lunes, 28 de marzo de 2011
Memorias de un compatriota en la China. Primera parte.
Cuando uno viaja, también viaja con uno el universo...
Mario Benedetti
Si viajar es vivir…la vida re-vive en China
Roberto Rodríguez
Diez del mes número diez del dos mil diez. Una vez más el pájaro de acero de AA, desde San Francisco, California, a Seúl, Corea, en conexión con otro de China Airlines para seguir de Seúl a Beijing. Así se hizo realidad el sueño de transportar a mi dulce Gloria y a mí, al viejo mundo. Fue para ver a un “pedacito” de la inmensa y milenaria República Popular China y poder ver allí “la crema” de los que uno nunca llega a conocer realmente en las parcelas conocidas como “china-town” creadas no se desde cuando en las ciudades donde ellos emigran: New York, Los Ángeles ó Toronto, por mencionar 3 ciudades de este ancho y revuelto mundo.
Ahora si vimos chinos por miles y miles moviéndose de un lado a otro, desordenados en su orden quizás, como “hormigas y zompopos de mayo”. Si, así es. Vimos a los chinos como verdaderos profetas en su tierra, sorprendiendo al mundo que los visita para demostrarles que ya no solo con la historia de las dinastías imperiales del ayer, ni los que echaron fama con el invento de la pólvora, la tinta y los compas para formar circunferencias sobre el papel, pues ahora son una pujante nación industrializada que los convierte en la segunda potencia económica del mundo, y siguen sin detenerse ni siquiera para tomar impulso, pues día y noche siguen abriendo nuevas rutas de progreso como le demuestra la World-Expo de Shanghái, la cual se ha mantenido expuesta al mundo durante seis meses, de Mayo a Octubre del 2010 con una asistencia total que sobrepasa los 70 millones de visitantes al 31 del mes. Pero vamos por partes.
Como bien se sabe, los viajes comienzan desde que uno decide y planifica su próximo su destino, averiguar costos, fechas y horas y llegada y salidas más convenientes, organizar estadía y desde luego, cumplir con las visas requeridas por el país anfitrión. Todo fue cuestión de un par de meses., pero el paso legal para nosotros, que ignorábamos hasta donde estaba localizada las oficinas del Consulado de China en San Francisco, la tarea se hizo fácil gracias al internet, pues cada paso inicial fue cuestión de minutos. En el caso del Consulado: Horario de servicios, costo de la visa, requisitos exigidos, etc. no fue problema. Hasta nos sorprendimos que solo bastó presentamos a la ventanilla, llenar y presentar el formulario con el pasaporte vigente, y pagar el costo de la visa cuyo paso fue aún después, cuando recogimos el pasaporte ya visado y con validez para un año. No puedo decir que sea igual en cada Consulado de otros países, Estados o países, pero ese fue nuestro caso.
Decidimos un breve itinerario de 10 días al llamado “triángulo de oro” --Beijing, Xi’an y Shanghái, --y este se cumplió de principio a fin. Salimos el domingo del 10-10-10 de San Francisco (número de buena suerte según supimos posteriormente en China). Llegamos a Corea exactamente a las 3:00 de la tarde del día siguiente lunes 11 de octubre, o sea nueve horas más tarde. Después de una breve escala de dos horas en el Aeropuerto “Incheon”de Seúl, continuamos a Beijing. Llegamos ese mismo día a eso de las siete de la noche. Cansados no solo de ir sentado mucho tiempo, sino de la estrechez de los asientos, pues no “nos alcanzó la cobija” para costearnos el viaje en primera clase donde cada asiento es reclinable como una cama individual. Comentario de rigor: La comida del corto vuelo de China Airlines, desde Seúl fue tuvo más sabor que la servida en el vuelo anterior.
Después del aterrizaje, pasamos en el inmenso aeropuerto que dicho sea de paso lo encontramos súper grande y amplio, remodelado totalmente con motivo de la realización de los pasados Juegos Olímpicos en el 2008, pero siguen las ampliaciones según vimos y suponemos para el futuro en el que esperan más visitantes. Tardamos casi 40 minutos en salir de allí ya que el camino del avión a la aduana fue muy largo. Salimos del avión a un auto-bus, y después caminamos unos 300 metros para llegar a puesto donde revisan documentos. Las líneas de espera estaban a paso de tortuga. Había solo en nuestro vuelo, un promedio de 250 pasajeros, entre ellos chinos, coreanos, y americanos. En la aduana no nos hicieron preguntas, solo vieron que todo estaba en orden y sellaron el registro de entrada, y pronto fuimos a recoger las maletas. En la sala de recibo nos esperaba un “guía” llamado Benjamín, su nombre americano por supuesto y usado para conveniencia de los extranjeros que no sepan pronunciar su nombre en chino, pero el mismo nos aclaró en perfecto inglés que le podíamos llamar por su propio nombre Lu Bin, si así lo deseábamos. Benjamín es nativo de Beijing, de 40 años. Nos dijo que tenía 10 de ejercer la profesión dentro del turismo, y nos dijo que era casado y con una sola hija (como es la ley vigente en ese país). De inmediato nos llevó al hotel Wanda Beijing de la firma francesa Sofitel, ubicado al Este de la ciudad. El taxi dilató casi una hora en llegar.
En el camino al hotel vimos mucha actividad en el tránsito de vehículos y personas como en cualquier ciudad populosa cuando la gente sale de sus labores. Desde el principio al darnos la bienvenida Benjamín pidió disculpar lo pesado del tráfico como una cosa normal a esa hora. Dijo que el horario de muchas empresas del comercio es de 10 de la mañana a 10 de la noche. Tal como estaba previsto, nos acomodamos en una lujosa habitación doble del piso número 20, amueblado y acondicionado a la última moda. Con cama tamaño “King”, confortable para descansar sobre blancas y suaves almohadas de pluma de ganso, no sin antes darnos un refrescante ducha de agua caliente en preciosa bañera con ventanas de vidrio que permitían vernos el uno al otro desde la cama al baño en una sola habitación. El baño incluía ducha manual y otra regadera al centro para abrirlas al gusto de cada quien, elegantemente disponibles esponjosas y olorosas toallas limpias con sus respectivos jabones de baño “shampoo” y gelatinas de espuma para la bañera.
Previamente saliendo de San Francisco y como es costumbre mi adorada “media naranja” se hizo en la tienda libre de la respectiva dosis de brandy francés para tranquilizarnos al llegar, y para “que nos diera sueño” pronto, ya que estábamos despiertos por casi 24 horas continuas. Sabíamos que al día siguiente nos estaría esperando Benjamín para unirnos con otros 14 paseantes integrantes del grupo organizado por “General Tour World Traveler,” una compañía americana con sede en el Estado de Maine que mi Gloria contrató para hacer el tour dentro de China por primera vez. Los vuelos desde y hacia San Francisco, los compramos a la triple A.
Pero regresando al tema, a buen siete de la mañana del día siguiente, o sea Martes 12 nos esperaba un suculento desayuno “buffet” con una exquisita variedad de jugos naturales y viandas de quesos y carnes: Jamón, tocino, huevos cocidos y otros no, para hacérnoslo a nuestro gusto, riquísimos postres, etc. Sin faltar el cafecito con leche al gusto, además de la vista preciosa de la ciudad, pues el restaurante se ubicaba en sexto piso. Treinta minutos bastaron para disfrutar a lo grande que para doble satisfacción nos tocó departir con otra pareja del grupo: Bill y su esposa Louis, un matrimonio de viajeros retirados que surcan el mundo cada año y que casualmente nos dijeron, ya estaban en la ciudad dos días antes, y que de paso continuarían después de este “tour” en Beijing hacia Seúl, Corea, donde reside su única hija de 29 años, quien está contratada para impartir clases de Inglés en una de las universidades de Seúl.
Tan pronto bajamos al “lobby “, para unirnos resto de compañeros de viaje en cómodo y lujoso autobús rumbo a la primera etapa de nuestra ruta, siendo la plaza con los monumentos imperiales, una de las más largas y grandiosas plazas del mundo, Tianamen Square, y donde si pudimos ver “un mar de gente” ordenadamente dirigida por sus respectivos guías, y que para sorpresa nuestra, el 85% de los concurrentes al lugar eran ciudadanos nativos provenientes de las diferentes regiones de la inmensa China. En otras palabras, nos dimos cuenta que el turismo nacional en China puede superar las cifras de cualquier nación mundial con sus propios nacionales. Luego de ver los monumentos de la plaza, tomar fotografías del grupo y hacer las propias con nuestras cámaras nos dirigimos a explorar la Ciudad Prohibida, llamada así a las residencias imperiales de la dinastía con todos sus tranquilos palacios, patios y pabellones que otrora fueron verdaderos escenarios de ancestrales de emperadores y emperatrices, herederos, oficiales, soldados, sin faltar las indispensables concubinas del emperador, quienes llegaron a formar parte de la historia.
Las primeras cuatro horas fueron suficientes para admirar esos escenarios ancestrales junto a una muchedumbre que nos dejó anonadados, no solo por las inmensas filas de turistas de todo el mundo, sino porque sus características no eran las del turista tradicional, sino de gente trabajadora del interior de la misma república que alberga según el estimado actual de poblaciones en el mundo, 1,338,612,968, (según el dato publicado en la página de internet de la CIA) si un mil trescientos treinta y ocho millones, seiscientos doce mil novecientos sesenta y ocho, siendo el país más poblado del mundo. La aventura vespertina del mismo día fue de largas caminatas sobre el pisos de ladrillos fragmentados por el inexorable paso del tiempo fuera y dentro de la “Forbiden City” donde todos captamos fotos de uno y otro ángulo del paisaje interior entre misteriosos y largas habitaciones donde aún pueden apreciarse las imágenes y pinturas de aquel misterioso mundo imperial, junto a rústicos y eternos muebles de épocas milenarias.
Nota de comentar: Cuando el guía nos hizo saber la ubicación de los servicios sanitarios para tanta gente, no contamos con largas filas, especialmente en “toilettes” de las damas tal. Y aunque someramente limpios, la hedentina de los orines de millares y millares yendo y viniendo al mismo tiempo era insoportable. Todos sabemos que son orines, pero imagino que la limpieza no es frecuente. Mi dulce esposa ya había sido prevenida de llevar su propios “Kleenex,” pues en el servicio para damas no hay suficiente para abastecer a tanta gente. Pasado eso volvimos a la realidad.
Concluida esa visita nos transportamos luego 15 kilómetros al Noroeste de Beijing. Allí encontramos calladas y elegantes montañas alrededor de un lago artificial. Estábamos en el Jardín-museo del Palacio Royal de Verano, espectacular sitio construido en 1750, y que la historia nos dice que fueron quemados por los británicos y franceses aliados al enemigo en la guerra del opio, allá por los años de 1860. Estos mismos palacios y jardines posteriormente fueron restablecidos por el gobierno de la dinastía Qing, bautizándolo con su actual nombre y convirtiéndolo en saludable sitio vacacional para usarlo como lugar de retiro para emperadores y emperatrices y a la vez un lugar para recibir a los políticos y diplomáticos más importante en la última dinastía, ubicado fuera de la Ciudad Prohibida en la China moderna. En la actualidad es atracción turística de rigor, y es una herencia mundial. El lago Kunming que lo rodea, al pie de la Montaña Shou, que signfica “de la longevidad.” Es un lugar lleno de grandiosidad y magnificencia natural, mezclado perfectamente con las características de jardines royales. También, un lugar de armonía, encanto y vigor chino con una extensión de 2.9 millones de metros cuadrados.
Fotos? Claro que sí. Las más exquisitas en las cámaras de todo visitante. Por supuesto no podían faltar los vendedores ambulantes permitidos (con o sin permiso ignoro) se nos acercaron a cada paso para ofrecernos sus artículos diciendo en su tradicional inglés: “ten dola, five dola, one dola.” --Como Benjamín previamente nos había advertido de su presencia aconsejándonos que les ignoráramos para no perdernos de todo lo maravilloso por ver ni alejarnos del grupo que ordenadamente seguía todas las indicaciones. Adentro del lugar, hicimos un viaje muy corto de una orilla a otra en cómodas lanchas conducidas a mano por expertos balseros. Respecto a lo “ordenado” del grupo, hago un paréntesis para decir que muchas personas prefieren hacer estos viajes por su cuenta para ahorrar, pero mi amiga y confidente por más de 35 años y este que les escribe sus apuntes pensamos que al contratar los servicios de un “tour operator” uno se AHORRA muchos dolores de cabeza como ejemplos: Moverse en transporte público que uno no conoce, o pedir un taxi para transportarse internamente; buscar hoteles en cada lugar, no contar con alguien responsable a la mano para consultar cambios de moneda, ni mucho menos asegurarse de donde se compran las cosas que uno quiere traer. Pero bien, cada cabeza en un mundo y muchas personas lo hacen de ese modo.
Regresando al viaje, este fue un día larguísimo que concluyó con un banquete de aves, especialmente pato, arroces, caldos y otras especialidades del arte culinario de Beijing, servido en mesas redondas que giran alrededor de los comensales para que cada uno escoja y se sirva. Fue en uno de los restaurantes escogidos por los anfitriones, que para mi gusto solo me dejaron sediento de aperitivos etílicos, pues para beber ofrecen agua, té o un pequeño vaso de cerveza por persona antes de la comida, a menos que uno desee ordenar y pagar adicionalmente. Son lugares destinados para grupos, por lo que no se trataba de ponerse a beber, ya que una jornada nueva nos esperaba al día siguiente y el horario estaba cronometrado, aunque el final del día en este particular caso sabíamos que era libre para descansar, cenar a su gusto en el mismo hotel o buscar un buen restaurante cercano. Otra singular nota especial de este capítulo ocurrió cuando al salir del restaurante los vendedores de “suvenir” y otros artículos nos ofrecieron por caja relojes decían ellos de la marca Rolex. Primero a $ 50, luego a $ 40, y a medida que la gente los ignoraba o alguno curiosamente se detenía a verlos, el precio iba en rebaja. Por último, lo ofertaban en $ 5. -Todos nos preguntamos, qué calidad de relojes Rolex serían? Desechables por supuesto, pero jamás podrían ser los legítimos Rolex de Suiza, cuyo precio sube a quien paga más cuando son los auténticos. Al regresar al hotel, de nuevo un bañito de agua caliente, un par de brandis y, la camita mientras la televisión anuncia el rescate del primer minero en Chile, entre otras noticias del mundo.
continuará...
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2 comentarios:
algo aburrido maestro....pero igual si es historia propia espero la haya pasado bien..
Hola Alexander.
La historia no es mía, es de de Don Roberto Rodríguez, que visitó la China el año pasado y quiso compartir conmigo sus experiencias en un país al que pocos nos atrevemos a visitar.
Saludos Alexander y al rato traigo una de mis historias.
Memo.
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