Tomado de La Prensa Gráfica.
Historias, relatos, anécdotas y situaciones curiosas, narradas por los protagonistas de la ola de bandas de rock en El Salvador de las décadas de los sesenta y setenta, dan vida al documental “Buenas Épocas (la nueva ola de El Salvador)”, que se estrena hoy en San Salvador.
Con el objetivo de dejar un legado histórico de El Salvador y rendir homenaje a sus principales impulsadores, Mario Anaya, cineasta salvadoreño radicado en Estados Unidos, pensó el proyecto, idea que surgió desde 2003; pero no fue hasta años después que lo concretó.
En “Buenas Épocas”, más de 40 personas (músicos y locutores de ese momento) platican de su experiencia y hacen un recorrido cronológico por varias presentaciones. Ellos constituyen el elemento principal del filme, presentado previamente en dos festivales de EUA, donde tuvo mucho éxito, según relata el productor.
Willie Maldonado, Armando Martínez, Sergio Gallardo, Luis López, Remberto Trejo, Julio Paiz, John Richardson, Chamba Rodríguez, Leonardo Heredia, Óscar Olano, Vanessa Carías (hija de Tito Carías), German Mangandi y José Montoya son algunos de los encargados de relatar las historias durante los 100 minutos que dura la proyección.
“Es increíble la lucidez con la que narran los detalles. Al unir las historias haces una perfecta recreación”, declaró Anaya.
En el documental se cuentan historias únicas, como por ejemplo: aquella vez en que Luis López, vocalista de la banda Los Supersónicos, quebró frente al público un trofeo ganado, luego de que en ese festival, en el que participaba junto con su grupo, les otorgaron el segundo lugar y no el primero, que era el que deseaban.
También los músicos comentan lo difícil que era poder llegar a las listas de popularidad o al menos al gusto del público, porque en esas épocas no había acceso a grabar o a ser programados en una radio. “No teníamos acceso a mucha música, sino que todo estaba dentro de nosotros y se adaptaba”, comentó Chamba Rodríguez, vocalista de Los Mustangs.
Para Anaya, las historias fueron las que crearon el guion de la película y las que dirigieron a él y su equipo de trabajo, 100% salvadoreño.
Sin embargo, a pesar de la accesibilidad a los artistas, el grupo de trabajo del documental se encontró con varios obstáculos, debido a que en el país no existen o no son accesibles los documentos históricos.
“Pensé que iba a ser fácil recolectar los artículos, me dije: voy a El Salvador y lo pido, pero me encontré con que no hay mucha memoria histórica y que la única que estaba se quemó durante el incendio acontecido en las antiguas instalaciones de Canal 4”, dijo Anaya.
Él y sus compañeros decidieron recrear las escenas, basadas en los relatos de los protagonistas.
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