miércoles, 27 de agosto de 2008

El Templo de Afrodita...de Tamen




Empecé un relato acerca de mi primera experiencia sexual, la cual fué con una prostituta de la calle Célis, cuando me acordé que mi amigo Jorge Montoya ya había escrito acerca del mismo tema algún tiempo atrás. Y como no quería que mi relato pareciera muy similar, o una copia del suyo, decidí mejor publicar el cuento de Tamen, aclarando que, como somos de la misma edad, de la misma ciudad y casi del mismo barrio, tuvimos casi las mismas experiencia en el Templo de Afrodita.

MEMO.

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EL TEMPLO DE AFRODITA, de la página Cuscatlán
con autorización de Jorge Montoya

San Salvador nunca tuvo una "oficial zona roja" pero había una real Zona Roja que en San Salvador se le refería como "la Celis" o "La Avenida". Constaba de muchas manzanas de numerosos prostíbulos y abarcaba desde la Avenida independencia, Calle Concepción, 24 Avenida y Sexta Avenida... hasta la Plaza Zurita.
Había cantinas con bonitas y feas prostitutas, que los dueños de burdeles se esmeraban en cambiarlas cada mes.
Existían putas independientes que alquilaban un cuarto orilla de calle con puertas enrejadas donde se exponían casi desnudas y se ofrecían con lujuria al que pasaba. Por supuesto no podían faltar las callejeras que tenían comisión con los dueños de las muchas pensiones del área, allí llevaban a los que "pescaban" en sus correrías por las calles y algunas eran populares por que ofrecían "los tres platos" hasta por un colón... más el pago de la pensión.
A ambas orillas de la 24 Avenida, que corre del Reloj de Flores a la Calle Concepción -en donde hoy está localizado el mercado La Tiendona- había prostíbulos baratos que se escondían con el nombre de "cervecería, restaurante, o comedor tal", pero al pasar era evidente que no eran más que prostíbulos baratos, con su cinquera, sus mesitas y las chavas listas para su trabajo.

Pequeño hálito de inocencia,
moreno, arisco, un cielo gris,
senescente gime sobre el maíz,
su feroz otrora en decadencia.


Los fines de semana por la noche los clientes que más se veían en estos lares eran grupos de soldados buscando como aprovechar la licencia de fin de semana...
Eran días en que la Sífilis y la Gonorrea se "curaban" con yodo y las "ladillas" con "Ungüento de Soldado".
La mayoría de prostitutas eran jóvenes de las provincias o "inditas" como les llamaban los capitalinos, aunque de india no tenían ni rasgos. Las pulseras tenían lo que la gente les llamaba chivos, el equivalente del "pimp" gringo; estos en su mayoría eran ladrones o gente que no trabajaba. Ellas Les daban dinero a los chivos para que vivieran con ellas y las "protegieran" en su "trabajo".
Decirle a una mujer decente capitalina "sos de la Avenida", o a un hombre honrado "sos chivo de la Avenida", era un insulto que a veces llegaba a los vergazos. Las dos expresiones habían pasado a formar parte del enorme léxico de insultos con que los salvadoreños contábamos. Pues esta era la reputación que tenía esa zona.

Gira mundo, gira el amor,
cual óvulo sideral oscuro
sufre estupro en su futuro
pariendo un ego inferior.

La Calle Celis, que supongo se llama así en honor al prócer Santiago José Celis, era el corazón del Templo de Afrodita. Allí estaban las putas enrejadas. Alquilaban un cuarto orilla de calle donde la puerta tenía otra puerta de rejas donde las chavas se mantenían agarradas a los barrotes atrayendo clientes.: "Papaito ¿No querés pasar? Te voy a dar un buen rato", "Hey chulo, te prometo hacértelo bien" y quien pasaba podía apreciar y escoger la que le gustaba.
En los 60s, e inicios de los años 70s, antes que Herrera Rebollo barriera con esa zona, las del sector del cine Avenida cobraban 5-10 colones por un solo plato, las de la Celis generalmente cobraban de 3-5 colones por dos platos, y las de la 24 Avenida 0.50 centavos a un colón por el menú completo.
Las tarifas estaban bien establecidas. En los inicios de mi adolescencia mi hermano me llevó allí, supe después que mi tata le había dado cinco colones para que me llevara a "hacerme hombre y aceitara la pistola". Pero para entonces ya había vivido la experiencia unos meses atrás con una compradora de papel y botellas. Yo ya sabía donde íbamos y aún así era un manojo de nervios, escogí una enrejada que al pasar me di cuenta, que además de la cama de trabajo, había una cunita a la par donde dormía un bebé, me cobró por adelantado, y al finalizar la vi sacar un huacal de aluminio lleno de agua -supongo-, agacharse y lavarse... y yo iría a la Celis muchas veces más.

Me lo dicen las montañas,
me lo canta un difunto trino,
del tiempo que fue y se vino
ya no quedan ni las entrañas...

A mediados de los años 70s comencé a conocer muchos prostíbulos fuera de esa zona. Conocí La Villa Carrión en La Garita, el Club Privado Cinco y Media en la troncal del norte, El Pájaro Azul en el cerro de san Jacinto, y mi favorito que fue La Villa Sisi en Ilopango. Había muchos y se decía casi todos pertenecían a una mafia de oficiales del ejército. También había otros Templos de Afrodita esparcido a lo largo y ancho de San Salvador como los del alrededor del Cine Modelo, entre ellos el más famoso fue Los Chorritos.
La apertura de la Avenida Juan Pablo cruzó toda esa zona de La Avenida y Calle Celis. Hoy día aún quedan remanentes de la Celis, pero han caído tan bajo, tan a la vista, y se sabe es manejado por Maras.
Las callejeras han mudado su negocio al área de La Calle de Los Locos, en los alrededores de la otrora respetable Colonia Layco, también se hallan en los contornos del Parque Bolívar, pero aún existen prostíbulos legales en todo San salvador, así como en los casinos, donde pululan chavas bonitas que aceptan hasta cartas de crédito.
Pero los emergentes y legales "cuasi" prostíbulos son el orgullo del implantado "libre mercado" de la capital; allí por $10.00 dólares -nada de colones- se puede manosear y chupar pechos durante tres canciones a una chava totalmente desnuda. Entre los más populares de estos están El Lips y El Titanic. Son calificadas como "empresas" por el gobierno actual y se anuncian en los diarios con "especiales" de la semana.
Las chamacas ya no son "inditas" sino salvadoreñas que de día asisten a reconocidos centros de estudios y de noche trabajan en estos lugares...
¡Así que Bienvenidos a El Salvador!

Hoy lloran el valor y el sueño
atrapados en idólatra placer.
¡Pedacito regado por doquier
te llevaste el alma del ensueño!

AGOSTO/2000


TAMEN 1981


lunes, 25 de agosto de 2008

Recordando a Los Iracundos




Uno de los grupos suramericanos cuya música gustó a la juventud salvadoreña de principios de los 70s fué Los Iracundos del Uruguay. Entre sus éxitos se encuentran: Va cayendo una lágrima, Es la lluvia que cae, Puerto Montt, Chiquilina, Tú con él, Yo quiero ser un triunfador, Las puertas del olvido, Marionetas de cartón, Tú me diste amor, tu me diste fe; Te lo pido de rodillas, Soy un mamarracho, Y te has quedado sola, El desengaño, etc.

En febrero de 1989 su vocalista y compositor, Eduardo Franco, fallece de cancer en los ganglios, y fue sustituido por Jorge Gatto.

A la fecha los Iracundos continúan haciendo giras internacionales y siguen cantando las canciones que los hicieron tan famosos.

La música de Los Iracundos sigue vigente en el gusto de los ahora llamados "adultos contemporáneos" y se escucha con bastante frecuencia en las emisoras locales cuya programación va destinada a ese segmento de la población.

domingo, 24 de agosto de 2008

Recordando a Los Lovers


Uno de los grupos que fue parte de lo que se denominó " las buenas épocas" fueron Los Lovers. Grupo cuyos integrantes no pasaban de 20 años a lo sumo cuando ganaron el primer festival de la canción juvenil celebrada en la Feria Internacional de El Salvador en el año de 1969, con la canción "Camino de hormigas" interpretada por Juán Ramón Crespo.

jueves, 21 de agosto de 2008

MEMOrias de la Selecta


Dedicado a todos aquellos integrantes de nuestra selección de fútbol, pasados y presentes; muertos y vivos; que con su talento, coraje y amor a los colores patrios, nos han representado. Pero, especialmente, a la noble afición salvadoreña.

“ARRIBA CON LA SELECCION,
hijos de mamá Cachimba.”
“Que aunque siempre nos den pin...za
los apoyaré con todo mi corazón.”

El mascón de la selección.

Escuchando en la radio
que peleábamos la clasificación,
un domingo decidí ir al estadio
a apoyar a nuestra selección.

El locutor, con voz patriota,
a los fanáticos nos aseguraba:
“nuestra selección mueve bien la pelota,
y les vamos a meter una goleada.”

¡Hoy no voy a ir a misa!,
-le dije a mi mujer con alegría-,
para el Cuscatlán salgo de prisa
pues juega “la Selecta” al mediodía.

Ella dice: ¿Por qué vas al estadio,
si por el canal 4 lo van a televisar?
También lo van a pasar por la radio.
¡Lo que querés es irte a chupar!.

Te juro vida mía,
que solo voy a ver el masconcito.
No me voy a echar ni una fría
y me regreso a la casa rapidito.

Parecía chiche el volado
pues jugábamos contra Surinam.
Compré mi ticket en el negro mercado,
y de maje, que me zampo al Viet Nam.

La cancha estaba bien engramadita.
El Cuscatlán lucía lleno hasta el tope.
Estaba saludando a los de la Lomita,
cuando me cae una cagada de zope.

“Es un augurio de buena suerte”-me dije-,
“segurito que ganaremos éste día.”
Atrás de mí había un gran des...pelote.
Había guerra con sandía.

Soltaron vejigas por todos lados.
Y un cipote cholco y canijo,
agarra una y me fijo
que eran condones inflados.

Saltan a la cancha los negritos
bajo una lluvia de bolsas con fuego.
Pensé: “se ven fuertes estos morenitos
pero segurito ganaremos este juego.”

Al fin salen nuestros jugadores
al compás del “pájaro picón, picón.”
Truenan metralletas y silbadores
y la KL toca “Arriba con la Selección:”.

De pié empezamos a cantar
“Saludemos la patria orgullosos...”
Nuestro himno toca la banda militar.
Se me han puesto los ojos llorosos.

Gana el saque inicial la selección,
y en mi mente empiezo a calcular
el pisto que se van a hueviar
los directivos de la Federación.

¡Llegó la hora esperada, empezó la socazón.
Primera jugada. Pelota parada.
Tiro de “corner”. A favor de la selección.!

Los nuestros se meten a la buruca
y metemos un gol de cabezazo.
Siento un fuerte golpe en la nuca.
Me sonaron de un sandillazo.

El gol se empieza a celebrar,
pero no lo vi por el cachimbazo.
Al que me golpeó empiezo a controlar
para fajármelo de un mangazo.

Un bicho malcriado y metido,
que se estaba comiendo una minuta,
me grita: “sentáte viejo hijue...lule
dejá ver a gusto el partido.”

Los negritos mueven la bola de nuevo.
Su equipo se está poniendo abusado.
A uno le dan una patada en un hue...so
y nos sacan un defensa expulsado.

El árbitro marca la falta.
¡Tiro libre directo!.
La pelota viene bien alta.
El portero se lanza perfecto.

Fue un tiro chanfleado y brutal
que el delantero lanzó en gran carrera.
Pasó encimita de la barrera
y se estrelló contra el paral.

Los contrarios con insistencia
se lanzan al contragolpe rapidito.
En un descuido de la defensa
nos meten un gol de taquito.

“Era off-side”. El “coach” viene a protestar.
Pero el árbitro no le hace caso.
Al “line man” se fajan de un botellazo
por no marcar el fuera de lugar.

Uno a uno el marcador,
y teníamos dos jugadores amonestados.
Yo rezaba: “Ojalá gane El Salvador”,
y que me cae una bolsa con mia...

Aquí si me vine a enojar,
pues yedían mis ropajes.
Al que me “bañó” quise divisar,
pero todos se hicieron los majes.

“No se enoje, ni se ponga del carajo.”
-Me dijo el que estaba a la par-.
“Si se quiere desquitar,
aviéntesela a otro más abajo”.

Y así con el marcador empatado
terminaron los primeros 45 minutos.
“Ojalá no perdamos por brutos”
-me decía- ya un poco preocupado.

Técnicos y jugadores
se van velozmente corriendo.
Se dirigen a los vestidores
para la táctica estar discutiendo.

Bajé las gradas hasta el murito,
pues me dieron ganas de orinar.
Me llovieron proyectiles en un momentito,
y por “mión”, me vinieron a “fusilar”.

El réferi suena su gorgorito,
la bola va contra la meta salvadoreña.
La afición lanza un grito:
“Párenlos a pura leña.”

La número cinco la tiene el atacante,
un negrito de larga melena,
y en una jugada impresionante,
nos mete un gol de chilena.

Una vieja curcucha,
que andaba con su marido,
me tira yuca con curtido
y me vuela la cachucha.

“Vaya a sonarse a su abuela”,
le dije viéndola entre las faldas.
“Como se ve que no fue a la escuela,
mejor aviénteme las nal...

Su marido bravucón,
que tenía un lunar en el cachete,
saca tamaño machete
y me dice: “te voy a mandar al panteón.”

Los aficionados curiosos
de las graderías de sol,
nos ven pelear como babosos
cuando nos zampan el tercer gol.

Sacamos la pelota de nuevo.
El equipo está jugando muy mal.
Al mismo negro le dan en el otro hue...so
y nos expulsan al otro central.

Uno de los nuestros, que tiene tamaña panza,
a un negro le da un codazo en la rabadilla,
y el mulato con alevosa venganza
le da una patada en la chimpinilla.

Pelean isleños y salvatruchas.
Se levanta excitada toda la mara.
Al árbitro le cae una “polla” en la cara
y manda a los dos peleoneros a las duchas.

Reparten leña los salvadoreños,
y el árbitro de Costa Rica
marca “Penal” en el área chica
a favor de los caribeños.

Toma carrera el negro aceituno,
y nuestro portero abusado
se lanza para el otro lado,
y ya nos llevan cuatro a uno.

Se reanuda de nuevo el mascón.
A un negro le dejan la pata coja.
Por poquito le sacan tarjeta roja
a nuestro volante de contención.

Un maistro que estaba atrás
me regala un trago de alcohol.
Le dije: “Esto sabe a aguarrás”,
cuando metemos un troncho de gol.

“El mago”, que es lindo para “driblar,”
al defensa le hizo un sombrerito;
y antes de al arco rematar
al portero le hizo el tunelito.

Ya solo queda poquito rato,
el tiempo se está terminando.
Surinam nos está ganando,
perdemos dos a cuatro.

Termina el partido finalmente.
Los nuestros lloran acurrucados.Los negritos se abrazan alegremente.
¡Del mundial quedamos eliminados!

Unos tipos bien borrachos
al árbitro así le gritaron:
“¿Cuanto pisto te pagaron
mexicanos y catrachos?”

Empiezo a buscar la salida.
La marabunta sale al galope.
Por un túnel hago la huida,
y de un bolsazo me dejan miope.

Afuera había un gran relajo.
Dos bolos se estaban dando riata.
La policía daba golpes a destajo.
Yo me fui a mi casa a pura pata.

Al llegar, mi mujer me recrimina:
“Venís con juelgo a guaro y yedés a muerto.
Segurito venís de chupar del puerto
y salís con que venís de la partida.”

“Te juro, mujer adorada,
que vengo de ver el encuentro.
Si me ves todo chuco, como esperpento,
es porque me pasó encima la cuchada.”

“Pues ahora, por andar de necio
vás a dormir en el sofá.”
“Yo me voy con los bichos donde mi mamá.”
Te castigaré con “el látigo de mi desprecio.”

“Te juro que no me vuelvo a portar mal.
Y al estadio no regreso a ver otro partido.
De ahora en adelante del fútbol me olvido...
...hasta el próximo mundial.”

miércoles, 20 de agosto de 2008

MEMOrias de los "muñequitos"


La televisión llegó a mediados de los 50s a nuestro país, y uno de los programas que más gustó a la audiencia, especialmente a los niños, fueron los cortometrajes de muñequitos o caricaturas, los cuales pasaban en los tres primeros canales que transmitan entonces, el 2. el 4, y el antiguo canal 6.

Los primeros personajes fueron Betty Boop, el gato Félix, Scrapy, Bonzo, Tom y Jerry, el Súper Ratón, Tuco y Tico, Buggs Bunny, el pato Lucas, Porky Pig, Piolín y Silvestre, el Pájaro Loco, Popeye el marino., Hucleberry Hound, el oso Yogi, Magila gorila, Tiroloco McGraw, la tortuga D’artagnan, Lindo Pulgoso, la hormiga Atómica, la Pantera Rosa, el lagarto Juancho, Pixie y Dixie, Leoncio y Tristón.

También nos llegaron programas de caricaturas de largo metraje como Los Picapiedra y los Supersónicos.

A principios de los 70s empezaron a llegar las caricaturas hechas en Japón, como, por ejemplo: Astroboy, Mazinger Z, Heidi, Candi Candi, etc.

Tuvimos también programas como “Jardín Infantil” con los payasos Chirajito, Prontito, Rojito, Pizarrín y el Tío Periquito en el que pasaban caricaturas infantiles.

Otra serie de cortometrajes infantiles que gustó también, pero que no eran dibujos animados, sino que marionetas, era Tex Tucker, el sheriff cuatro plumas.

Las caricaturas de hoy día ya no son dibujadas a mano como las de principios del siglo pasado. Hoy son hechas en computadora, pero contienen mucha violencia y no tienen la misma gracia de las “clásicas” de antaño que nos hicieron y siguen haciéndonos reír a chicos y grandes a pesar de los años.

lunes, 18 de agosto de 2008

La pelea del siglo


Siempre he sido aficionado al deporte de las narices chatas y las orejas de coliflor, el boxeo. La afición la heredé de mi padre quien no se perdía las transmisiones en directo por radio de onda corta que llegaban hasta nuestro país, provenientes de los Estados Unidos.

En mi casa-una pieza orilla de calle de un mesón cerca del centro de San Salvador- se reunían muchos de nuestros vecinos alrededor de aquel enorme radio marca Philco de tubos al vacío que teníamos a escuchar las narraciones que procedían del Madison Square Garden de Nueva York, la Meca del boxeo mundial, hasta ese momento.

Recuerdo haber escuchado en la vieja radio, peleas de boxeadores famosos como Floyd Patterson, Sugar Ray Robbinson, Rocky Marciano, Jack LaMotta, Kid Gavilán, Tony Zale, Jersey Joe Walcott y Cassius Clay, que más tarde cambiaría su nombre por el de Mohammed Ali.

Posteriormente, y con la llegada al país del entonces “novedoso” medio de comunicación, la televisión, pude ver “en vivo”, peleas memorables como las de Ali-Bonavena, Frazier-Foreman, Leonard-Duran, Olivares-Argüello, Hagler-Herns, Ali-Norton, así como también de boxeadores nacionales como El “Pato” Fuentes, “Chubalo” Cubías y el “Chico” Aparicio.

Pero de todas ellas, la que más presente tengo en la memoria es el primer combate protagonizado por el entonces campeón mundial invicto de los pesos pesados Joe Frazier y el retador, también invicto, Mohammed Ali, quien había sido despojado de su condición de campeón de todos los pesos tres años antes por haberse rehusado prestar servicio militar. Pelea a la que asistió el “jet set” americano de la época y que fue promocionada como “La pelea del siglo” por los organizadores, y en la cual se les garantizaba a los contendientes no menos de dos millones y medio de dólares, cifra astronómica, y hasta entonces, nunca antes devengada por ningún púgil.

La pelea fue ganada por Joe Frazier por decisión unánime de los jueces, y fue la primera de tres memorables combates que estos dos púgiles realizaron en su carrera.

Pero este relato no es sobre ese famoso combate protagonizado por Ali y Frazier, en 1971, considerados en ese momento los dos mejores boxeadores de peso completo, sino sobre otro, -que a mi juicio-, fue mucho más disputado, emocionante, sangriento y por qué no también decirlo, divertido y jocoso; pero que no hizo titulares en el mundo entero, ni fue televisado por circuito cerrado, ni fue presenciado por gente famosa, ni tuvo una bolsa millonaria; y que tuvo como protagonistas a dos chichipates callejeros de San Salvador que se convirtieron en boxeadores amateurs de la noche a la mañana por la imperiosa necesidad de reunir un poco de dinero para comprar una pacha de guaro para quitarse la goma.

Corría el mes de agosto de 1968 y las fiestas capitalinas con motivo del Divino Salvador del Mundo estaban en todo su apogeo y plenitud. En esas fiestas se acostumbraba poner un cuadrilátero de boxeo en el predio que queda al frente del Parque Libertad, en el cual cualquier aficionado, novato o todo aquel que se sintiera gallito, podía calzarse los guantes y meterle un par de trompadas a cualquier otro valiente que se subiera al ring. Todo aquel que se subía al encordelado debía de aguantar, por lo menos, tres rounds de tres minutos, o hasta que uno de los dos saliera noqueado.

Había un “referee” y dos “seconds”, uno en cada esquina, y eran los que se encargaban de calzarle los guantes a los pugilistas, de darles aire con una toalla manchada de sangre, sudor y saliva en el minuto de descanso, y un poco de agua, y también se encargaban de recoger dinero entre la concurrencia. El público decidía con sus aplausos el ganador de cada combate. Este recibía la mayor parte de lo que se reunía entre la concurrencia.

Las peleas eran por las tardes. Como eran días de asueto y el espectáculo era gratuito, era presenciado por varios cientos de espectadores, especialmente por personas de bajos recursos económicos, Pues en una tarde calurosa de esas, nadie se quería subir al ring. Y por más que el referee y los seconds incitaban a la gente a que se animaran a subir, nadie lo hacía. De repente una pareja de bolitos, que por su apariencia y vestimenta se notaba que eran chichipates de cantina , levantaron la mano indicando que ellos querían subirse al encordelado para hacer la cabuda para la pacha de zangolote.

Al principio, el encargado del show no los quería dejar subir, porque andaban todos shucos, apestaban a zanate muerto y se manejaban un juelgo a guaro marca Satanás.
Pero, al ver que nadie más se animaba a calzarse los guantes, a regañadientes, aceptó.

La majada que estaba viendo el espectáculo estaba muerta de la risa porque uno de los contendientes era bizco y le faltaban los tres dientes frontales del maxilar superior; y el otro boxeador era sapirulo, medio patojo y se le andaba cayendo el pantalón porque no traía cinturón ni mecate para amarrarse los calzones. Para terminarla de amolar, tenía un gran hoyo en el pantalón en la parte trasera, no tenía calzoncillos y se le miraban las nalgas y costras de tierra alrededor del “Aniceto”.

Pues los dos bolos se subieron a la tarima, trastabillando en los escalones por la gran papalina que se cargaban. Se quitaron los hilachos de camisas que vestían, y se quedaron solo en pantalones. Los ayudantes les calzaron los guantes, aguantando la respiración y las ganas de echar el zope por el tufo que echaban Sonó la campana invitando a los guerreros al centro del ensogado para iniciar el combate, el referee les dio unas pequeñas indicaciones, tocaron guantes como caballeros, se persignaron, subieron sus brazos, empezaron a bailotear como verdaderos pugilistas…pero no lanzaban ningún golpe.

La nutrida concurrencia, al ver que no lanzaban trompadas, empezó a silbarles “la Vieja”, a insultarlos y a decirles que se bajaran del ring. Al ver esto, el referee les dijo:
“miren cabrones, si no empiezan a tirar vergazos voy a llamar a la Municipal para que se los lleve a la chirona por chichipates, y no les vamos a dar nada de pisto”.

Los dos bolitos asintieron con la cabeza.

Volvieron a levantar los guantes y empezaron de nuevo a bailar con más animosidad que al principio. Ninguno de los dos se animaba a tirar la primer ganchada y los espectadores empezaban a chiflar de nuevo. Al referee ya se le miraba la cara de emputado. Cuando de repente, el más pequeño de los dos soltó la primer manotada; un volado de derecha que pegó en pleno rostro de su oponente, rompiéndole la boca y haciendo que perdiera la vertical lanzándolo con violencia a la lona.

El gentío empezó a gritar emocionado y el árbitro empezó la cuenta reglamentaria de diez segundos. El bolito bizco que había sido derribado, se levantó encachimbado a la cuenta de ocho, se quita los guantes y corre a toda velocidad en dirección de su oponente. El enano, al ver que el bizco viene adonde él se encuentra, empieza a correr por todo el cuadrilátero. Empieza una carrera donde el chaparrito va adelante, el árbitro va después, el bizco atrás y por último van los seconds. Al fin el bizco le da alcance al chiquito y le zampa una patada en el culo a su oponente que lo levanta casi a un metro de la lona, aprovechando que el árbitro estaba de espaldas.

Los dos borrachos empiezan a tirarse manotazos a lo loco, se enredan en las cuerdas, el
árbitro interviene pero pierde el balance y los empuja sin querer afuera del ring.
Los aficionados que estaban cerca del encordelado tratan de ayudarlos, pero al sentir el patín a chucho muerto y a pata shuca, desisten de ello, y los dos bolitos logran subirse de nuevo al ring por cuenta propia.

El árbitro le dice al bizco que las patadas no se valen en el boxeo, y este le dice:
“Eso a mi me vale verga. Quedamos con este cerote que nos íbamos a tirar golpes suavecitos para no hacernos daño, y este pendejo por poco me endereza el ojo bizco del vergazo. Hoy me las paga este cabrón”.
Y le dice el otro bolito: “Entonces ponéte los guantes y démonos verga como hombres y no tirés patadas a traición como culero”.

En eso sonó la campana dando por finalizadas las acciones del primer round.
La concurrencia estaba muerta de la risa por lo que veía, y azuzaba a los dos borrachos:
“Ese enano no te aguanta, bizco”
“Ese bizco es viaje de agua para vos, enano”.
“Enano, metele zancadilla a ese cabrón y le das verga en el suelo”
“¡Hey Bizco, dice el enano que se cogió a tu hermana!”
“Ese bizco es pura golilla, vos te lo llevás pachito, Enano”

Suena la campana para el segundo round. El chiquito tira jabs que no alcanzan el objetivo, el bizco tira golpes que no dan en el blanco. En eso, el árbitro se acerca más de la cuenta en lo que el bizco tiraba un manotazo de izquierda y se suena al referí en la mera cara. La gente se caga de la risa y el árbitro los insulta.

Termina el segundo round. Se van a sus esquinas respectivas. Más y más gente se acerca al improvisado cuadrilátero a ver la pelea entre estos dos borrachos, que tiene a todo el mundo muerto de la risa.

Empieza el tercer round, el réferi los llama al centro del ensogado y les dice:
“O se dan verga de verdad o no hay guaro”.

Los siguientes tres minutos de pelea entre estos dos personajes han sido los más emocionantes, intensos, sangrientos, y divertidos que jamás haya visto en mi vida.

Soltaron jabs, uppercuts, ganchos al hígado, rectos de derecha, bolo punches, volados, uno-dos, y hasta un par de coscorrones.

Cada vez que el más pequeño tiraba un golpe, se le caían los pantalones, bajaba la guardia para subírselos para que no se le vieran las nalgas. Esto era aprovechado por el bizco para meterle un par de vergazos en la cara. Este, por ser bizco, miraba doble, así que algunas veces tiraba los golpes al aire, ocasión que aprovechaba el chaparro para pegarle en el estómago, y cada vez que el bizco recibía un golpe en sus partes blandas, se tiraba un sonoro y apestoso pedo.

No recuerdo cuantas veces cayeron a la lona, talvez unas seis o siete cada uno, y en cada ocasión se levantaban antes de la cuanta de diez. Casi al final del tercer round, el bizco cayó por un golpe bajo a lo huevos que le zampó el pequeño. La majada gritó “Foul”, y algunos se metieron a levantar al bizco, que se revolvía en la lona sobándose los huevos por el dolor, para que siguiera dándose pija.

Cuando sonó la campana dando por finalizado el combate, la concurrencia ovacionó con un nutrido aplauso a aquellos dos guerreros que se habían dado golpes hasta por debajo de la lengua. El combate fue declarado empate, pues no hubo un claro vencedor.

El bizco terminó con otro diente menos, dos chindondos en la cabeza, un pómulo cortado y la oreja derecha aplastada e hinchada, como de elefante. El chiquito, terminó con los dos ojos cerrados, con la nariz quebrada, la quijada desnivelada, y sin calzones, con la paloma y los huevos al aire libre.

Como justo premio a tan heroico, valiente y divertido combate, los promotores les entregaron a cada uno de los pugilistas, la fabulosa suma de tres colones, una papelada de fruta helada con hielo para que se curaran los moretes. Y de premio principal: medio litro de Muñeco, que para aquellos boxeadores aficionados guanacos era más apetecido y valioso que la jugosa bolsa multimillonaria que se disputaron Alí y Frazier en Nueva York en la mundialmente famosa “Pelea del siglo”.

Y se acabuche, cara de cuche.

Memo R. Díaz

sábado, 16 de agosto de 2008

MEMOrias en 45...DC5



The Dave Clark Five fue uno de los grupos ingleses que más sonaron en nuestro país a finales de los 60s, junto con los Rolling Stones, The Beatles, Gerry and the Pacemakers, Herman´s Hermits, Petula Clark, Eric Burdon and the animals, The Troggs, y luego vendrían Gary Pucket and the Union gap, Hengelbert Humperdick, Tom Jones, etc.

MEMOrias de la Billo´s



Tenía apenas como unos diez años cuando tuve la dicha de ver “en vivo” a la Orquesta Billo's Caracas Boys de Venezuela con motivo de las celebraciones de la Virgen de la Paz de San Miguel. Si mi memoria no me falla fue para el tercero o cuarto carnaval de San Miguel allá por 1966.

Don Félix Charláix, quien era el gobernador de ese departamento de nuestro país en ese entonces y dueño de una de las farmacias más famosas de la localidad, había sido el de la idea de imitar los carnavales de Río de Janeiro y hacerlo una tradición en San Miguel.
Y una de las principales atracciones de las fiestas, aparte del desfile de las carrozas, era que en las principales calles y avenidas había grupos, orquestas y marimbas, y la gente podía bailar y disfrutar de la música sin pagar un solo centavo. Además, como era Carnaval, la gente iba disfrazada a los bailes.

Casi todas las mejores orquestas, grupos y cantantes nacionales se daban cita en el Carnaval de San Miguel, pero, además, casi siempre contrataban orquestas de renombre internacional como Los Corraleros del Majagual de Colombia, Los Melódicos de Venezuela y la más famosa de entonces, la Billós Caracas Boys.
Estos se presentaron en el Casino Migueleño, promocionado por el club de Leones de San Miguel. Iban sus principales cantantes, Chéo García , Memo Morales y Felipe Pirela. Su presentación fue todo un éxito. Tocaron dos o tres de sus famosos “Mosaicos”, y la concurrencia los premió con nutridos aplausos y disfrutó bailando al compás de su música.

La música, el ritmo tropical y el estilo de la Billo's fueron del agrado de los salvadoreños, y fueron copiadas por muchas orquestas nacionales como la de Lito Barrientos, la Lechuga, la Mojica, la Casino, la Sonolux,la de los Hermanos Flores y muchas otras.

Nunca más volví a asistir a otro Carnaval en San Miguel, pero el recuerdo de ver y oír a la Billo's ha perdurado en mi memoria hasta estos días.

viernes, 15 de agosto de 2008

Posiciones del kamasutra guanaco


Canto de cama
la procesión del silencio
el torito
la oracion musulmana
avioneta venenera
cabrito en precipicio
polvo de indio
gato en cebadera
pollito con papas
iguana en tiempo de guerra
puntada de zapatero
vos sos, vos sos
gallito retorchizon
el mamey
éngache con chu papa
el sesenta y nueve
viendo la ventana
el sanwchich
aprieta canuto
entrada de payaso
manubrio de bicicleta
si vos sos, no me acuerdo
la maquinita ( Sonsonate)
candelita chorriada
de chuchito
la chimbombita
salto del tigre
la ola
debajo de agua
bajarse al pozo
la caja de chicles
armas al hombro
de Laredo
la cascada
recogiendo el jabón
por Detroit
esconde el anillo
el candado
en el sueter
el chocobanano
de capirucho
la carretilla
patita de ángel
el helicóptero
collar de perlas
el beso negro
la tómbola
el triciclo
gallinita asada
la aspiradora
el micrófono
de conejito
¡Ay, por allí no!
la tijereta
la silla eléctrica
contra la pared
la vuelta al mundo.

Tomado del blog: Cuchumbo de ideas, del chino Milton.

jueves, 14 de agosto de 2008

miércoles, 13 de agosto de 2008

MEMOrias de mi infancia.


Un día viendo jugar a mi nieto de cinco años su juego de “Play Station”, le dije suspirando:
-¡Hay hijo, como me hubiera gustado tener un jueguito de éstos cuando era cipote!. Y él me preguntó:
-¿Y que usted también fue niño, abuelo?.
Y soltando una sonora carcajada le dije:
-¡Claro, yo también fui niño alguna vez, aunque no lo creas!
-¿Y a que jugabas?
-¡Pues jugaba al capirucho, al trompo, encumbraba piscuchas y otros juegos que teníamos!.
-¿Qué es caripucho, abuelo?-me preguntó-.
-Se llama capirucho, no caripucho. Pues es un pedazo de madera en forma cilíndrica con un hoyo en forma de campana-en uno de sus extremos-, y que se amarra con un pedazo de hilo grueso a una estaca puntuda; y el jueguito consiste en meter la estaca en el hoyito.
-¿Y cuantas baterías se le ponen?.
-No mi hijo, no se le ponen baterías, ni se conecta en el tomacorrientes.
-¿Y no tenías juegos de video?.
-¡Con decirte que ni a televisor llegábamos, porque éramos muy pobres, y en ésos días solo la gente con mucha plata tenía tele, que entonces era blanco y negro. En algunas casas le cobraban cuartillo a las gentes para que los dejaran ver televisión en sus casas!.
-¡Huy!-me dijo mi nieto. ¡Sin tele y sin juegos de video. Que aburrido te la pasaste cuando niño!.
Y siguió manejando los controles de su aparatito de video.

Sus palabras me pusieron a pensar, y me dije a mi mismo: ¡Estos bichos de hoy en día, no saben lo divertido y entretenido que eran los juguetes y los juegos de antaño, cuando yo era cipote!

E inconscientemente retrocedí en el tiempo y viajé en mi pensamiento a mi querida San Salvador-allá por los barrios San Jacinto, San Esteban, Lourdes y Concepción-donde pasé mi infancia; y empecé a recordar cuando era solo un cipote cholco y chorriado, con los pantalones cutos, los calcetines rotos y los zapatos con hoyos en la suela. Y me vi a la salida de clases corriendo con todos mis cheros al patio de la escuela para empezar a jugar. Todos nos conocíamos por apodos, y nadie se enojaba. De los que me acuerdo estaba Chancaca, Care’torta, Chorizo, Choyón de llanta, Patas pal monte, Cincue’ yuca, Pepezca, el Pedorro, Care’ nalga, Tostón, el Chuña y muchos otros. Nos quitábamos los bolsones “Mike Mike”, sacábamos nuestros juguetes y empezábamos a jugar.

Unos sacaban sus trompos, hacían una rueda y trataban de “calaciarle” el trompo a los demás. Otros sacaban sus chibolas y chirolones y empezaban a jugar al “toque y la cuarta” para ver quien se quedaba con todas las chibolas. Otros andaban “zumbando” sus chacaleles. Los cipotes peleoneros cargaban cachanflacas y se hacían guerra entre ellos. Otros cargaban sus Albunes de tarjetas y las intercambiaban entre sí. También jugábamos tarjetas a “las vivas y las muertas” al vuelo. Pero había que estar muy trucha y ojo al Cristo, porque cualquiera te podía hacer “tusquia”, y robarse las tarjetas. Otros bichos eran campeones para el capirucho. Se hacían las “güimbas” con los ojos cerrados, y hasta con la zurda.

A mí lo que me gustó siempre fue el yo-yo (no el yo-yo de las cipotas, sino que el de madera. Ese me gustó después). Hacía “caminando el perrito”, “la vuelta al mundo”, “el reloj”, “la estrella, “el Rock and Roll”, “ el platillo volador” ; y también me hacía la más peligrosa de las suertes, la temida “garrapata”. Aunque algunas veces en lugar de pata, agarraba hue...so. Otra cosa que me gustaba mucho era encumbrar piscuchas, especialmente en los meses de Octubre, Noviembre y Diciembre cuando se soltaban unos vientos que hasta le levantaban las naguas a las mujeres. Yo hacía mis piscuchas con papel de China, varas de Castilla, engrudo, papel periódico e hilo de papalota #10. Me iba con toda la brosa de cipotes a las faldas del Cerro de San Jacinto-allá por donde eran las pozas de Santa Carlota- y soltábamos nuestras piscuchas y le dábamos todo el hilo hasta verlas convertirse en un puntito nada más. Y mi imaginación volaba junto con mi piscucha más allá del firmamento.

También había hecho mi “futbolito” de madera. Con clavos, hule y cordel, y un pedazo de Plywood de 1/2”. Hacíamos “Campeonato”, Yo siempre pedía ser “Juventud Olímpica” o la “U”, pues eran mis equipos favoritos.

Pero de todos mis juguetes, mi preferido era mi carreta de rodos. La había pintado bien chiva, y le había puesto dos pedazos de Caite de llanta como frenos. Todavía tengo las señas en mis rodillas de los raspones que me dí cuando me iba a hacer “caca” en las cuestonas del Palo Verde y la Vega.

Y cuando no estábamos jugando con nuestros juguetes de palo, la pasábamos bien tuanis jugando “ladrón librado”, “uno, dos, tres para mí y para todos”, “mica envenenada” y “salta burro”. No sé en qué idioma estaban, o que significaban las palabras que decíamos. La cosa es que todos las repetíamos como pericos.
Iban así, más o menos: “Bon, beis, samplin, tirilisamplin, ñuly, portiñuly, terremple, superterremple, talegazo, patadita, dejar canchinga”; sin faltar, por supuesto el “Puyón de estrella” y la “Chimadita”.

A mí también me gustaba mucho jugar a los “vaqueros”. Hacíamos nuestras pistolas de madera, diarios viejos doblados, o de pedazos de lámina. Hacíamos “Pún pún” con la boca imitando los sonidos de los balazos, y poníamos “Ticaman” a los contrarios creyéndonos “el Llanero Solitario”, “Gene Autry”, “Tom Mix” o “John Wayne”.
Algunas tardes nos íbamos a jugar Fútbol con la pelotas de trapo y medias con las que jugábamos entonces pues no teníamos pelotas de cuero. Los “mascones” los hacíamos dos contra dos; o veinte contra veinte. Dependiendo cuantos cipotes habían. Poníamos dos piedras como porterías, o dos cumbos vacíos de Leche Ceteco. Y al mono más maleta para jugar, le tocaba de hacerla de portero y parar los “penals”.

Pero no solamente los varones nos divertíamos con nuestros juegos y juguetes. También las hembras se entretenían sanamente jugando “salta cuerda”, “jacks”, “escondelero”, “pispizigaña”, “esconde el anillo”, “arranca cebollas”, “mica”, “las estatuas de marfil”, “aro-hula”, “piedra-papel-tijera”. Y no importaba si sus muñecas eran “Barbies” o “Chintas” de palo del mercado Tinetti. Las cipotas de entonces se divertían con sus muñecas hasta que les arrancaban la cabeza o una pata.

Y hoy regresando al presente y comparando los “Nintendos 64”, los “Play Stations”, los “Game Boys”, las “Barbies”, los “Furbies”, los “Pokemon” y todos los demás juegos de actualidad, con los juguetes y juegos sencillos de antaño- con los que tuve la dicha de jugar-,he llegado a la conclusión que mi generación fue mucho más dichosa que los niños de hoy en día con sus costosos juegos electrónicos. Y que lo único que necesitábamos era un poco de imaginación y como por arte de magia podíamos convertir una caja de cartón en un fuerte Apache, un castillo medieval, una cárcel o un platillo volador. Una toalla alrededor del cuello la hacíamos nuestra capa de Superman o del Zorro. Un rin de bicicleta y un pedazo de alambre lo transformábamos en nuestro carro convertible del año. Todo era posible para nosotros solamente “poniéndole coco”.

Y como yo quiero que mi nietecito aprenda todas nuestras costumbres y tradiciones-aunque vivamos lejos de nuestra querida patria-, he decidido que para la próxima navidad le voy a regalar su capirucho de palo de níspero, su trompo de palo de guayabo, sus chibolas, y una piscucha- que yo personalmente le voy a hacer -para que eche a volar su imaginación como cuando yo lo hacía cuando salía corriendo con mis amigos a jugar al patio de la escuela cuando tocaban la campana para el recreo.

Y se acabuche, cara de cuche


domingo, 10 de agosto de 2008

Al "maistro", con cariño



Al ¨maistro¨, con cariño

Un humilde reconocimiento
a los maestros, hoy vengo a ofrecer.
Darles mi más efusivo agradecimiento
por alumbrarme con la luz del saber.

Desde la “profe” de la primaria,
y el señor de Moral y Urbanidad;
pasando por mis “maistros” de secundaria,
hasta los catedráticos de la Universidad.

A todos aquellos que pusieron en mi memoria
los conocimientos que hoy tengo.
Ninguno de ellos era rico, o de abolengo;
pero son Reyes y Arquitectos de mi historia.

A mi “seño” del Parvulario,
a quién recuerdo con mucho cariño.
Siempre me trató como a un niño,
aún cuando era universitario.

A los “profes” que a leer me enseñaron,
así como también música y canto.
Gracias a los que provocaron mi llanto
cuando por “copión” me aplazaron.

Gracias al “ruco” de aritmética
por enseñarme el modo correcto
de resolver el trinomio cuadrado perfecto
aunque su clase era aburrida y kilométrica.

Gracias a la “maistra” de Literatura
por presentarme al Quijote de Cervantes.
El Hidalgo que luchó contra molinos gigantes
en su andanza de La Mancha a Extremadura.

Gracias por leerme las obras de Homero, el ciego;
los poemas de Darío y Sor Juana Inés de la Cruz.
Las rimas burlonas de Quevedo, el andaluz,
y las fábulas de Esopo y Samaniego.

Gracias al “maistro” de Anatomía
que me enseñó la maravilla del cuerpo humano,
y a tratar como a mi propio hermano
a todo animalito de la zoología.

Muchas gracias a Don Tanchito,
pues al magisterio llenó de gloria.
Era mi “maistro” de historia.
siempre con su pantalón blanquito.

Gracias al señor de geografía
que me enseñó el vasto mundo.
También le tengo aprecio profundo
al “profe” de trigonometría.

Muchas gracias Señor Director
por ponerme cero en conducta;
pues en un momento de ira abrupta
me lo soné con el borrador.

A la “maistra” que química me daba
le doy las gracias por todos sus intentos
de enseñarme la Tabla de los Elementos.
Me los zampó a pura guayaba.

Gracias a todos por apartar los nubarrones
de la ignorancia y del oscurantismo.
No me olvido de mi “maistro” de Civismo
por enseñarme buenos modales, a coscorrones.

Gracias, pues se preocuparon de mi futuro
y de moldear mi espíritu rebelde y tosco.
Aunque tarde, hoy lo reconozco,
ahora que soy un hombre maduro.

Por último, infinitas gracias le quiero dar
a Jesús, el Maestro Divino;
que al transformarse en Pan y Vino
me enseñó a conjugar el verbo AMAR.

Para todos ellos va éste canto de amor
que todavía conservo en mi memoria:
Dulces himnos cantemos de gloria,
al maestro abnegado en loor...”

jueves, 7 de agosto de 2008

Ascención...de Alfredo Espino

Instrucciones en caso de terremoto




Primeramente ponga cara de vivo y diga '¡Hey está temblando!', después 'tanteye' si es conveniente salir dependiendo de la magnitud del sismo.
Calle a los chuchos (si es que tiene) pues es mas el ajolote que le transmiten a uno.
Chíflele a los cipotes para que estén listos y sáquelos 'chineados'.
Cuando termine la réplica diga lo de siempre, '¿Hey sintieron?'.

QUE HACER SI LA REPLICA LO AGARRO EN EL BAÑO.
Cuando oiga los chuchos haciendo un gran deschongue, mejor corte su tirita de papel higiénico y téngala lista por si acaso, pues cuando los chuchos se ponen bulliciosos es que va a temblar.
Si se esta bañando y lo agarra una réplica de7.3 grados aviéntese chulon directo a la puerta de salida y corra como nunca, mas vale que los vecinos hablen de su caso todo lo que resta del año por haberlo visto chulón, a que pasen todo el año diciendo, 'tan bueno que era'.

QUE HAGO SI ESTOY EN UNA 4a. ó 6a.PLANTA.
Primero cálmese, después diga: 'En tus manos encomiendo mi espíritu'..... Y expire en paz.

SI ESTA EN UN CENTRO COMERCIAL.
Si el almacén es de ropa, agarre una mudada completa de su talla y corra a los vestidores, le aseguro que en el ajolote, nadie se dará cuenta que salió estrenando. Si es una tienda de zapatos y estaba a punto de hacer un abono cuando empezó el agarrón, pues haga como que ya le había dado a la cajera los $100 y pida su vuelto de los $15.00 que iba a pagar.

QUE HACER SI LE AGARRA UNA REPLICA EN UN SOTANO.
Ni se preocupe por salir corriendo a las gradas o al ascensor, total ¿para qué quiere subir si ya todo el edificio viene para abajo? Mejor serénese, pongase en posición horizontal viendo hacia arriba, cruce las manos encima del pecho y si por aquello de las casualidades anda un limón, córtelo por la mitad y pórgaselo en la boca. Por lo menos cuando lo encuentren pensarán 'este murió en paz, no corrió... no era impío'.

QUE HACER SI EL SAMAQUION ME AGARRA EN CASA DE MI NOVIA.
Antes que nada recuerde que debe demostrar que usted será el hombre de la casa algún día y sus suegros deben ver en usted a alguien sereno (calmaaaado...calmaaaado). Levántese y organice una salida ordenada, por nada del mundo vaya a olvidarse de la abuela, chineye al cuñadito de 5 años que no soporta y finja preocupación por él, aproveche esta situación para meterle ese empujón (casi trompón) a su suegra asumiendo demencia y dígale después que era por salvarle la vida. Si su suegro le debe alguna también, sueeeeeeeneselo y ya sabe después solo déselas de Superman...

QUE HAGO SI LA REPLICA ME AGARRO CABAL A MEDIA PELICULA EN EL CINE.
Para empezar, ¡¿quién lo manda ir al cine en esos momentos de tribulación?! Pero bueno, asumamos que fue lo suficientemente.... o mejor dicho valorudo (por no ofenderlo) y esta en el cine en medio de aquel 'gentillal' y en la oscuridad total. Si se va la luz no vaya a perder el tiempo gritando: 'devuélvanme la cora' o chiflando la vieja. ¡Corraaaaaa maestroooooo!, salte sobre las butacas si es necesario, empuje con todas sus fuerzas el nudo de gente que seguramente habrá en la puerta, grite, llore cuando le caiga el cielo falso en la cabeza y vea que todo el ripio se desprende... Total ¡QUIEN LO MANDA ANDAR EN ESAS ENCERRADERAS OSCURAS EN ESTOS DIAS!

RECOMENDACIONES ADICIONALES:
Si esta en un edificio o casa, 'cargue' siempre una bolsa plástica negra de su tamaño, y cuando comience a temblar métase en ella, ahórrele el trabajo a los chamacos de rescate. Siempre lleve una media libra de Purina (comida para chuchos), para que los perros de rescate lo localicen más rápido en medio de los escombros...

Anónimo

miércoles, 6 de agosto de 2008

MEMOrias en marimba




Mi abuelo paterno era músico, tocaba el piano y el órgano. Su nombre era Don Cándido Flamenco, compositor del baile folklórico “la Suaca”, que se baila en todos los festivales de música folklórica.

Mi abuelo nos heredó a sus hijos y nietos el gusto por la música. Mi padre aprendió a tocar muy bien el piano. Tocaba música clásica y algunas piezas populares. Yo también hice el intento de aprender solfa, pero las corcheas y semicorcheas no me entraban ni a coscorrones.
Pero aprendí a tocar el acordeón, medio de oído y medio solfeado.

Mi primer acordeón me lo regaló una tía muy querida, Doña Hilda Valle, dueña del que fuera el supermercado más grande de San Salvador por muchos años, la abarrotería “El Cochinito”, que estaba esquina opuesta al almacén “la Mariposa”.

Mi padre me regaló otro más grande, de cuatro octavas, y pasaba horas y horas tratando de sacar canciones y melodías, pero sin leer la bendita solfa que para mi, era peor que leer chino.

Mi padre me decía: “si no aprendés a leer solfa, nunca va a poder tocar bien el instrumento”. Pero yo seguía de necio apretando botones y jalando la fragua del acordeón hasta que más o menos me salía la tonada.

Pero el instrumento que más me gustó era una marimbita de palo que mi mamá le compró a un señor que pasó por la casa vendiéndolos. Me gustaba mucho su sonido. Toqué mi marimbita hasta que el terremoto del 3 de agosto de 1963 me la destruyó.

Todavía en ese tiempo las marimbas eran las que amenizaban fiestas, tertulias, posadas, etc., pues contratarlas era más barato que una orquesta o grupo musical. Y aunque la música de marimba no fue tan popular en nuestro país como en Guatemala, Costa Rica o en la península mexicana de Yucatán, sí existían varias. De las que recuerdo estaban las de la Policía Nacional, la de la Guardia Nacional, la Gallito y la marimba-orquesta de Lito Barrientos, recién fallecido.

Y cada vez que iba a Guatemala de paseo o de negocios, cuando veía una Marimba, la primera canción que pedía era “Luna de Xelajú” de Paco Pérez. Es uno de los valses más hermosos que haya oído en mi vida. Su últimas dos estrofas dicen:

"En mi vida no habrá
mas cariño que tú,
porque no eres ingrata,
mi luna de plata,
Luna de Xelaju".

Luna que me alumbró
En mis noches de amor”.
“Hoy consuela mi pena
por una morena
que me abandono”.

Deberían de hacerle un monumento a este señor en Guatemala por regalarnos tan preciosa melodía.

Memo.

MEMO el feo



Era tan feo cuando nací, que el doctor me dio la cachetada en la cara.
Era tan feo, que cuando nací, no lloré yo. ¡Lloró el doctor, mi papá y mi mamá!
El doctor fue a la sala de espera y le dijo a mi padre "Hicimos lo que pudimos... pero nació vivo".
Mi mamá no sabía si quedarse conmigo o con la placenta.
Como nací prematuro me metieron en una incubadora... con vidrios polarizados.
Mi madre nunca me dio leche de pecho, me dio leche de vaca, por ello los cuernos que llevo.
Yo siempre fui muy peludo. A mi madre siempre le preguntaban: "Señora, a su hijo ¿lo parió o lo tejió?"
Mi padre no llevaba mi foto en su billetera, sino la del niño que venía cuando la compró.
Pronto me di cuenta que mis padres me odiaban, pues mis juguetes para la bañera eran un radio y un tostador eléctrico.
Era tan feo, que cuando jugaba a las escondidas, nadie me buscaba.
Una vez me perdí. Le pregunte al policía si creía que íbamos a encontrar a mis padres. Me contesto: "No lo sé; hay un montón de lugares donde se pudieron haber escondido".
Y para colmo era muy flaco, tan flaco que un día metí los dedos en el enchufe, y me utilizaban de planta eléctrica.
Era realmente flaco. Para hacer sombra tenía que pasar dos veces por el mismo lugar.
Era an flaco, que el único trabajo que me ofrecían era para limpiar mangueras..... .... por dentro.
Era tan flaco, que tenían que sacudir las sabanas para encontrarme
Pero mi problema no era ser tan flaco, sino ser FEO.
Mis padres tenían que atarme un trozo de hueso al cuello para que el perro jugara conmigo.
Sí, amigos, yo soy FEO, tan FEO que una vez me atropelló un auto, y quedé mejor.
Soy tan feo, que un día tiré un boomerang y éste no regresó nunca más.
Cuando me secuestraron, los secuestradores mandaron un dedo mío a mis padres para pedir recompensa. Mi madre les contestó que quería más pruebas.

Tuve que trabajar desde cipote.
Trabajé en una veterinaria, y la gente no paraba de preguntar cuánto costaba yo.
Un día llamó una chava a mi casa diciéndome: "Ven a mi casa que no hay nadie". Cuando llegué, efectivamente no había nadie.
El psiquiatra me dijo un día que yo estaba loco. Yo le dije que quería escuchar una segunda opinión. "De acuerdo, además de loco es usted muy feo", me dijo.
Una vez cuando me iba a suicidar tirándome desde el Golden Gate, mandaron a un cura a darme unas palabras de aliento. Sólo dijo: "En sus marcas, listos..."
El último deseo de mi padre antes de morir era que me sentara en sus piernas. Lo habían condenado a la silla eléctrica.

Anónimo.



martes, 5 de agosto de 2008

MEMOrias de mi primera novia








Se llamaba María Elena, y fue mi compañera de aula desde el primero hasta el quinto grado de primaria en el Colegio García Flamenco, que quedaba sobre la 1ra. Calle poniente, pegado al antiguo edificio del Diario de Hoy, media cuadra al oriente del que fuera el Cine París, en San Salvador.

Era una niña preciosa, piel acanelada, ojos grandes, pestañas abundantes, trompudita y chatía. Tenía un caminar de princesa; y era muy, pero muy inteligente y dedicada al estudio. Casi siempre nos disputábamos los primeros puestos de la clase.

A mi me gustó desde que la vi por primera vez. Me quedaba como “aguambado” cuando la veía desde mi pupitre. Yo creo que se daba cuenta que me gustaba porque me volteaba a ver, me sonreía y subía sus pestañotas haciéndome "ojitos" que provocaben que me sintiera como que flotaba y caminaba en el aire.

Cada vez que ella se acercaba por mi pupitre, el corazón me hacía “pucún, pucún” y sentía que se me salía del pecho , y las manos me empezaban a sudar helado.

Nunca me atreví a besarla, ni siquiera en la mejilla o en la mano. A lo mas que llegué es a tomarla algunas veces de la mano cuando no se daba cuenta la maestra, y ella se dejaba. Era muy tímido. Además, estábamos bien cipotíllos; como de ocho años, y a esa edad se supone que los cipotes no se andan besuquiando, menos en clase.

Era un amor inocente, puro, sin morbo y sin pecado.

Por esos días de mi primaria se empezaban a oír en la radio la música de la “nueva ola”, entre cuyos primeros intérpretes que sonaron en nuestro país estaban Manolo Muñóz, con su “pera madura”, el grupo los Tin Tops de México y su cantante Enrique Guzmán, que hacía suspirar a las quinceañeras de entonces, de Canadá empezó a sonar Paul Anka con “Diana”, “Put your head on my shoulders”; así como Neil Sedaka y su “calendar girl”. El ritmo del “Twist” estaba en todo su apogeo con su exponente Chuby Checker. Entre las cantantes femeninas sobresalía Angélica María, Brenda Lee.

Cada vez que oía una de esas canciones suspiraba por María Elena como chucho de finca cuando ve la luna llena.

Cuando empecé la secundaria me fui al Instituto Nacional y ella al Central de Señoritas, así que dejamos de vernos por mucho tiempo.

Como a los cuatro años la volví a ver ¡Y en mi casa! Pero en vez de alegría, su encuentro me produjo una gran vergüenza, y fue por lo siguiente:

Mi madre tenía una abarrotería, allá por el Parque Centenario llamado "El Flamenco", y vendía víveres, abarrotes y licores, y María Elena había llegado de “promotora” para una compañía que vendía el Rompope Santa Clara.

Pero ella ya era toda una señorita, ya le habían crecido sus chichitas, ensanchado sus caderas y había crecido en estatura. Y yo, ya con mis catorce años no había desarrollado todavía y la veía para arriba, seguía siendo un bicho virgo.
¡Puta, me había quedado “ENANO” a la par de ella!

Por un momento me quedé “aguevado”, y no sabía qué decirle y rehuía su mirada. Me quiso hablar, pero yo me hacía el maje, como que no me acordaba quién era.
Estuvo trabajando en mi casa como por dos semanas, luego la perdí de vista.

La volví a ver hasta que los dos entramos a la Universidad Nacional en 1973. Ella había ingresado a la facultad de Química y Farmacia y yo a la de Ingeniería.
Para entonces yo ya era un hombre joven, con un incipiente bigote y había crecido bastante en estatura, y hoy la miraba de arriba para abajo.
Se miraba regia, de porte elegante y muy hermosa.

Nos dijimos ¡hola! nada más, y nos miramos por un par de segundos. Ella siguió su camino y yo el mío. Nunca más la he vuelto a ver. Supe que se graduó, que se casó y que también vive aquí en Los Angeles.

María Elena G. fuiste mi primera novia. Nunca lo supiste porque nunca te lo dije…hasta el día de hoy.

Memo.












lunes, 4 de agosto de 2008



¡SI, ya se que el letrero está mal escrito!
No soy tan bruto "di'al tiro".

Puse éste letrero a propósito por dos motivos:
Primero, para darles la más cordial “Bienbenida” a este sitio, en el cual les pido me acompañen en un viaje mental al pasado a mi querido país, El Salvador, para que juntos recordemos “aquellas buenas épocas” que vivimos en la segunda mitad del siglo XX, y también algunas, que no fueron tan buenas, que nos hicieron reír y llorar; y que viven muy escondidas en un lugar de nuestra memoria.
Segundo, el error de ortografía del letrero es un aviso de que en éste blog, muchas veces las cosas serias se van a decir en broma; y al revés, las bromas se van a decir en serio.

Ya que el formato de los blogs permite texto, fotos y video, voy a ir trayendo, poco a poco, algunas cositas que les hagan recordar algún familiar, ciudad natal, época de estudiantes, cheros y cheras de la infancia o la colonia, algún "culito" o "pior es nada", o simplemente, traerles un poco de nostalgia por la patria que nos vió nacer y donde dejamos enterrados el ombligo; de la que muchos estamos alejados por diferentes circunstancias de la vida, y que talvez, algún día, regresemos a vivir nuestros últimos años de vida, y morir en ella.

Pienso traerles música del recuerdo en inglés y español, algunas fotos y videos de los cuales voy a hacer un pequeño comentario, artículos relativos a nuestro país, algunas bayuncadas y relatos que he escrito y también algunos poemas y rimas burlonas.

Si tienen alguna idéa, comentario o sugerencia, son bienvenidas.

Espero que les guste el formato del blog y que me visiten con regularidad de ahora en adelante. Y si no les gusta…pues…¡Tumblimbli!

Memo.