruta tomar para no volver a ser asaltado por otros ladrones. Very gud gays!!!
Pero mi no desanimarme y seguir visitando su bello country. Yo comer pupusas en Olocuilta and Santa Tecla; yuca con chicharrones in Mercado de Mejicanos, cocos en Izalco, chilate con nuegados en Los Planes de Renderos, riguas and cuajadas en Santa Ana, sopa de cangrejou en Coatepeque lake. Mi olso visitar Panchimalco city, ruinas del Tazumal and San Andres.


Especial lugar que mi visitar ser tumba de Monseñor Oscar Romero en Catedral de San Salvador. Yo ver fervor religioso de sufrido pueblo salvadoreño, bicos nunca perder fé en un futuro mejor y amor a almaighty God. Yo very excited porque ver bajada de El Salvador del Mundo en fiestas patronales de Agosto. Yo luego irme a feria a jugar loteria de cartones. Mi casi ganar premio. Pero no ganar porque faltarme “el Sol cachetes de gringou”, and “ el Diablitou Coloradou”.

Yo bañarme en Itchanmichen, Apulo, Atecozol and Los Chorros. Aguita de Los Chorros caerme de a pijita. Curarme un hang over de tres semanas de tanto tomar Tick Tack y Muñeco.
Yo ir a comprar som souvenirs al Cuartel Market para frends in USA. Interesarme mucho un special gun hecho de barro que disparar milk en lugar de bullet. Mi nunca haber visto nating laik dat in mai laif. Vendedora pedirme 800 colones para que yo ofrecer. Yo ofrecerle 50 colones, y ella muy amablemente mandarme a comer una cuchumbada de algo que mi no saber que ser.
Meibi yu explicar leiter to mi que ser eso.


Haberme gustado su country very mach, y yo recomendar a todos mis friends que visiten El Salvador, pues ser un pais muy hospitalario y bello. Lleno de atractivos y de gente noble y trabajadora. Lo que mas gustarme ser su gente. Very amables y alegres. Hacer parties por todo, a toda hora y todos los dias, valiendo Dick lo que oder pipol pensar.
And yur wimen!!! Oh mai God!!!!!! Very hot!!!!!!!! Como mover el Atol de Elote!!!!!!!!!!!!!!!!!
Mi poner anuncio en periodicos solicitando salvadoren esposa. Yo recibir como tu zausand aplikeshons. No sé si Gringo very gud lukin, o ellas solo querer American peipers. Eniwey, yo querer regresar next yier to El Salvador porque haberla pasado a toda moder. MI haber tenido a very wonderful time in this small pero great country.


Only uno problemo. Mi perder ol mai peipers en bus que tomar a Soyapango. Mi creer que tamarindos bajarme mai wallet. Mi tener big problem back in Los Angeles airport. Migra pensar que yo ser Wet Back, bicos yo no traer pasport or Green Card, and olso yo empezar a hablar con acento de Guanaco. Migra preguntarme de donde yo venir. Y yo contestar que de “El Jalvador”, y que no traer “Pajaporte”. Y ellos very suspicius.

Ademas yo traer como 50 libras de queso duro y de capita, y maleta hueler a pata shuca. y ellos pensar que ser some kind of drug. Ademas traer como 20 piezas de Pollo Campero, y ellos decir que solo salvadoreans traer esas pendejadas into de Yunaited Esteits. Dejarme entrar eniwey bicos yo ser chele and blu ais.


Well mai dier frend. Yo mucho agradecido wit yu por recomendechon de visitar El Salvador. Yo dejar muchos amigos por todos lados que visitar. Yo no entender como ser posibl que prensa ser tan negativa con paisito tan bonito. Ser cierto que haber ladrones, pobreza, hambre, prostitushon. Pero eso hay en todas partes del world. Y mas aun en may country the United States of America. Solo basta ir por los Downtows de las big cities like New York, Chicago, Los Angeles, Detroit, etc. para darse cuenta que esos problems ser universal.


Uan last thing. Yo no echar “Canita al aire” en Seisa burdel como yu recomendar, bicos Gringo very afraid of AIDS. Una noche mi salir a buscar compañia de señorita, y encontrar una chava por El Salvador del Mundo . Llevarme big sorprais bicos resultarme ser pinche maricón. Y a gringo no gustarle pupu!! Yo bajarlo a puros kicks y no quer’ia bajarse el Son of a B...
Tu cuidarte mucho and be very kerful con LAPD, bicos yo saber que ellos andarte buscando porque yu andar vendiendo cocaina , carros robados y papeles chuecos por el McArthur park. Y si ellos agarrarte mandarte mucho a la shit back to Mariona jail.

Yur friend.

G.A. Bacho.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Recordando a Quincho barrilete

La piscucha



La piscucha.



Niño que no ha encumbrado un barrilete en su vida es como aquel que ha dejado su niñez en suelo y no ha permitido que se eleve por el espacio de fantasías como es el remontar una piscucha.
Lito Montalvo

Cuando yo era niño Lito, y no don Lito, dispuse que antes de ser encumbrador de piscuchas, debería ser primero fabricante de las mismas. Mi abuelita Catalina me apoyaba, a lo mejor el cipote traía para ingeniero de aeronaves, decía. Pero me quitó el impulso cuando deshice el canasto que ocupaban para ir al mercado, en el afán de conseguir las varitas que hacen la armazón de las cometas. "Mejor que las compre hechas", dijo la niña Catalina.

Recuerdo que siempre andaba detrás de las papalotas marca Estrella, que mi abuelita ocupaba para hacer sus costuras. Y es que en esa época ella vivía de coser ajeno, es decir que las prendas, en especial las de las mujeres las hacían manos femeninas o costureras. Abundaban en los barrios los rótulos de "Modas Edith".

Pero ya me salí del tema de las piscuchas. Nos íbamos a la lomita que quedaba al final de la Calle San Martín, allí donde casi terminaba el barrio La Vega y empezaban los guayabales de la finca Letona. Enfrente el cerro de San Jacinto, todavía poblado de árboles, en especial de mangos, donde los cipotes nos íbamos a saciar la terrible hambre, comiendo gratuitamente guayabas y mangos. Púchica, ya me volví a salir del tema de las piscuchas.

Ahí, en las tardes ventosas de octubre elevábamos nuestras cometas hechas de papel de china y varitas de castilla que valían cinco centavos. Algunos las echábamos al pleito y como gallos de pelea le poníamos hojas de afeitar de la marca Gillette a la cola, según nosotros para que, de esa manera, de un coletazo cortáramos el hilo de la piscucha adversaria, cosa que nunca pasó más que en nuestra imaginación. Lo que sí sucedía era la piratería del hilo. Si una piscucha ajena caía en nuestro territorio, se trataba de rescatar subiéndose hasta los tejados, pero cuando no se podía, nos conformábamos con recoger el hilo, el cual lo lográbamos tirando unos gallos, que eran dos piedras amarradas por una cuerda que le tirábamos al hilo que pasaba por la vecindad. Como no todas las veces acertábamos, los gallos quedaban trabados en las líneas eléctricas como recuerdo de la época de las piscuchas. Estos gallos se caían con el tiempo, cuando se podría el hilo.
También le mandábamos telegramas a San Pedro. Estos eran pedazos de papel periódico que a través de un hueco, se los poníamos al hilo y "tastasiando" la piscucha los hacíamos llegar hasta el barrilete. Ganaba el que más telegramas le hacía llegar.

Y mientras unos encumbraban la piscucha, otros se deslizaban desde la lomita en pencas de palmera que la naturaleza nos daba de la finca Letona. En este país no hay nieve para deslizarse en trineos, pero hay imaginación y zacatales donde las pencas hacen de trineo y el polvo, de nieve. ¡Otra vez me salí de las piscuchas!

Un día, con los Avilés decidimos hacer una mega piscucha, es decir una piscucha grandota, la más grande del mundo.
Trabajamos en el garaje para hacer nuestro proyecto ultra secreto, conseguimos unas varas de castilla de por lo menos seis metros de largo y las partimos para hacerlas más delgadas. Ahorramos para comprar papel, engrudo y sobre todo una pita muy fuerte que aguantara con la capacidad voladora de la piscucha más grande del mundo. Una tarde, cuando los vientos eran más fuertes que de costumbre, sacamos la piscuchona y nos la llevamos al campito, como le decíamos a la lomita. Recuerdo que la niña Rosa Emilia Navarrete, que hace poco se nos adelantó en el camino que todos llevamos, no dejó salir a sus hijos porque le tuvo miedo a la piscuchona, dijo que se podría llevar a sus hijos René y Mauricio, que por más que lloraron para que los dejar an ir, la niña Rosa no los dejó. Es por eso que ellos no me pueden desmentir de los que le voy a contar.

La piscuchona rápido empezó a juguetear con el viento, como si hubiera sido hecha para volar, no había duda de que se encumbraría y surcaría los cielos del barrio La Vega, tapando el sol con su inmensa sombra. Empezamos dándole diez metros de cordel, pero la piscuchona galga de espacio exigía más y más cordel mientras ascendía al espacio solamente sofrenada por tres cipotes a cual más flacucho.

Cuando se terminó el cordel y ante la exigencia de la piscuchona, nos quedamos agarrados al pedazo de palo en que estaba enrollado el cordel. Eduardo Avilés fue el primero que se soltó, tuvo miedo; después se soltó Calín, dejándome solo en el pleito con el viento y el espacio. Pero pudo más el cometa y empezó a remontarme por los aires. La niña Rosa Emilia todavía me regañaba desde la puerta de su casa, todavía escuché que me gritó: "Cipote perverso, ya le 'buir' a contar a la niña Tere", mi mamá.

Pero ya no le oí, estaba muy alto, desde ahí arriba divisé el techo de la iglesia tapizado de varas de cuete, pues recién habían pasado las fiestas. Me recordé de las estrofas de don Alfredo: Dos alas, quién tuviera dos alas para el vuelo. Esta tarde en la lomita el niño Lito las ha tenido.
Un zopilote pasó volando cerca de mí, como preguntándome el por qué había invadido su espacio.

También me dio miedo, pero más que todo frío, en especial por los pantalones cortos. No podía respirar por la nariz, la tenía tapada. Busqué a mi ángel de la guarda, pero no estaba, no lo vi. Al rato se me quitó el frío, sentí calientito, ya respiraba por la nariz, estaba en mi cama y mi mamá me frotaba con pomada de mentol. Un angelito me hacía señas detrás de la puerta. Recuerdo que me dijo que la niña Rosa Emilia había llegado a poner queja.

Nota: pienso encumbrar una piscucha un día de estos y mandarle un telegrama a la niña Rosa Emilia. El texto será: Te extrañamos mucho. Firma don Lito y los cheros de La Vega.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

MEMOrias de la Tremenda Corte

Creo que fue allá por el año de 1967 cuando oí por primera vez en el Circuito YRS el programa radial cómico “La Tremenda Corte” con Tres patines, y desde entonces no me lo perdí. Cada mediodía ponía mi radio de transistores a la par mía cuando estaba almorzando, y me moría de la risa de oir las jugarretas que Tres Patines le hacia a Nananina, a Rudesindo y especialmente al señor juez.

Estos programas radiales habían sido grabados en vivo en Cuba, antes de la revolución del 59.

Sus principales artistas eran Leopoldo Fernández (José Candelario Tres patines), Anibal de Mar (el tremendo Juez), Mimi Cal (Nananina) y Adolfo Otero (Rudesindo Caldeiro y Escobilla ). El escritor de los libretos era Cástor Vispo, un español exilado por la guerra civil.

Fernandez y de Mar empezaron su acto cómico como un dueto de cantantes y grabaron varios discos como Pototo y Filomeno. Posteriormente hicieron algunas películas, y después del triunfo de la revolución emigraron a México.

Años después nos llegó el programa a la televisión, y pudimos ver las caras de aquellos personajes que solo habíamos oído por radio.

El programa duró en el aire unos dos o tres años nada más, pero dejó en el habla común de los salvadoreños, frases como “Tú estabas allí , chico”, “¡A las rejas!” y “¡Cosa más grande en la vida, chico!”.

lunes, 10 de noviembre de 2008

El mono que quiso ser escritor satírico



El mono que quiso ser escritor satírico
Augusto Monterroso



En la selva vivía una vez un Mono que quiso ser escritor satírico.Estudió mucho, pero pronto se dio cuenta de que para ser escritor satírico le faltaba conocer a la gente y se aplicó a visitar a todos y a ir a los cocteles y a observarlos por el rabo del ojo mientras estaban distraídos con la copa en la mano.



Como era de veras gracioso y sus ágiles piruetas entretenían a los otros animales, en cualquier parte era bien recibido y él perfeccionó el arte de ser mejor recibido aún.No había quien no se encantara con su conversación y cuando llegaba era agasajado con júbilo tanto por las Monas como por los esposos de las Monas y por los demás habitantes de la Selva, ante los cuales, por contrarios que fueran a él en política internacional, nacional o doméstica, se mostraba invariablemente comprensivo; siempre, claro, con el ánimo de investigar a fondo la naturaleza humana y poder retratarla en sus sátiras.

Así llegó el momento en que entre los animales era el más experto conocedor de la naturaleza humana, sin que se le escapara nada.

Entonces, un día dijo voy a escribir en contra de los ladrones, y se fijó en la Urraca, y principió a hacerlo con entusiasmo y gozaba y se reía y se encaramaba de placer a los árboles por las cosas que se le ocurrían acerca de la Urraca; pero de repente reflexionó que entre los animales de sociedad que lo agasajaban había muchas Urracas y especialmente una, y que se iban a ver retratadas en su sátira, por suave que la escribiera, y desistió de hacerlo.

Después quiso escribir sobre los oportunistas, y puso el ojo en la Serpiente, quien por diferentes medios -auxiliares en realidad de su arte adulatorio- lograba siempre conservar, o sustituir, mejorándolos, sus cargos; pero varias Serpientes amigas suyas, y especialmente una, se sentirían aludidas, y desistió de hacerlo.

Después deseó satirizar a los laboriosos compulsivos y se detuvo en la Abeja, que trabajaba estúpidamente sin saber para qué ni para quién; pero por miedo de que sus amigos de este género, y especialmente uno, se ofendieran, terminó comparándola favorablemente con la Cigarra, que egoísta no hacia más que cantar y cantar dándoselas de poeta, y desistió de hacerlo.

Después se le ocurrió escribir contra la promiscuidad sexual y enfiló su sátira contra las Gallinas adúlteras que andaban todo el día inquietas en busca de Gallitos; pero tantas de éstas lo habían recibido que temió lastimarlas, y desistió de hacerlo.

Finalmente elaboró una lista completa de las debilidades y los defectos humanos y no encontró contra quién dirigir sus baterías, pues todos estaban en los amigos que compartían su mesa y en él mismo.

En ese momento renunció a ser escritor satírico y le empezó a dar por la Mística y el Amor y esas cosas; pero a raíz de eso, ya se sabe cómo es la gente, todos dijeron que se había vuelto loco y ya no lo recibieron tan bien ni con tanto gusto.
FIN

sábado, 8 de noviembre de 2008

viernes, 7 de noviembre de 2008

EL ECLIPSE

Cuando Fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido acepto que ya nada podría salvarlos. La selva poderosa de Guatemala lo había opresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de Los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.

Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de si mismo.
Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intento algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.

Entonces floreció en el una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles.

Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo mas intimo, valerse de ese conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.

-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y espero confiado, no sin cierto desdén.

Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.

Augusto Monterroso
Guatemalteco


martes, 4 de noviembre de 2008

Cuando el último reflejo funerario

Alisten un par de candelas,
Una magnífica,
Un rosario,
Un cristo y una dolorosa,
Porque esto ya huele a ciprés.
Y no vayan a andar con babosadas
En el velorio,
Porque les juro que ahí nomasito
Me levanto a hacerles muecas de espanto
Para que me recuerden de veras.
No se les vaya a meter la chifladura
de detener las ganas de llorar,
como esas viejas fufurufas
que por andar de melindrosas
al momento de los pésames
les agarra el patatús.
No,
Ustedes por favor
Compórtense como nos han criado
Para sentir hondo a nuestros muertos,
Llorando a moco tendido,
Sin pena porque lo pueda ver la fulana
o don fulanito;
sin que le importe a uno
la cara que se hace para decir
“¡ay Diós mío, por qué me lo quitaste,
tan bueno que era el pobre
y tan sin gracia que se murió”!
Y si tienen conqué,
No dejen de repartir su traguito,
De pachón para que raspe y ayude al desvelo.
Hay que dar también una buena porción de pan dulce
Y café, una buena tarrada de café
Y cigarros en abundancia.
¡ah!...para las rezadoras
no se olviden de preparar los puros
y los cigarros pata-de-cabra,
su gran delirio.
Y si Marito Monge
Viene a cantar los alabados,
Díganle que para el novenario
Él será quien levantará mi espíritu,
Para que no esté pís-pis,
Pensando que la Niña Eduviges
Pueda quitarle el chance,
Pues la última vez,
Cuando se ahorcó Beto Patojito,
Se peleó a medio rezo con Don Cupe,
Sólo porque se le adelantó con el Padre Nuestro.
Y si no alcanzan las mesas
Para los jugadores de Póker y 31,
Vayan a prestarlas donde la Romilia…
Pero cuidadito con decirles que no,
Pues para eso hay suficiente patio,
Que ya regadito
Queda un espacio bien galán.
Ay se compran suficientes naipes españoles,
Aunque no alcance para alquilar las cortinas,
Pero que Torres,
El Chele Mecho,
La Chapuda y Lito Palangana,
Tengan con qué decir
“¡voy 10 al Oro!”
Y no vayan a perder el tiempo
Buscando en el cofre
Las mantillas y los tapados,
Así nomás se dejan ir donde el Sacristán
A encargar los dobles
¡dalán, dalán que digan las campanas!
¡ y no le hace que truene o llueva
pero que no haga falta el incienso!
Y por último,
Si me quieren preparar a mi gusto,
No me pongan saco ni corbata,
Ni talcos en la cara,
Ni brillo a mis cabellos;
Pero si,
Y si no es tanta la molestia.
Que la tajadita de limón
Sea una media luna entre mis labios.




Salvador Juárez

sábado, 1 de noviembre de 2008

Día de finados


Vengo ante ustedes, señores,
con mi "puesiya "modesta
en este día en que los
muertos están de fiesta.

Yo ahí al mediodía
cabal a la hora caliente
y por Dios que no adivino
diónde sale tanta gente.

La peche trajo unas flores
cargándolas desde el valle,
para vender en el mercado
que han hecho en la propia calle.

¡Que vendedoras, amigos!
Palabra que hay gente necia,
paradas, chineando flores
parecen santos de Iglesia.

Y sólo digo parecen
por que de veras Dios guarde,
si le ofrecen y no compran
le sacan lo que más le arde.

-Va a llevar flores, moreno?
¡Mire qué linda, divina!
Mejor cómpreme esta, negro,
son bañadas de esterina!.

-No gracias, no tengo pisto
(le digo medio achicado)
Y entonces ¿a qué a venido?
grencho infeliz, acabado.

-Señora, por vida suya,
¿Cuánto vale la corona
con unos adornos de esos?
Es barata, guapo, mire,
con adornos, treinta pesos.

-De veras que es bien barata,
ya, ya voy a regresar...
y lo más pronto diciéndome:
¿Treinta pesos? la debiera de sembrar.
A todo esto no he dicho
a quién voy a enflorar.
Es una novia que tuve
con quien me iba a casar.

Pobrecita la muchacha,
en la Gloria debe de estar...
Se murió del mal del olvido...
se le olvidó respirar.

Pero bien, sigo mi cuento:
Una corona compré
me pedían ocho pesos,
pero regateando un poco
por cuatro me la llevé.

Que gentío en el panteón,
no se podía ni andar,
mil gentes con sus tanates
con carne hasta de zanates
para quedarse a almorzar.

Y pretenciosas algunas...
mirá vos cuidáme el pollo.
Remigio vení pá cá,
te vas a ir en ese hoyo
camináte por allá.

Unas muchachas bien tipas
que están sólo ir y venir,
yo se los digo de cierto
que si no son dueñas de muerto
y van sólo a presumir.

Por allá una viejita llorando
por no sé quien...
otra anciana la consuela:
Ya no llore más, abuela
tampoco yo le di refrenda
y lo sacaron también...

De repente, una viejona:
¡Allá, mire, aquél es!
Un policía me agarra,
saca pitas y me amarra
de las manos y los pies...

-Devuelva usté esa corona
porque usté se la robó...
Es cierto, esa es mía,
ahí tiene hasta mi nombre
dijo ella, y me la quitó.

Y era cierto, señores...
era corona robada que
en el mercado compré...
Me la dieron bien barata,
pero ya saben por qué...

Hay de todo en esta vida,
hay ladrones condenados...
ya ven lo que hoy me pasó,
que alguno no respetó
ni el día de los finados.

Miguel Alvarez Pineda
Aniceto Porsisoca
Tomado de Cuscatlán