miércoles, 17 de septiembre de 2008
Un día en el mercado
Ayer me dijo mi mujer muy disgustada:
“Necesito más pisto para el mercado.”
“Lo que das no alcanza para el mandado.”
“Todo está carísimo, no compro casi nada”.
“Es que vos no sabés comprar”.
-Le respondí, llevándomela de listo-.
“Yo no te voy a dar más pisto.
“Vos pensás que me lo vienen a regalar”.
“Pues no voy a ir al mercado a regatear”,
-Me dijo encachimbada mi mujer-.
“Lo que das ya no alcanza para comer.”
“Si no me creés, andá vos a comprar”.
“Así te das cuenta que todo ha subido
Y de lo cara que está la comida.”
“Vos todo lo ves pura vida”.
“La pasás de huevón, viendo el partido”.
“No sabés lo que es andar en el mercado
En medio de locatarias y mecapaleros,
Huyendo de ladrones y de mareros
Para traer las cosas del mandado”.
“Y cuando una quiere algo rebajado
Y una pide descuento cortésmente,
Las vendedoras te dicen amablemente:
“¿Qué crée, que me lo he hueviado?”.
“Y aunque llegue temprano y madrugue,
Para obtener las mejores ofertas,
Las vendedoras, siempre alertas
Te dicen:”si no compra, no mallugue”.
“Es que vos no hacés bien la cuenta”
“Voy a ir al mercado y te voy a comprobar
Que los hombres somos mejores para comprar
Pues las mujeres gastan más de la cuenta”.
“A ver si es cierto que te alcanza el dinero
Yo me quedo en casa viendo la novela.
Ya ni se si José Antonio se casó con Estela,
La última vez que la vi, fue como en Enero”.
“Te recomiendo hagás una lista”,
-Me dijo mi mujer, que no es nada bruta-
“Comprás huevos, frijoles, también fruta
Y no vayás al mercado vestido como turista”.
“Porque si te ven en shorts y en camiseta
Van a saber que no tenés la menor idea
De cómo en el mercado corre la marea
Y no vas a traer de vuelto ni una peseta”.
“Visto como me da la gana, es mi ropaje”
-Le respondí ya muy enfurecido-.
“Hasta el día de hoy no ha nacido
El que me quiera ver la cara de maje”.
Así que salí sin que me pararan,
Raudo y veloz al Mercado Central.
Tomé el bus cerca de la terminal…
…Solo a que me asaltaran.
“A ver todo el pisto”- gritó el ladrón
Sacando tamaña pistolota-.
“Que nadie se pase de idiota,
O lo mando directo al panteón”.
Del susto me agarró fuerte tembladera,
Pues ya me han asaltado anteriormente.
Así que todo cherche y tristemente,
Saqué todo el pisto de la cartera.
Cuando el ladrón al fin se bajó.
Nos dijo en forma amenazante:
“Ni se les ocurra poner denunciante”.
En mi mente le dije: “¡la puta que te parió!”.
No teniendo otra mejor alternativa
Sin pisto en la bolsa y todo acabado
Me dije: “ni modo, me toca pedir fiado”
Talvez se apiada alguna alma caritativa”.
“Doña Toñita Vda. de Funes
¿Me da fiado los aguacates?
Me robaron unos malacates
Se los pago el próximo lunes”.
“Hoy no se fía, mañana sí.
Fíjese que fiado ya murió”.
“ Mala paga lo mató,
Cuando tenga como, vuelva por aquí.”
“Por favor señora de la sandía
Déme fiado cuatro o cinco”.
“Me acaban de hacer un brinco”.
“Le juro que se las pago otro día.”.
“Ese cuento está muy choteado”.
“Todos vienen con ese cuento”.
“No tienen para pagar el sustento,
Y piden fiado en el mercado”.
“Le juro que es la puritita verdad,
Me acaban de asaltar en la camioneta”.
“Del susto hasta perdí una chancleta”.
“Los ladrones roban en total impunidad”.
“Don Memo, lo siento mucho.
Pero si fío no me tiene cuenta”.
“No pago la luz, tampoco la renta.
No puedo ni darle de hartar al chucho”.
“Un consejo le voy a dar:
Vaya al puesto de Don Amado.
Ese señor si le puede dar fiado.
Solo que porcentaje le va a cobrar”.
“¿Se refiere a Don Amado, el judío?
Ese viejo tiene fama de cabrón.
Ni modo, estoy en tremendo problemón
Quizás me salve de éste tremendo lío”.
“¡Buenos días don Amado!, ¿como le va?”
“Bor aquí, bor aquí, ya un boco mejor”.
“Con este clima loco de El Salvador
La salud y la blata se me va, se me va”.
“Don Amado, lo vengo a molestar”…
…“Ya decía yo que esa sonrisita
No era bara hacerme cordial visita”.
“¿Decime, en que te buedo ayudar?”
“Necesito que me venda fiado.
Un pollo, frijoles y margarina.
Arroz, macarrones y harina,
un cartón de huevos, y un pescado”.
“¿Y bor qué no vino esbosa a combrar?
Si ella no bide fiado y combra barato.
¿O es que ya no te funciona el abarato
Y el gusto atrás se te vino a voltear?”
“No es nada de eso Don Amado,
Es que le hice a mi mujer una apuesta.
Que comprar la comida, nada cuesta,
Y por pasmado, me vine yo al mercado”.
“Pero me salió mas caro el volado.
Pues, por llevármela de listo,
En el bus me robaron el pisto,
Y me dejaron sin un solo centavo”.
“Bero bor eso vos no te breocubés,
Yo se que vos sos buen bagador.
Conmigo bodés llenar el refrigerador,
Solo tenés que bagar bequeño interés”.
“¿Y cuanto es ese pequeño interés?
-Pregunté ya un poco preocupado-.
“Boquito”, -me dijo, riéndose de costado-.
“Solamente el veinte bor ciento…al mes”.
“¡Eso es un robo!”,- le dije maldiciendo-.
“Está peor que las tarjetas de crédito”.
“Usted gana más con el mensual rédito
Que en los productos que está vendiendo”.
“Tómalo o déjalo, es tu decisión”
-Me dijo Don Amado, el astuto judío-.
“Sos vos el que está metido en el lío”.
“Si no querés,…morite de inanición”.
“¡Por la grán puta, que cagada!”
“Ni modo, la cosa se me ha puesto bien dura”.
“A ver viejo cerote, adonde le firmo la factura”,
“Solo falta que mi mujer me eche una gran puteada”.
Llegué a mi casa caminando suavecito
Para no despertar a mi mujer dormida.
Guardé en el refrigerador toda la comida,
Y me puse a ver la tele, bien calladito.
En eso ella se da vuelta y despierta,
Y como presintiendo alguna tragedia,
Me dice: “Tardaste mas de hora y media,
Hasta te dejé la puerta medio abierta”.
“¿Trajiste toda la comida?”
“¿Seguro que no se te olvidó nada?”.
“Yo ya estaba preocupada,
Hasta me quedé dormida vestida”.
Para que no supiera que me había ido del carajo
Que me habían robado, y lo mal que la había pasado.
Le dije: “Me tardé un poco en el mercado
Porque me encontré unos cheros del trabajo”.
“Ellos van también al mercado a comprobar
Que sus mujeres dicen que el pisto no abunda”.
“Ellos también dicen que la mujer es bien dunda
Y que no saben al mercado ir a comprar”.
“¿Y cuanto gastaste, si se puede saber?”
“Pues no creo que hayas comprado barato”.
“Regresémonos juntos al mercado, otro rato,
Para ver cuanto pisto pagaste al escoger”.
-“NO”,- le digo-: “Salí a la calle, a ver si te dejo”
“Te repito que los hombres somos mejores para comprar”.
“Las mujeres no tienen idea de como ahorrar”
“¿Regresar yo al mercado?…¡NI PENDEJO!”.
Memo.
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