domingo, 10 de agosto de 2008

Al "maistro", con cariño



Al ¨maistro¨, con cariño

Un humilde reconocimiento
a los maestros, hoy vengo a ofrecer.
Darles mi más efusivo agradecimiento
por alumbrarme con la luz del saber.

Desde la “profe” de la primaria,
y el señor de Moral y Urbanidad;
pasando por mis “maistros” de secundaria,
hasta los catedráticos de la Universidad.

A todos aquellos que pusieron en mi memoria
los conocimientos que hoy tengo.
Ninguno de ellos era rico, o de abolengo;
pero son Reyes y Arquitectos de mi historia.

A mi “seño” del Parvulario,
a quién recuerdo con mucho cariño.
Siempre me trató como a un niño,
aún cuando era universitario.

A los “profes” que a leer me enseñaron,
así como también música y canto.
Gracias a los que provocaron mi llanto
cuando por “copión” me aplazaron.

Gracias al “ruco” de aritmética
por enseñarme el modo correcto
de resolver el trinomio cuadrado perfecto
aunque su clase era aburrida y kilométrica.

Gracias a la “maistra” de Literatura
por presentarme al Quijote de Cervantes.
El Hidalgo que luchó contra molinos gigantes
en su andanza de La Mancha a Extremadura.

Gracias por leerme las obras de Homero, el ciego;
los poemas de Darío y Sor Juana Inés de la Cruz.
Las rimas burlonas de Quevedo, el andaluz,
y las fábulas de Esopo y Samaniego.

Gracias al “maistro” de Anatomía
que me enseñó la maravilla del cuerpo humano,
y a tratar como a mi propio hermano
a todo animalito de la zoología.

Muchas gracias a Don Tanchito,
pues al magisterio llenó de gloria.
Era mi “maistro” de historia.
siempre con su pantalón blanquito.

Gracias al señor de geografía
que me enseñó el vasto mundo.
También le tengo aprecio profundo
al “profe” de trigonometría.

Muchas gracias Señor Director
por ponerme cero en conducta;
pues en un momento de ira abrupta
me lo soné con el borrador.

A la “maistra” que química me daba
le doy las gracias por todos sus intentos
de enseñarme la Tabla de los Elementos.
Me los zampó a pura guayaba.

Gracias a todos por apartar los nubarrones
de la ignorancia y del oscurantismo.
No me olvido de mi “maistro” de Civismo
por enseñarme buenos modales, a coscorrones.

Gracias, pues se preocuparon de mi futuro
y de moldear mi espíritu rebelde y tosco.
Aunque tarde, hoy lo reconozco,
ahora que soy un hombre maduro.

Por último, infinitas gracias le quiero dar
a Jesús, el Maestro Divino;
que al transformarse en Pan y Vino
me enseñó a conjugar el verbo AMAR.

Para todos ellos va éste canto de amor
que todavía conservo en mi memoria:
Dulces himnos cantemos de gloria,
al maestro abnegado en loor...”

1 comentario:

deejayrig dijo...

http://elsalvadorblogs.blogspot.com/

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