domingo, 28 de septiembre de 2008

Media hora con Los Beatles


Difícil y precaria es la vida del pobre,
en su afán de hallar dicha y prosperidad,
y buscando placeres que no da el cobre,
despilfarra su orgullo y su humildad.


San Salvador, a inicios de la década de los años 60s, tenía casi más de 400 años de existencia, y más de 150 de independencia, pero su crecimiento y desarrollo urbano había sido tan lento que cuando llegó mi uso de razón, y se abrió mi reserva de memoria, San Salvador eran tan parvulario como yo. Había tantas calles polvorosas como había pavimentadas, tantos carros como carretas, el aire era limpio, el ambiente agradable, la gente amigable y confiada. Las noches eran oscuras y más estrelladas, los focos de 200 watts apenas alumbraban las calles, callejones, y callejuelas, pero los caminos eran mucho más seguros que los ufanos de hoy con sus luces de sodio.

No existía la Colonia Santa Lucía, ni la Zacamil, mucho menos Ciudad Credisa, ó Ciudad Merliot. En la práctica había sólo dos clases sociales: La clase alta y la baja. La gran mayoría eran conglomerados pobres clase baja, como mi familia, viviendo en olvidados mesones malolientes que pululaban en toda la ciudad. El mesón La Bolsa en la calle Gerardo Barrios se decía era el más grande. Se refería tenía cien piezas, pero la pieza número cien era la letrina y baño que servía a los inquilinos de las otras 99 piezas. De allí que la palabra cien pasó a ser sinónimo más de letrina, baño, interior, sanitario, pipi room, cagadero, etcétera.

El mesón donde mis padres y cinco hermanos vivíamos era uno de los más pequeños del pijo que había en 1-2 kilómetros a la redonda, pero mi mesón Costa Rica, propiedad de la familia Meardi, estaba céntricamente localizado enfrente de la escuela Juan José Laínez y a dos cuadras de la Joaquín Rodezno, cerca de los Bancos Capitalizador y Central de Reserva, La Mariposa, el Cochinito, el Pollo Royal, el Campo de Marte, el Parque Bolívar, la Basílica.

Diez familias vivían allí y todos tenían negocio. Había comedor -de mi madre-, talabartería, taller de mecánica, carpintería, taller de modas... nadie tenía televisión, y el radio eléctrico y tocadiscos era un lujo de muy pocos, el recién introducido radio portátil de transistores era más accesible, la músicaera el gran animador en la jornada diaria en ese mercado-mesón. Rancheras, tríos, mambo, cumbias, mosaicos de la Billos, animaban el ambiente de trabajo duro y fiestas particulares que se daban de vez en cuando. Yo me ufanaba entre mi marita de párvulos en ser el único que podía hacer completa la caída de la hoja cuando sonaba Bill Haley.

Todavía en esa vida llena de carestía
saturada de mil vicisitudes y pobreza,
el trabajo con honra adornaba el día
confianza y amor era más que riqueza.


Mi mente impúber braceaba en la corriente de mi ambiente y aunque no me emocionaba oír los Corraleros del Majagual, ni los Tres Reyes, parecía disfrutarlos cuando había una fiesta.
Entonces, cuando la época navideña de 1964, los escuché por primera vez y comenzó mi párvula pesadilla...

Inglaterra, a través de la historia, ha sido un país que en las artes no le dio al mundo un Miguel Ángel, un Rembrandt, un Monet, un Picasso; en la música-música no dieron un Beethoven, un Chopin, un Bach, un Mozart; y en literatura, significantemente, sólo dio a Shakespeare, y algunos eruditos ponen en tela de juicio su real existencia... En mi opinión considero que Inglaterra ha dado solamente tres aceptables legados a la humanidad: Estados Unidos, el Fútbol... y Los Beatles.

Los escuché y de inmediato me gustó su música. No sabía lo que decían pero me llegó. En el mesón yo me convertí en un paria, un extraño, mientras los "machos" adultos se ponían a verga con Pedro Infante, Javier Solís, y Jorge Negrete, las mujeres casi lloraban con las "rancheras que dan Cólera". A la mara de mi edad le gustaba Leo Dan, César Costa, el gran canelón Enrique Guzmán y el "voz de hombre" Alberto Vázquez... con mis Beatles yo era un total extraterrestre, y las burlas y malas pasadas me hicieron alguna vez llorar... pero entonces la Radio 630 -La Monumental-, quizás en 1965, comenzaron un programa llamado "Media Hora con Los Beatles" de 9-9:30de la noche. Mi tata con su Agustín Lara, Pedro Vargas, Olga Guillot, etc... nunca me permitió poner esa "música degenerada" en la radio de mi hogar, y mi madre tratando dulcemente de disuadirme me decía "vos no sabés si te están maltratando con esa música". Pero cual chava quinceañera, cuanto más me regañaban más me gustaban.

Entonces me regalaron un radio de siete transistores esa Navidad. ¡Jamás me perdí Media Hora con Los Beatles!, que después lo extendieron a una hora.
Yo dejaba la batería del radio al sereno todos los días para que se cargara, tanteaba con la lengua... y hasta que sentía que había muerto la botaba.

En quimera llega riqueza abundante,
detrás queda el desprecio y la bajeza,
con júbilo despierta el orgullo rampante
estuprando la honradez y su nobleza.


Jamás pude encontrar otro que le gustara Los Beatles, ni en mi mesón, ni en mi barrio Santa Lucía. El rock latino de esos años del 65 al 67 fue dominado por mexicanos como los Hermanos Carrión, Los Yaquis, Johnny Jets, Alberto Vásquez, Manolo Muñoz, Teen-Tops, Oscar Madrigal, César Costa, Roberto Jordán y otros. Fue hasta 1967-68 que con la llegada de la nueva ola comenzaron a salir seguidores beatlemaníacos, apareciendo grupos de rock guanacos copia de ellos como Los Beats (Beatles salvadoreños) de Mangandi, TNT, Supersónicos, Satélites del Twist.

En 1966 la radio YSU empezó organizando programas en vivo al público con estos grupos en sus estudios de la cruzadilla y en el contiguo cine Deluxe a los cuales asistí muchas veces, en una de estas presentaciones en el Deluxe, vi al ahora "monseñor" Luis López, cantante de Los Supersónicos, presentar por vez primera a "Los Supersónicos Juniors", luego Lovers, creadores de Camino de Hormigas.

Para entonces Los Beatles habían cambiado la música para siempre y hasta eran "Caballeros de La Reina"... y con ellos surgió la "primera invasión" inglesa de música rock. Si hasta entonces la música era escuchable y bailable, me pregunto que hubiera dicho mi gente del mesón si hubiese en ese entonces escuchado el hard rock, punk rock, metal rock, alternative rock, soft rock... y todo ese montón de variantes del ritmo creación del negro Chuck Berry, que al oír -para mí- no tienen diferencia.

Sólo quedan Ringo y Paul MaCartney sobreviviendo la era de Los Beatles y entonces pasarán a la historia como, lo que a mi parecer, es lo mejor que alguna vez dio al mundo la Pérfida Albión...

Pero el recuerdo de esa inolvidable época perdura siempre en mí..

JUNIO/2001
Tamen

viernes, 26 de septiembre de 2008

Recordando a "Los Mitos" de España

La "cosa"

Ayer me puse a pensar una cosa,
que parece una pregunta capciosa,
pues tengo esta duda espantosa
y quiero saber ¿qué cosa es la cosa?.

Y por más que le pongo coco a la cosa
no salgo de la misma premisa dudosa.
Consulté una enciclopedia muy famosa,
pero quedé siempre en la misma cosa.

Es que para mucha gente, “la cosa”,
puede que no sea la misma cosa.
Le pregunté a una vieja chambrosa
y esta fue su contestación temerosa:

Hijo: La respuesta a tu pregunta engorrosa
es difícil, complicada y caprichosa;
porque no hay definición meticulosa
a lo que en realidad es la cosa.

Si le preguntas a la gente laboriosa
que ¿como está la cosa?,
su respuesta fría y pasmosa
será que ¡está jodida la cosa!

Si le preguntas a una joven hermosa
que ¿como tiene la cosa?,
ella se pondrá molesta y ruborosa
pues ya se le puso peluda la cosa.

A un muchacho con mente morbosa,
al ver una mujer bella y primorosa
con lindo pelo y figura voluptuosa,
rapidito se le pone dura la cosa.

Para un hombre, la mentada cosa,
puede ser una cosa embarazosa.
Pues al pasar la edad dichosa,
aunque tome vitamina milagrosa,
no logra que se le pare la cosa.

Así que, hijo mío, así es la cosa.
Para unos es cosa jocosa.
Para otros es cosa vergonzosa
¡Ya vete a otra cosa con tu cosa!

Le dí las gracias a la vieja chismosa
por su palabra sabia y talentosa.
Yo seguí con mi prosa y mi cosa
de averiguar ¿qué cosa es la cosa?.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Un día en el mercado




Ayer me dijo mi mujer muy disgustada:
Necesito más pisto para el mercado.”
“Lo que das no alcanza para el mandado.”
“Todo está carísimo, no compro casi nada”.

Es que vos no sabés comprar”.
-Le respondí, llevándomela de listo-.
“Yo no te voy a dar más pisto.
“Vos pensás que me lo vienen a regalar”.

Pues no voy a ir al mercado a regatear”,
-Me dijo encachimbada mi mujer-.
“Lo que das ya no alcanza para comer.”
“Si no me creés, andá vos a comprar”.

“Así te das cuenta que todo ha subido
Y de lo cara que está la comida.”
“Vos todo lo ves pura vida”.
“La pasás de huevón, viendo el partido”.

“No sabés lo que es andar en el mercado
En medio de locatarias y mecapaleros,
Huyendo de ladrones y de mareros
Para traer las cosas del mandado”.

Y cuando una quiere algo rebajado
Y una pide descuento cortésmente,
Las vendedoras te dicen amablemente:
“¿Qué crée, que me lo he hueviado?”.

“Y aunque llegue temprano y madrugue,
Para obtener las mejores ofertas,
Las vendedoras, siempre alertas
Te dicen:”si no compra, no mallugue”.

“Es que vos no hacés bien la cuenta”
“Voy a ir al mercado y te voy a comprobar
Que los hombres somos mejores para comprar
Pues las mujeres gastan más de la cuenta”.

“A ver si es cierto que te alcanza el dinero
Yo me quedo en casa viendo la novela.
Ya ni se si José Antonio se casó con Estela,
La última vez que la vi, fue como en Enero”.

Te recomiendo hagás una lista”,
-Me dijo mi mujer, que no es nada bruta-
“Comprás huevos, frijoles, también fruta
Y no vayás al mercado vestido como turista”.

“Porque si te ven en shorts y en camiseta
Van a saber que no tenés la menor idea
De cómo en el mercado corre la marea
Y no vas a traer de vuelto ni una peseta”.

“Visto como me da la gana, es mi ropaje”
-Le respondí ya muy enfurecido-.
“Hasta el día de hoy no ha nacido
El que me quiera ver la cara de maje”.

Así que salí sin que me pararan,
Raudo y veloz al Mercado Central.
Tomé el bus cerca de la terminal…
…Solo a que me asaltaran.

A ver todo el pisto”- gritó el ladrón
Sacando tamaña pistolota-.
Que nadie se pase de idiota,
O lo mando directo al panteón”.

Del susto me agarró fuerte tembladera,
Pues ya me han asaltado anteriormente.
Así que todo cherche y tristemente,
Saqué todo el pisto de la cartera.

Cuando el ladrón al fin se bajó.
Nos dijo en forma amenazante:
“Ni se les ocurra poner denunciante”.
En mi mente le dije: “¡la puta que te parió!”.

No teniendo otra mejor alternativa
Sin pisto en la bolsa y todo acabado
Me dije: “ni modo, me toca pedir fiado”
Talvez se apiada alguna alma caritativa”.

“Doña Toñita Vda. de Funes
¿Me da fiado los aguacates?
Me robaron unos malacates
Se los pago el próximo lunes”.

“Hoy no se fía, mañana sí.
Fíjese que fiado ya murió”.
“ Mala paga lo mató,
Cuando tenga como, vuelva por aquí.”

“Por favor señora de la sandía
Déme fiado cuatro o cinco”.
“Me acaban de hacer un brinco”.
“Le juro que se las pago otro día.”.

“Ese cuento está muy choteado”.
“Todos vienen con ese cuento”.
“No tienen para pagar el sustento,
Y piden fiado en el mercado”.

Le juro que es la puritita verdad,
Me acaban de asaltar en la camioneta”.
“Del susto hasta perdí una chancleta”.
“Los ladrones roban en total impunidad”.

“Don Memo, lo siento mucho.
Pero si fío no me tiene cuenta”.
“No pago la luz, tampoco la renta.
No puedo ni darle de hartar al chucho”.

“Un consejo le voy a dar:
Vaya al puesto de Don Amado.
Ese señor si le puede dar fiado.
Solo que porcentaje le va a cobrar”.

“¿Se refiere a Don Amado, el judío?
Ese viejo tiene fama de cabrón.
Ni modo, estoy en tremendo problemón
Quizás me salve de éste tremendo lío”.

“¡Buenos días don Amado!, ¿como le va?”
“Bor aquí, bor aquí, ya un boco mejor”.
“Con este clima loco de El Salvador
La salud y la blata se me va, se me va”.

“Don Amado, lo vengo a molestar”…
…“Ya decía yo que esa sonrisita
No era bara hacerme cordial visita”.
“¿Decime, en que te buedo ayudar?”

“Necesito que me venda fiado.
Un pollo, frijoles y margarina.
Arroz, macarrones y harina,
un cartón de huevos, y un pescado”.

“¿Y bor qué no vino esbosa a combrar?
Si ella no bide fiado y combra barato.
¿O es que ya no te funciona el abarato
Y el gusto atrás se te vino a voltear?”

“No es nada de eso Don Amado,
Es que le hice a mi mujer una apuesta.
Que comprar la comida, nada cuesta,
Y por pasmado, me vine yo al mercado”.

“Pero me salió mas caro el volado.
Pues, por llevármela de listo,
En el bus me robaron el pisto,
Y me dejaron sin un solo centavo”.

“Bero bor eso vos no te breocubés,
Yo se que vos sos buen bagador.
Conmigo bodés llenar el refrigerador,
Solo tenés que bagar bequeño interés”.

“¿Y cuanto es ese pequeño interés?
-Pregunté ya un poco preocupado-.
“Boquito”, -me dijo, riéndose de costado-.
Solamente el veinte bor ciento…al mes”.

“¡Eso es un robo
!”,- le dije maldiciendo-.
“Está peor que las tarjetas de crédito”.
“Usted gana más con el mensual rédito
Que en los productos que está vendiendo”.

“Tómalo o déjalo, es tu decisión”
-Me dijo Don Amado, el astuto judío-.
“Sos vos el que está metido en el lío”.
“Si no querés,…morite de inanición”.

“¡Por la grán puta, que cagada!”
“Ni modo, la cosa se me ha puesto bien dura”.
“A ver viejo cerote, adonde le firmo la factura”,
“Solo falta que mi mujer me eche una gran puteada”.

Llegué a mi casa caminando suavecito
Para no despertar a mi mujer dormida.
Guardé en el refrigerador toda la comida,
Y me puse a ver la tele, bien calladito.

En eso ella se da vuelta y despierta,
Y como presintiendo alguna tragedia,
Me dice: “Tardaste mas de hora y media,
Hasta te dejé la puerta medio abierta”.

“¿Trajiste toda la comida?”
“¿Seguro que no se te olvidó nada?”.
“Yo ya estaba preocupada,
Hasta me quedé dormida vestida”.

Para que no supiera que me había ido del carajo
Que me habían robado, y lo mal que la había pasado.
Le dije: “Me tardé un poco en el mercado
Porque me encontré unos cheros del trabajo”.

“Ellos van también al mercado a comprobar
Que sus mujeres dicen que el pisto no abunda”.
“Ellos también dicen que la mujer es bien dunda
Y que no saben al mercado ir a comprar”.

“¿Y cuanto gastaste, si se puede saber?”
“Pues no creo que hayas comprado barato”.
“Regresémonos juntos al mercado, otro rato,
Para ver cuanto pisto pagaste al escoger”.

-“NO”,- le digo-: “Salí a la calle, a ver si te dejo”
“Te repito que los hombres somos mejores para comprar”.
“Las mujeres no tienen idea de como ahorrar”
“¿Regresar yo al mercado?…¡NI PENDEJO!”.


Memo.

martes, 16 de septiembre de 2008

Recordando a Los Supersónicos


Uno de los grupos pioneros del rock and roll y la música de la "nueva ola" en nuestro país fué Los Supersónicos junto con su vocalista Luís López el "monseñor del rock".

domingo, 14 de septiembre de 2008

Himno nacional de El Salvador



En el aniversario de la independencia patria, tus hijos en la diáspora, te cantamos

"Saludemos la patria orgullosos
de hijos suyos podernos llamar...

jueves, 11 de septiembre de 2008

Yo te bautizo con agu'e chorizo


Pareciera que el mal gusto en nuestro país nunca ha tenido reposo, al contrario, la impresión que deja en el ánimo es la de estar siempre activo, amenazando incansablemente todo lo que toca.

Veamos como ejemplo los nombres terribles con que han sido bautizados algunos de nuestros inermes lugares.

Consideremos primero el descomunal disparate de designar tres departamentos de nuestro país, no con nombres autóctonos, sonoros y bonitos- como es el caso de Chalatenango, Sonsonate, o Ahuachapán-, sino con nombres abstractos, chatos, ishtultes, que nada dicen a la gente, tales como La Libertad, La Unión, La paz..., o bien rebautizar a otro-Cabañas- con el apellido de un señor que a estas alturas el 99 ½ por ciento de la gente (reto a cualquiera que hagamos una encuesta) ignora quién fue o qué hizo.

Hay poblaciones con nombres melodiosos, bellos en verdad. Como Nahuizalco, Intipucá, Cuisnahuat, Nahuilingo, Ojos de Agua, El Carrizal, Chinameca, Jocoaitique, Ozatlán, Ereguaiquín, Apastepeque, Quezaltepeque, etc.

Otras en cambio, fueron favorecidas con nombres de santos, pero les fueron adjudicados los nombres mas ”feyos”, como San Matías, San Ildefonso o San Emigdio, en lugar de haber seguido la corriente de: San Rafael Cedros, San Antonio de los Ranchos, Santa Rosa Guachipilín, Santa Cruz Porrillo, San Pedro Tuxtla, San Sebastián Salitrillo, Santiago Texacuangos, San Cayetano Ixtepeque, Santa María Ostuma, San Pablo Tacachico, Santa Cruz Michapa, San José Guayabal, San Rafael Obrajuelo…O de plano le hubieran puesto nombres de santos salvadoreños como San Francisco Morazán o San Francisco Menéndez, quienes fueron canonizados en el país en dos “cuetazos”, sin andar con tanta bulla.

Hay sitios que nacieron con nombres de dudosa profilaxis como Cara Sucia o nombres definitivamente horribles como El Triunfo, Mercedes Umaña, El Porvenir, Nueva Esparta, La Reina, El Progreso, Sociedad, Victoria, Cinquera…todos los cuales tendrían que irse a los “tiros de penal” para decidir cual es el peor. Destaca entre éstos el increíble de Paraíso de Osorio, bautizado así a pesar de todas las rabietas y pataletas que tan insólita decisión ha de haber provocado en Adán y/o Eva, quienes con justa razón podrían considerarse propietarios originales de los copyrights relacionados con el Paraíso.

En cambio hay otros que teniendo nombres bellísimos, fueron degradados de un solo machetazo por el bayunquismo. Es casi imposible no sentir instintos asesinos al saber que Ciudad Arce, antes era El Chilamatal, y que Ciudad Delgado fue primero Aculhuaca.
Ignoramos como se llamaba antes Ciudad Barrios (creo haber leído en alguna parte que
Cacauatique), pero sí sabemos que el Capitán General tiene ya un lugar reconocido de sobra en nuestra historia, y no tiene necesidad andar escamoteándole nombres a nadie para ser recordado (hay un pobre pueblo también en San Miguel al que le cambiaron su nombre original y en su honor le pusieron ¡San Gerardo!).

Excusa especial merecen los antiguos habitantes de Armenia que probablemente no aguantaron más las bromas de sus guasones vecinos y decidieron abandonar el-si bien original y autóctono, también escalofriante nombre de –Guaymoco.

Fuentes generalmente bien informadas (como dicen los “chicos de la prensa” cuando van a echar a rodar una calumnia) nos han contado de dos casos que se han presentado recientemente, relacionados con el tema que estamos tratando.

El primero se refiere a la actitud de los habitantes (indudablemente influenciados por el idioma insalubre del Coloso del Norte, como decían hace siglos los compañeros de la AUE), de Calzontes Arriba que quieren cambiar su nombre por el de Trousers Up, y para no quedarse atrás los de Calzontes abajo, pasarían a ser Trousers Down.

La segunda noticia que refieren esas fuentes revela que un grupo de distinguidos ciudadanos del cantón El Delirio, piensan dar un tono más aristocrático al espeluznante nombre que les tocó en suerte, latinizándolo un poco, y piensan trocarlo por el de Delirium Tremens. Sin embargo, una corriente de línea dura, más exaltada o fundamentalista de dichos ciudadanos, propone audazmente un repertorio radical de nombres para rebautizar su lugar, entre los cuales rescatamos los siguientes: La Neurosis, La Catatonia, La Psicosis, La Paranoia, La Fobia, La Depresión, La Neurastenia, La Piromanía, El Voyeurismo; El Sadomasoquismo…


Guillermo Schlesinger
De su libro: Arranca Cebolla

domingo, 7 de septiembre de 2008

MEMOrias de las serenatas


Trío Los hermanos Cárcamo (trío que participó en el concurso de Miss Universo en 1975)

México siempre ha sido de gran influencia musical en nuestro país, y la costumbre de llevarle serenatas a las novias, esposas, “damas”, concubinas, etc. también fue adoptada por los salvadoreños; y la música de tríos como Los Panchos, Los Dandys, Los Tres Caballeros, Los Ases, Los Diamantes, Los Galantes, Los Duendes, Los Jaibos, Los Santos, Los Delfines, Los Tecolines, Los Embajadores, los Hnos. Mitchel, etc. no faltaba en el repertorio de melodías que los tríos salvadoreños engalanaban las frías madrugadas con su arte musical.

También se hicieron muy populares las serenatas con mariachis que interpretaban música ranchera de Pedro Infante, Jorge Negrete, El Charro Avitia, el Tariácuri, Amalia Mendoza, Lucha Villa, Cuco Sánchez, Antonio Aguilar, Miguel Aceves Mejía y Javier Solís; quien con canciones como “Sombras”, “Entrega total”, “Payaso”, “Amigo organillero”, “Escándalo”, “En mi viejo San Juan”, “Esclavo y amo”, “Las rejas no matan”, “Sabor a mi”, “La retirada”, etc. fue quizás el mejor intérprete del bolero ranchero.

Las serenatas servían para varios propósitos: para enamorar a la novia, para tratar de convencer a una mujer a que le hiciera caso, para contentar a la esposa (si es que el marido se había portado mal), para pedirle que volviera con uno (si es que lo habían mandado pa’l chorizo), para pedir matrimonio, para despedir a la amada ( si es que se iba de viaje por mucho tiempo), o simplemente para llevarle “Las Mañanitas” si era la fecha de su cumpleaños.

Los músicos le preguntaban a uno cual era el motivo de la serenata y dependiendo del “caso del cliente”, así era la música que tocaban. Si se quería enamorar, no faltaban “Tres regalos”, “Gema”, “Enamorada”, “Amor mío”, “Rayito de luna”y otras por el estilo. Si el motivo era la despedida: “El Reloj” y “La Barca”, “Noche no te vayas”, “Llorarás” eran de rigor. Si la serenata era para pedir “cacao”, la canción “Perdón” era mejor que mil palabras; “Nuestro juramento” y “Rondando tu esquina” de Julio Jaramillo también eran muy solicitadas. Si el motivo era regresar con la amada después de un pleito “En qué quedamos por fin” era canción obligada, al igual que “Mujer sin corazón” y “Luz de luna”.

Casi siempre el que ofrecía la serenata andaba herido del corazón y “medio a pichinga” (costumbre muy popular en nuestro país hasta estos días), y acompañado de un “alero” para que le hiciera “gallo” (cosa curiosa, no se podía ir a dar serenata uno solo, siempre andaba un gorrón chupando de choto a la par de uno, que servia de testigo de cómo se sufría por aquella pérfida mujer que lo traía “hecho mierda” y a lo mejor le había hecho brujería).

Si después de la serenata, la mujer le abría la puerta de su casa para dejarlo entrar, era que la serenata había servido y logrado el objetivo. Si no le abrían la puerta, y por el contrario, desde el altillo de la casa el tata de la cipota le echaba una puteada de carretonero y lo amenazaba que le iba a echar a la Guardia para que dejara de joder a la cipota y que dejara de despertar a todo el vecindario; entonces, uno se iba con su chero y con los músicos en un taxi de regreso al burdel donde había contratado a los músicos a seguir chupando y jodiendo con las “pulseras”.

En San Salvador había varias zonas donde se podían contratar mariachis para las serenatas. Estaban los “siete salones” que quedaban por el barrio Candelaria, también había tríos por la Avenida Independencia, y en la Praviana, que era donde se reunía la mayoría de los tríos, duetos, solistas y mariachis de la época.

Entre los tríos de nuestro país el más cotizado eran los Hermanos Cárcamo, de mucha categoría a nivel nacional e internacional. También estaba el trío Ancalmo, Los Soles y los Campesinos. Entre los duetos estaban Los Hermanos Anchietta y los hermanitos Bercián. Entre los solístas, la calidad de Pablo Ríos era indiscutible.


Los músicos que se dedicaban a la cantada, así como también los aprendices y aficionados a la música, tenían un auxiliar perfecto para aprenderse las canciones, el diminuto manual de bolsillo "El cancionero", que vendían en cualquier lugar de revistas y periódicos, en el cual venían diagramados los acordes en guitarra y la letra de las canciones de moda y las más recientes.


Cuando empezó la guerra en nuestro país, y debido a que habían toques de queda, los trovadores vieron mermada su clientela pues no se podía salir de noche, y en las últimas décadas han perdido popularidad debido a que las nuevas corrientes de música moderna como el Regatón, el Hip Hop, el Perreo, la música en Inglés y otros ritmos no tienen el mismo romanticismo de la música que interpretaban los tríos y que los hicieron tan solicitados por los enamorados de entonces.

Pero estos no se resignan a morir del todo y todavía se ven algunos de ellos frecuentar algunos negocios bohemios cuyos clientes todavía tienen “espíritu romántico” para ofrecer las melodías que les recuerden aquellas noches preñadas de luna llena, cuando junto con su mejor amigo le llevaron serenata alguna vez a aquella mujer amada que lo traía “muerto por la calle de la amargura”.

Hermanitos Bercián ( uno de los mejores duetos nacionales)

lunes, 1 de septiembre de 2008

Recordando a Aniceto Porsisoca


Video donde aparecen Carlos Alvarez Pineda (Aniceto Porsisoca), Saul Avelar (Chilango), Mauricio Bojorquez (Pánfilo a puras cachas) y Teresa Moreira (Doña Terésfora).

No peche, quedate allí.
Carlos Alvarez Pineda(Aniceto)

Ayer que estaba almorzando
pedí un mi plato especial,
pues yo tengo mis antojos...
pedí frijoles rellenos
y me dieron de los buenos,
bien rellenos de gorgojos.

Pues estaba muy tranquilo
masticando mis frijoles
de aquel mi plato especial,
cuando me sale la peche
llorándome y reclamando
y diciéndome: -Bandido,
llévame a la capital

La pobre peche no ha visto
las burucas del mercado
donde hay que entrar con un leño,
no conoce el aguacero
de estar con un mesonero
quizá más chucho quel dueño.

Nunca será como el valle
donde nunca falta nada
hay huisquiles, albahaca,
verdolagas que cortar
y si quiero tomar leche
pues a lazar una vaca
y empezar a ordeñar...

Yo no tengo vaca propia,
pero como hay tantas solas,
Pues la que caiga primero!
el dueño, quiera que no,
al no saber que soy yo,
le echa la culpa al ternero.

Dios guarde en la capital,
la leche ya sólo es agua,
¿El precio? mejor lo callo,
y si se mira algo espesa
cuando está puesta en la mesa
es con leche de papayo...

No sabés, mujer lo grave
de que vayas por la calle
sólo por ir a pasear .
y que luego te confundan
porque vieras cómo abundan!
te van a querer tentar

El bendito medio día
con la bulla de los carros
con carreras, empujones,
con los gritos de La Chica!
Juegue el siete! Va la Prensa!
Ay, Coraz6n de Jesús.
y quien sabe de tu suerte
si en esa hora bendita
querés agarrar un bus .!

No sabés lo qués un carro
que en tantito de descuido
te hace las patas parar
se para el carro adelante
y el chofer enojado
tuavía dice: -Cuidado
por que voy a recular

No, peche, quedáte ahí
que aquí quedás en la calle
no me pidás por favor
traerte a San Salvador,
estás mejor en el valle.