lunes, 5 de enero de 2009

Hablando en diminutivo

No se si mis compatriotas se han dado cuenta, pero nosotros, los salvadoreños, tenemos la tendencia, maña o manía de mencionar el nombre de las cosas usando diminutivos.
Su uso generalizado es tomado por el salvadoreño como algo normal o natural. Quizás su origen sea por que en nuestro país todo es chiquito. Hasta el sobrenombre es en diminutivo, “El Pulgarcito de América”. Así pues, todo a nuestro alrededor es diminuto. Tenemos nuestro carrito, nuestra ropita, nuestra casita, nuestros cipotillos, vamos a la escuelita, compramos nuestras cositas en la tiendita de la niña Tenchita, etc. Hasta los publicistas usan el léxico diminutivo en sus campañas de mercadeo. Hace poco llegó en jira artística a nuestro país el cantante ranchero Julián Solís, hijo de Javier Solís y fue promocionado como “Solicito el chiquito“.


Hace solo un par de diítas llegué a darle una ispiadita a mi tía Conchita. Y lo primero que me ofreció fue una sopita de frijolitos, con quesito, cremita, aguacalillo, masitas y tortillitas tostadas de donde la niña Menchita. De tomar, me sirvió un par de cervecitas bien heladitas con manguito verde, con su limoncito, chilito, salita y tomadillo bien picadito de boquitas.

-El salvadoreño no tiene novia o amante. Tiene su mamacita, mamayita o su movidita.
-Tampoco, el salvadoreño no tiene dinero ahorrado. Tiene unos centavitos guardaditos.
-No tiene tuberculosis crónica por fumar mucho. Tiene una tocesita por el cigarrito.
-No sale de paseo con una amiga que la pretende. Sale a dar una vueltín con un su boladito
-No nos vamos a la cama a hacer la siesta. Nos acostamos en el silloncito que está en la salita por un par de minutitos.
-No tomamos café con pan. Tomamos una tacita de café con pancito dulce.
También usamos mucho el utualito, el simacito, el tantito, el ya merito y otros diminutivos como forma de expresar el tiempo, peso, longitud, etc.

Mientras mas terminaciones “itos” o “itas” tenga la palabra, más pequeña es. Por ejemplo:
Cuando alguien nos llama, solemos decir: “Ahorita voy, o ahoritita voy, o ahoritititita voy“.
Cuando alguien quiere ir de paseo con su novia e invitarla a cenar, luego enamorarla y tener una noche de placer con su amada; el salvadoreño puede decir: “voy a ir a dar una vueltecita con un culito, la voy a invitar a echarnos un par de pupusitas con curtidito, y me la voy a llevar a echar un par de palitos al motelito que esta por el redondelito que esta por la canchita de futbolito, por la casita de Toñito, el cipotillo más chiquito de Don Tanchito.

También usamos los diminutivos para darle a los adjetivos un tono menos severo. Por ejemplo: si tenemos enfrente una vieja fea y gordota, no se lo decimos, aunque lo pensemos. Le decimos: “que bonita y jovencita se ve. Hasta más delgadita se mira con ese vestidito”.

Así que ya saben los extranjeros y compatriotas que vayan de visita a nuestro paisito. No se vayan a extrañar que un cipotillo, todo shuquito y rotito, les alargue su manita flaquita y desnutridita y les pida que le regalen un dolarito para la comidita de sus tres hermanitos huerfanitos que duermen en el portalito, por la placita, que esta atrasito de la ventecita de atolito shuco con frijolitos de la niña Lupita.

Y hay los veo otro ratito porque ya vino mi mujercita, y si me ve que no le he dado la comidita a los bichitos de mis hijitos, me va a mandar a dormir a la salita con los chuchitos, y no quiero estar hueliéndoles los peditos toda la nochecita.
Salucita.



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